Cuando desperté tenia un terrible dolor de cabeza, me costaba una eternidad levantarme, cuando conseguí levantarme me hacerque al espejo de mi habitación, tenia ojeras y estaba muy pálida, no tenía nada de tiempo, tenia que ir al instituto, me vestí a toda prisa y baje las escaleras corriendo, al salir de mi casa vi a Aphrodi esperándome, fui corriendo a abrazarlo.
-Parece que hoy estas mejor.- Dijo con una amplia sonrisa en el rostro.
-Gracias a ti, al verte todos mis males se van jaja. - Dije con una expresión divertida en el rostro.
-Claro, soy un ángel jaja. - Dijo Aphrodi cogiéndome de la mano.
Cuando llegamos al instituto me dio un beso y se despidió de mi. Siempre me había preguntado dónde estudiaba Aphrodi, por esta zona no habían muchos institutos, en ese momento alguien me saco de mis pensamientos.
-Hola Sally, dale estas actividades a Glaciar, para que no se quede muy atrasada con las clases.-Dijo mi tutora dándome un tochon de fichas.
-vale. - Dije cogiendo aquel bloque de fichas.
-Dile a Glacier que cada día le voy a dar un par de fichas de todas las asignaturas y cuando pasen los tres meses me los tendrá que entregar. -
-vale. -Dije mirando todas las fichas que había, pobre Glacier, ni siquiera tiene tiempo para cuidar a su bebé y ahora tendrá que hacer un millón de fichas.
-¡ah! Por cierto, ¿cómo está el bebe?-Dijo la profesora con una sonrisa en el rostro.
- Esta bien, se parece mucho al padre jaja.- Dije riendo al recordar como el pequeño Matsu cuando todavía estaba en la barriga, todas las pataditas que pegaba, estaba hecho un futbolista como su padre.
-¡Qué bien! Dale muchos ánimos de mi parte. - dijo la profesora despidiéndose.
