Maria Fe

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"La mujer que iba a su lado era una de las que llaman galantes, famosa por su abultamiento prematuro, que le valió el sobrenombre de Bola de Sebo; de menos que mediana estatura, mantecosa, con las manos abotagadas y los dedos estrangulados en las falanges."

Bola de Sebo – Guy de Maupassant

Bueno, casi hemos llegado al final de nuestra compilación y debo decir que esta es la historia más larga pero sin dudas la más extravagante y polifacética de todas (en serio, estimado lector, prepárese). Todo comenzó un febrero en casa de mi padre. Luego de haber regresado de un viaje de intercambio de Italia no hacía nada más que estar en casa, estudiando y terminando las tareas de verano que debía entregar el primer día de clases. Para entonces estaba por cursar el último año de escuela del sistema peruano y mi padre quería que empezara a hacer algo que tenga que ver con mi futura carrera universitaria, así que como quería irme a estudiar a un lugar de madre lengua inglesa me dijo que sería necesario que reiniciara mi estudio intenso de inglés. Dicho y hecho mi padre recordó que había un instituto de inglés muy cerca de casa por lo que investigué cuánto costaba y cómo serían las clases. El sistema se basaba en 6 ciclos de inglés básico, 12 de intermedio y 6 de avanzado. Ellos te metían en cualquiera de ellos a partir de los resultados de un examen de nivelación. En fin, tomé la prueba de nivelación y me pusieron en avanzado 1: "Bueno, medio año aquí y listo". Pensaba yo, asumiendo que nada pasaría... Oh, ¡qué chiquillo que era!

Tenía los libros, un cuadernillo cuyas hojas se rompían tan solo al contacto y un folder de papel plastificado que usé hasta que estuvo al borde de la desintegración: estaba listo para iniciar las clases. Justamente el día siguiente iniciaba el ciclo y recuerdo que quedaban poquísimos espacios disponibles, en mi mente decía: "oh bueno, seremos muchos así que todos pasaremos desapercibidos". Al día siguiente a las 5:40pm de la tarde me encaminé al instituto. Era una breve caminata de diez minutos así que no me apresuré mucho. El edificio del instituto era grande: en la entrada habían unas rejas de unos dos metros y medio que dividían al lugar de la calle. Se entraba y se tenía en frente a una construcción cuyo frontis eran ventanas gigantes color azul oscuro y se disponían en forma curvilínea, con la parte del medio más adelante. Visto que estaba en Avanzado tenía que subir tres malditas pisos y no, que hasta el último ciclo recién supe que había un ascensor.

Para mí no era novedad ser alumno nuevo por lo que no tuve reparo alguno en entrar al salón. El salón era amplio pero éramos demasiados alumnos. Veinte y cinco carpetas distribuidas en dos filas en forma de medialuna. Me tocó sentarme en la primera medialuna y a decir verdad: todos teníamos esa sensación del primer día, por lo que poco a poco mi miedo se iba disipando. Mi primer día terminó bien, cada uno se presentó brevemente y vi a una chica que en su momento me llamó la atención. Se llamaba Carolina, tenía cabellos negros, una gran frente expuesta al recogerse el cabello, una nariz regular y recta, ojos ligeramente separados por su peculiar cabeza redonda y labios color rosa oscuro. Siempre que la veía estaba o sonriendo o sumamente concentrada, me divertía matar mi tiempo viéndola, era una joven exquisita y simpática de ver cuanto menos. Sabía que no era hermosa, mucho menos alguien maravillosa pero verla de vez en cuando para mí era suficiente para ese entonces (sin sonar machista). Ya habían pasado algunos meses desde que me había gustado alguien de verdad, así que traté de evitar a toda costa que eso pasara. Por suerte lo conseguí, pues en todo ese ciclo no llegué a pasar a más que miradas con Carolina. Las clases iban bien, terminé el primer ciclo con 96 así que me sentía confiado y calmado. Una vez terminado el ciclo me puse a pensar: sería un nuevo ciclo y tendría la posibilidad de cambiar de horario, pero debido a que dentro de poco iniciaría la escuela tendría que mantenerme con ese horario visto que así podría ir a clases si problemas, llegar a casa, hacer algunas tareas y finalmente ir al instituto para volver y terminar alguna tarea inconclusa. Decidí finalmente mantener el horario y así como así comenzó el colegio. Muchos de ustedes se preguntarán por qué si empecé hablando de Carolina esta historia lleva el nombre de María Fe, pues calma pueblo que esto recién comienza.

Libro del mal amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora