Capítulo 3: Abrumado.

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A veces el amor duele, bueno, en realidad siempre, pero lo más doloroso es ocultarlo por miedo, cuando en realidad la otra persona puede estar pasando por lo mismo. Y ver a esa persona mirar con los mismos ojos que tú a él, a alguien más, duele y asusta a la vez. Eso, es el amor.

Alice llamó a Samuel, y él sorprendentemente le cogió.

- ¿Qué pasa? - Dijo de mala gana, no se encontraba de humor.
- ¿Podemos vernos? - El español de esta chica, a pesar de ser latinoamericana, sonaba más inglés que otra cosa, no se le entendía a penas.
- ¿Para?
- Hablar. Te veo en el bar de siempre.

Y colgó. Ahora Samuel debía encontrarse con esta tía, que le caía mal a más no poder.

"A Guille ni una palabra"

El mensaje apareció en su pantalla, "¡genial!" pensó irónicamente. Se vistió y partió hacia el bar donde habían quedado.

Mientras tanto Guille estaba tumbado en su cama, deprimido viendo el techo nuevamente. Los pensamientos estaban hundiendo su cabeza en un mar profundo, imposible de escapar. Se sentía abrumado, cansado y desesperado por respuestas.
Todo era raro, Samuel estaba distante y frío con él, y eso lo entristecía, ya que es su amigo, pero lo hacía sentir solo.

Su corazón se partía un poco cada vez que peleaban, todo es confuso.

Cuando el mayor llegó al bar, se encontró con la pelirroja sentada en una mesa con una taza de café, se sentó frente a ella con un rostro de cabreo, y esperó a que la chica decidiera hablar. 

- Bien... - Dijo alejando su taza de café. - Samuel, ¿qué tías? 

- ¿Eh? - Samuel no comprendía a qué se refería, hasta que recordó la noche anterior. - Lo he dicho para hacerle poner nervioso, es un tío fiel. 

El rostro de Alice no parecía relajado por la noticia, sólo mostraba un vacío enorme dentro de ella, y una forma rara de decir que no sabe qué sucede aquí. 

- ¿Vas a seguir odiándome? - Preguntó la chica. 

- No te odio Alicia. 

- Siempre me miras mal, además, no tengo nada en contra tuyo. No te voy a robar a Guille. 

- Ya lo hiciste. - Murmuró, y afortunadamente no lo escuchó. - Eso lo sé tía, no me lo robarás. No te miro mal, es mi forma de ser. 

Alice no mostraba creerle mucho, hizo una mueca y cambió el tema. Le ofreció algo para beber, pero él se negó, no tenía ganas de quedarse allí mucho tiempo más, era incómodo y desagradable para él, prefería volver a casa y continuar grabando. 

- Vale, yo me tengo que ir. - Dijo levantándose. - Lamento lo del otro día. 

[...]

- ¡Vegetta! ¿Cómo te encuentras? - Ahí comenzaba una nueva grabación de un gameplay nuevo. 

- Bien Willy, ¿y qué tal tú? - La voz de Samuel no sonaba aguda y chillona como de costumbre, sonaba baja y ronca, algo completamente inusual en él. 

Luego de un buen rato de grabar, terminaron, y Guille, que no es tonto, se dio cuenta de cómo estaba Samu, y no dudó en aparecer en su habitación al instante. 

Apareció por la puerta sin tocar, olvidándose de que su compañero puede estar ocupado o algo; lo pilló justo en calzoncillos. 

Samuel se dio vuelta en su silla, completamente sonrojados ambos, y fue a colocarse un pantalón deportivo que encontró tirado en el suelo, pero quedó con el torso descubierto. 

Compañeros amorosos ∫ wigettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora