Capítulo 8: Arruinado.

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El amor no se elige, no importa de quién te enamores, tu mejor amigo o amiga, tu ex, tu enemigo o enemiga, no importa el sexo, sólo importa el sentimiento que se comparte, que muchas veces es mutuo.

El móvil de Guillermo sonaba constantemente por los mensajes que Alice, su exnovia, enviaba sin parar. Ella moría de ganas de hablarle, y arreglar las cosas, pero estaba todo muy arruinado ahora, y él, ya tenía una verdadera persona. Pero las llamadas eran insistentes, y había que ponerle un fin.

-Alice, ¿qué quieres? ¿No ha quedado claro?

- Guillermo, no lo entiendes. No quise decir eso, de veras, lo lamento. – Que tía bipolar, al principio los odia, luego se arrepiente y termina odiándolos nuevamente.

- Lo dicho, dicho está. – Firmemente dio su respuesta.

- No, de veras... ¿No podemos vernos? – Se la escuchaba sollozar del otro lado de la línea ablandándolo.

- Si nos encontramos, ¿dejarás de llamar? – Ella sólo suspiró un "sí". – Vale. Hoy a las cuatro, en mi casa.

Y sin darle tiempo de elegir, oponerse o asentir, simplemente cortó. ¿Por qué en su casa? Porque así podría controlar la situación, y más teniendo a Samuel ahí. Además, así ella no podría intentar tirarse encima suyo, por la presencia de su compañero de piso. Así, estaba todo en orden y bien planificado.

Samuel se quedó grabando en su habitación con Guille, o bueno, Willy, ya que estaban grabando un nuevo episodio de su anhelada serie Apocalipsis Minecraft 3. Los chistes volaban, pim pam, uno tras otro, indirectas y momentos "Wigettiles", como muchos en los comentarios los llamaban.

Los dejaba sorprendidos siempre el hecho de que sus suscriptores se dieran cuenta mucho antes que ellos, tan sólo escuchando sus voces y viendo sus miradas, ya tenían toda la información que requerían.

Terminaron de grabar varios episodios de juegos juntos, ya que dentro de poco viajarían a España a ver a la familia y debían dejar todo preparado, y luego, se quedaron teniendo una buena y amistosa charla por Skype. Se mantuvieron conversando un buen tiempo, hacía rato que no tenían ese tipo de espacio. Siempre terminaban discutiendo, o a los besos, y a veces, necesitaban a su mejor amigo.

La hora "pactada" con Alice se había mostrado, y puntual, ella apareció tras la puerta. Subió con Guillermo por el ascensor y al entrar, fue directo al sofá del salón. Samuel seguía en su habitación grabando, sabía quién estaba, y quería aparecer de sorpresa.

-Vale, aquí me tienes. – Empezó Guillermo. - ¿Qué quieres decir?

- Guille, yo... no pretendía ofenderos, los celos me ganaban. – Sus ojos iban directos a los de él, con una mirada frívola. A él, no parecía convencerle mucho. – Vosotros se veis tan felices juntos, pero sé que lo estarás mejor conmigo. – Ahí venía la Alice que él conocía. – No puedes negármelo. ¿Qué vais a hacer? ¿Follar? Buena suerte intentando ser el pasivo.

- ¿Viniste aquí sólo para eso? Ya te puedes ir yendo.

- ¡No! Espera...

- Alicia, creo que dijo que te puedes ir yendo. – Samuel apareció finalmente en la escena dejándola helada.

- Moríos. – Soltó cabreada. – Le pediré al conserje que me abra.

Abandonó la habitación dejando el eco de sus tacos chocando contra el suelo. Los chicos procedieron a desparramarse en el sofá debido al cansancio. Se quedaron viendo el techo y respirando fuertemente.

-Parece que los dos tenemos problemas con tías... - Bromeó Guille.

- Serás tú, yo creo que Daniela lo entendió. – El menor le dedicó una mirada. – Okay, okay, sí, tenemos los mismos problemas.

Compañeros amorosos ∫ wigettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora