Capítulo 7: Música para mis oídos

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Narrador omnisciente

Kaitlyn y Alyson se quedaron detrás de la chica que las había estado esperando. Era una chica medianamente alta, delgada y esbelta; su pelo, rubio y salvaje, estaba recogido en una coleta alta y una de sus orejas exhibía cuatro pendientes. Parecía que estaba disfrutando del aire libre porque tenía los ojos cerrados y dejaba que el viento le acariciara suavemente el rostro.

-       ¿Aún están dentro? – preguntó en un susurro Alyson.

La chica se giró para mirarlas con sus felinos ojos verdes y asintió.

-       No me gusta hacer este tipo de cosas – dijo también susurrando -. No creo estar preparada para ello.

-       Pues deberías sentirte bien con esto, al fin y al cabo el año que viene deberemos hacerlo nosotras, queramos o no. Este es el último año para los veteranos – dijo Alyson.

-       Alania, ¿quién está dentro? – preguntó entonces Kaitlyn.

-       Coco y Gigi.

Las tres se quedaron en silencio, sabían perfectamente lo que eso quería decir.

-       Llamarlos por esos nombres solo hace que se vean como un mal dúo cómico – comentó Alyson mientras fijaba la mirada en una puerta metálica algo oxidada.

-       Algo que sin duda no son – negó con la cabeza Alania.

-       ¿Y no hay nadie más? – preguntó Kaitlyn -. Creía que Trent también estaría aquí.

Alania volvió a negar con la cabeza.

-       Si tenía que venir, aún no ha llegado.

Y entonces la puerta que tenían delante de ellas se abrió y dejó paso a otra chica. Era una chica alta que desprendía un aura atemorizante. Las tres muchachas, que hasta entonces habían estado esperando, inconscientemente dieron un paso hacia atrás al sentir y ver su presencia.

-       Maldita sea, Coco ha vuelto a mancharme la ropa – dijo furiosa.

Señaló su camiseta de tirantes, que enseñaba más de lo que ocultaba, y todas se dieron cuenta del color rojizo de las manchas de las que se quejaba. La sangre aún goteaba. Ni Alyson, ni Kaitlyn, ni Alania dijeron nada al respecto.

Se quitó la camiseta, quedándose en sujetador, y la tiró al suelo con un golpe fuerte. Luego se apartó el pelo de la cara, ese día de color negro azabache, su color original, y lo ató en dos coletas altas. Finalmente, sus ojos azules se dirigieron a las chicas.

-       ¿Algún problema? – preguntó duramente.

Ellas negaron con énfasis.

-       Pues ya podéis entrar, cobardes. Coco y yo ya hemos terminado, ahora él está llamando a la ISG, International Shapeshifting Guardians, para más señas. Se van a llevar a nuestro amable invitado.

-       Entonces, ¿ha hablado?

-       Para nada, pero como si alguno de ellos hablara alguna vez.

Narra Hatzar

Estaba empezando a comprender porque Allianna se había perdido con tanta facilidad. Realmente la Torre Norte era un auténtico laberinto de pasillos y puertas, para cuando ya estaba desesperándome, una figura oscura apareció como caída del cielo. Al principio no me di cuenta de su presencia, parecía solo una sombra, pero al acercarme me di cuenta de que era un chico de pelo oscuro y mirada fría. No sé porque, cuando nuestros ojos conectaron, dejé de andar. Había algo en él que me ponía los pelos de punta, y algo dentro de mi cabeza me pedía que echara a correr, pero como tampoco soy dada a los pálpitos sin fundamento, solo me quedé allí como clavada en el suelo.

La Mordedura (Discontinuado)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora