Capítulo II: El agujero del gusano y la madriguera del conejo.

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Alicia se tumbó en su cama, estaba exhausta. Todas las estupideces que había dicho comenzaban a pesar en su espalda. Que difícil se le hacía pensar en todo su esfuerzo perdido, ¡Ay, qué vergüenza que le daba, pensar en todo lo que acaba de decir!

<< ¡Ya te he dicho, no es un sueño, no lo es! - susurró una voz conocida, Alicia le prestó un poco de atención - ¡Alicia!>>

- ¿Quién es? - preguntó Alicia.

- ¿Qué acaso no me ves? - cuestionó una vocecita - Si te he estado viendo todo este tiempo.

- ¡Ha sido tú culpa! - dijo Alicia - ¿Por qué me sigues molestando? ¿Y dónde estás?

- ¡Aquí, niña-adulta estúpida! - le dijo. Alicia bajo un poco la vista y se encontró con una mariposa, era la Oruga Azul.

- ¿Oruga Azul? - preguntó confundida.

- ¡MA-RI-PO-SA! - resolvió agobiado, tomó una gran cantidad de aire y suspiró en su pipa, liberando distintas formas construidas por humo - ¿Qué no ves mis alas? ¿Acaso no te acuerdas?

- ¿Importa mucho si tienes alas? - dudó - Puedes tener lo que sea, pero podrías seguir sin ser lo que deseas.

- Estos asuntos van a hacer que pierda el juicio - dijo la Mariposa Azul.

- ¿Y yo qué? - dudó Alicia - ¡Tengo que escribir una carta de disculpas a todos, por su culpa!

- ¿Por nuestra? - cuestionó la Mariposa Azul - ¡Si eres tú, quién nos ha ayudado! ¿Qué no te acuerdas? Fue hace exactamente diez años.

- Apenas puedo recordar que pasó hoy - dijo Alicia - Así que si no me vas a ayudar, no me molestes.

- ¡Pero te quiero ayudar, quiero que salgas de El País de las Pesadillas! - dijo la Mariposa - Si no vuelves con nosotros, nuestro País de las Maravillas se transformará en uno como este. Si no maduras como niña y des-maduras como mujer, la epidemia de los trajes negros y los cerebros grises nos eliminará a todos, incluyéndote.

- ¿Y yo que tengo que ver? - dijo Alicia - Estoy estudiando, Mariposa. Necesito estudiar.

- No necesitas, es tu deber - dijo la Mariposa- No morirás por no estudiar, no te volverás loca. Pero si nos dejas, morir. La parte sensata de ti morirá, y con sensata, quiero decir loca. Pero loca de verdad, loca feliz, una loca que celebra todos los días, que ríe, que canta y que juega.

Alicia inhaló y exhaló de manera exagerada, haciéndole entender que estaba exhausta.

- ¿Y si te ayudo, me dejarás de molestar? - cuestionó, luego de que la Mariposa asintiera ansiosa, ella suspiró - ¿Y qué tengo que hacer?

- ¡Por supuesto, soñar! - la Mariposa, se exaltó bastante - Pero primero toma todos tus diarios, los diez y forma una escalera ascendente. Uno a uno, sobre el otro, y no cuestiones mi procedimiento.

Alicia obedeció de malas, no podía parar de pensar en lo estúpida que se debía estar viendo, pero por fortuna, ya no recordaba las locuras que había pronunciado frente a los Miembros del Comité Universitario.
Comenzó a apilar los libros, y contaba uno a uno los diarios que colocaba, cada vez que lo hacía, su tamaño se achicaba, entonces, retrocedió a su altura de los diez años.

- ¿Qué pasó? - dijo Alicia confundida.

- ¡Ahora sígueme, Alicia! - gritó la Mariposa revoloteando hasta el décimo diario. Alicia subió por los diarios y su tamaño se volvió diminuto, la Mariposa Azul, era aún más grande que ella. Alicia se subió sobre ella y planearon hasta un lugar que, a pesar de estar tan cerca de la casa de Alicia, se veía tan extraño e inexplorado, la mariposa entró por un hueco de un árbol y viajaron en este, durante segundos, minutos, horas, días, lo que fuese, nadie sabe si fue un viaje corto o un viaje largo, si subían o bajaban, Alicia pensaba en las maravillosas cosas que habían allí, que ella quería tener alguna de esos divertidos objetos en casa. Esta vez, no pensaba en ninguna de las leyes que conocía, como hacía cuando era pequeña. Porque realmente no le importaba.

Había una infinidad de objetos inútiles y extraños. Martillos con alas, roperos hechos de tierra, peines olorosos, papeles parlanchines.

Mientras más bajaba, Alicia se volvía más pequeña.

- ¿Esto no es cómo el Agujero del Gusano?

- Esto es la Madriguera del Conejo - replicó la Mariposa.

Luego de que por fin llegaran, Alicia pasó sin problemas por la pequeña puerta, y allí, observó el lugar.

- ¡Creo que ya recordé! - dijo Alicia.

- O quizá, nunca lo habías olvidado "realmente"...

- Pero, aún no me has explicado que vengo a hacer "realmente" - contestó Alicia.

- Tienes que ser una niña de nuevo - dijo la Mariposa - Todos son niños, siempre lo son. Pero se olvidan de cómo serlo, y tú nos has dejado de lado. Entonces, la naciente tormenta del adulto comenzó a matar esperanzas de niños.

- Es imposible, yo, estoy soñando ¿No?

- ¡No!

- ¿No?

- Entonces quizá sean las pastillas que tomé.

- ¡Deja de tontear y escúchame con muchísima atención! ¡Si no lo haces, lo que te diga te entrara por un oído y saldrá por el otro, cabeza hueca! – gritó.

- ¡Pero yo no quiero escucharle, sé que esto es un sueño!

- ¡Alicia, no lo es, te he dicho que no lo somos!

- ¡Mariposa, si lo es, te he dicho que sí lo son! – luego miró el reloj en su muñeca y se sobresaltó - ¡Debo apresurarme y escribir la carta de disculpas al congreso universitario! ¡Es mi chance para ser abogada!

- ¿Ese es tu sueño? – preguntó la Mariposa Azul.

- Los sueños no existen.

- ¡Alicia, los sueños existen, niña-adulta tonta y mientras existan, nada es imposible! - tronó la Mariposa Azul - Verás, tu misión aquí es traer color al País de las Maravillas, ¡Es derrotar a los enemigos de tu mente!



Alicia en el país de las pesadillas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora