Capítulo 45: De unicornios y caballos

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Narrador omnisciente

Una de las tantas habitaciones de la LQE se encontraba iluminada por los rayos del atardecer, las cortinas estaban en el suelo, destripadas, ahora convertidas en un puñado roto de tela de color canela. Coco se encontraba completamente espatarrado en un ancho sofá con el pie derecho sobresaliendo, descansando en la mesilla que estaba al lado donde, en su momento, el chico había construido una pirámide de seis latas vacías de cerveza. Sus fuertes ronquidos no parecían molestar a Selina y Trent que estaban sentados en una mesa cercana con un montón de papeles desperdigados, estaban ordenándolos, escribiendo, tachando... Estaban realizando el trabajo de la LQE que solo ellos terminaban haciendo.

De pronto la puerta se abrió y entró Adler quien cerró dando un portazo. Selina y Trent alzaron la mirada, sorprendidos, mientras Coco siguió durmiendo a pierna suelta. Selina frunció el ceño para luego seguir con su trabajo mientras Trent, con un enorme suspiro mal disimulado, mantuvo los ojos en Adler y preguntó con voz cansada:

- ¿Qué ocurre ahora?

- Nada – fue la respuesta inesperada de Adler quién se sentó en el sofá en el que se encontraba Coco, apartando su pierna en el proceso.

Coco dejó de roncar al instante, movió la nariz arriba y abajo con cara de molestia e intentó volver a colocar la pierna en su sitio pero Adler no se lo permitió.

- ¿Qué ha ocurrido? – volvió a preguntar Trent levantándose de la silla y apoyando las manos en el respaldo del sofá -. ¿Te han castigado otra vez?

- Nada – repitió Adler -, es solo... ¿os ha pasado alguna vez que no os creen aunque lo que decís es totalmente cierto?

- No – la que respondió fue Selina -, eso solo ocurre cuando eres un mentiroso y todo el mundo lo sabe.

- Admito que puedo ser muchas cosas – se quejó Adler -, pero no un mentiroso, y tú sabes eso, Selly.

Selina suspiró y finalmente dejó de mantener su atención fijada en los papeles para atender a la conversación sin sustancia que se acercaba.

- De acuerdo, es cierto, una de tus pocas cualidades es la sinceridad. ¿Qué ha pasado?

Adler sonrió como un niño pequeño con demasiadas ganas de contar su historia.

- Pues no os lo vais a creer. ¡Hatzar Macavity está coladita por Alex!

De inmediato Trent y Selina compartieron una mirada para, acto seguido, encogerse de hombros a la vez.

- ¡Aburridos! ¡Que sois unos aburridos! – se molestó Adler al notar que su noticia bomba no les causaba ningún tipo de emoción.

- Y tú eres un ruidoso – la voz de Coco, grave y adormilada obligó a que Adler lo mirara -. Apártate – con ambas piernas empezó a empujarlo para que se saliese del sofá que había ocupado a traición.

- Desalmado – se quejó Adler mientras era relegado al apoyabrazos -. ¡Y vosotros os hacéis llamar mis amigos! ¿Alguno de vosotros tiene sangre en la venas?

- ¿En serio Reed tiene novia? – preguntó entonces Coco mientras rebuscaba en el suelo un lata de cerveza que no estuviera vacía.

- ¿En serio vas a interesarte por esa absurda historia? – le recriminó Selina.

- Simplemente me parece insólito – respondió mientras encontraba una lata medio escondida debajo del sofá -. No me imagino que clase de chica puede ir detrás de semejante pardillo – Coco abrió la lata y se tomó un buen trago.

La Mordedura (Discontinuado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora