Capítulo V: Lo que había detrás de la puerta

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Alicia dibujó y se alimentó durante las horas restantes antes de caer dormida otra vez. Se desmayó a las 3 a.m., al despertar estaba dentro del penúltimo cuadro que había pintado. Su cuerpo era el que solía tener a los nueve años.

Este penúltimo cuadro era el justo momento en el que ella, la Mariposa Azul y el ratoncito se quedaron cegados momentáneamente por la increíble luz que entró por la puerta. Fue lo último que alcanzó a ver.

Pero eso no evitó que Alicia dibuje su expectativa de lo que pensaba que habría detrás de esta: "Un atardecer rojizo y naranjado, con todas las tonalidades del dorado y un radiante sol escondiéndose para que la luna se muestre. Un césped verde manzana podado recientemente, cercano a un campo de flores parlanchinas rosas, violetas, azules, blancas y negras. También habían muchos animales de todo tipo, reales, mitológicos e inventados por Alicia. Muchos de los cuales aparecieron anteriormente en sus sueños. También había pájaros de todos los tamaños, alturas y tonalidades que adornaban con su canto el paisaje."

Pero así no era. No estaba siquiera un poco cerca de lo que sus ojos experimentaron. Sintieron la sensación de terror y decepción a la vez.

Lo que había detrás de la puerta era desesperante: "Un anochecer escarlata similar a la sangre coagulada, la luna parecía observar con pena lo que estaba ocurriendo en ese lugar escalofriante. Había un bosque de espinas cerca del pastizal crecido, que debía superar el medio metro de altura.
Los animales estaban escondidos en sus cuevas y no querían salir por nada del mundo, estaban temblando de frío y asustados ante los depredadores demoniacos que rondaban por allí. Las únicas aves visibles eran cuervos de color azabaches y buitres diabólicos"

¿Qué había pasado con el lugar que Alicia había creído que recordaba? El lugar alegre que había olvidado hace mucho tiempo y había recordado recientemente ¿No era más que una mera fantasía? ¿Una absurda ilusión?

- Esto es en lo que se convirtió el País de las Maravillas desde aquel día.

- ¿Qué día?

- Deberías ser capaz de recordarlo más que nadie – susurró la Mariposa Azul.

- El instante en el que abandonaste tu felicidad y tu niñez, para convertirte en lo que ahora en el espejo tu ves – cantó un enorme gato mirándola entristecido y luego afinó su voz bruscamente – Si no puedes encontrar recuerdos en tu memoria, entonces supongo que no es tu historia.

Alicia no podía recordar bien a que se referían. Entonces dudó por un rato.

- ¡Detente, niña, que estas pudriendo las rosas! – gritó la Mariposa Azul.

- ¡Oh, lo siento! – se disculpó Alicia – No fue mi intención herirlas.

Las flores ignoraban a Alicia o al menos eso creía ella. Entonces decidió hacer exactamente lo mismo.

- ¿Qué haces? – preguntó la Mariposa Azul.

- Ignoro a las flores – contestó Alicia.

- ¿Por qué? – preguntó el ratoncito.

- Simplemente porque ellas me ignoraron primero – refunfuñó – Que flores maleducadas, antes por lo menos eran interesantes.

La mariposa dio un largo suspiro de cansancio.

- Así parece, que hoy es su día trece – rimó un gato – Soy un gato de corazón y puedes bien llamarme gato rizón.

- ¡¿GATO?! – gritó el ratoncito cerrando la puerta, impidiendo que Alicia vuelva a la pequeña habitación.

- ¿Cuándo tiempo le tomará seguir ignorando a las flores? – se quejó la Mariposa Azul.

- Los adultos ignoran a los otros adultos cuando están enojados... Suele durar horas, días, años o para siempre – contestó el Gato rizón – Los he visto con la misma expresión que tiene Alicia, indiferencia y furia reprimida en el ceño, corren su mirada hacia la nada.

- ¡ADULTOS! – tronó la Mariposa Azul, y luego, acompañado del gato rizón que solamente estaba imitándolo de manera burlesca. perdió la cabeza. Se comportaba como lunático estirándose la cara y pellizcándose la piel - ¡Me cansé! No hubiéramos avanzado en absolutamente nada ¡Adiós!

Alicia en el país de las pesadillas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora