PROLOGO

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La guerra

La hipótesis para empezar este libro fue la siguiente: la guerra ha sido tan devastadora, tan cruenta, tan llena de trampas y mentiras, que nos ha
obligado a concentrarnos en ella y sus horrores. Y esa guerra tiene varias aristas: gobiernos corruptos atravesados por asesinos y por políticos al servicio de mafias secretas, guerrilleros conformando carteles de traficantes de drogas y secuestrando a los ciudadanos a diestra y siniestra, paramilitares genocidas obsesionados con la sangre y el exterminio, capos, sicarios, torturadores, víctimas por todas partes y en todos los estratos sociales.
Una realidad tan siniestra nos ha obligado a directores de cine, pintores, escritores, cronistas y ensayistas a retratar y reflexionar el entorno para no repetir la historia y para buscar una salida al mismo tiempo. El realismo ha sido nuestra impronta más característica. Ha sido difícil, por no decir casi imposible, escapar de esa percepción y de ese modo de procesar la información.
Sin embargo, mi hipótesis es que en la sombra, en los subterráneos de nuestra sociedad, otras formas de percibir, otros modos de aprehensión del entorno, otros imaginarios han permanecido vivos en ese enorme y rico inconsciente colectivo. Ciertas sabidurías, ciertos cultos, ciertas creencias, ciertas categorías míticas y ciertas elaboraciones arquetípicas están aún aquí, a nuestro alrededor, solo que no ha habido la disposición ni el espacio cultural suficiente para desenterrarlas y sacarlas a la luz.

un autor como René Rebetez (viajero, místico, estudioso del esoterismo, maestro sufi, escritor de ciencia ficción) nunca obtuvo el lugar que merecía porque el realismo, justamente, era y sigue siendo la óptica imperante. supongo que cientos de jóvenes escritores de literatura fantástica o de anticipación no encuentran donde publicar sus textos porque el realismo es un discurso de poder que les impide a las editoriales y las revistas abrir sus puertas de par en par.

quiero aclarar que en ningún momento me ha parecido equivocado que el realismo se haya apoderado de la oficialidad cultural. ni mas faltaba. hace parte de nuestra historia, de nuestra manera mas comprometida y honesta de combatir creativa mente una inmediatez sucia y tramposa. yo mismo he estado en primera linea trabajando a fondo una obra con fuertes tintes de hiperrealismo urbano. no obstante, nunca he perdido de vista esos otros imaginarios, esos otros modos de percepción,esas otras disciplinas de pensamiento que se mueven en las sombras. Y creo que ha llegado el momento de auscultar en ellas, de encender la linterna para para echar un vistazo en la oscuridad, de proponer un viaje por el asombro y el misterio. Quizá en ese tránsito mágico hallemos una imagen de nosotros mismos que complemente de alguna manera el rostro dibujado por la guerra. Quizá si dejamos de hablar tanto sobre la guerra los mismos guerreros se sientan menos protagónicos y cambien de oficio. Quizá negarnos a escribir sobre ellos sea una forma de demostrarles que no tienen el control. Quizá si empezamos a soñar con otros asuntos desarticulemos la guerra y seamos capaces de abrir nuevos espacios para nuestra cotidianidad.



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