Capítulo 7

216 16 0
                                    

—¿Pequeña qué haces aquí? ¿Cómo entraste? —le pregunté con cuidado. La niña sonrío y después corrió gritando hacia mí.

Me quedé pasmada sin poder moverme, la niña pasó muy cerca de mí, ni siquiera volteé a ver hacia donde se había ido. Caí sobre mi muslo derecho poniendo las manos en el suelo, mi boca estaba abierta y yo seguía en shock. ¿Cómo estará Chanyeol? ¡Chanyeol! Me levanté de golpe y corrí hasta su habitación, abrí la cerradura de la puerta y entré corriendo.

—¡Chanyeol! —corrí hacia él y lo abracé con todas mis fuerzas enterrando mi cara en su pecho.

—¿Qué pasa, Janet? ¿Estás bien? —me preguntó preocupado.

—N-no, v-vi a una niña.

—Tranquila —me abrazó con delicadeza—. Trata de tranquilizarte para que me digas qué fue lo que sucedió.

Hice caso a lo que él me dijo y me tranquilicé, inhalé bastante aire, suspiré y hablé.

—Vi a una niña afuera del ascensor, le pregunté qué hacía aquí y cómo había entrado, entonces de pronto corrió hacia mí gritando, pasó junto a mi costado derecho y siguió corriendo. Verdaderamente no supe hacia dónde se dirigió. La niña estaba pálida, y lucia más por su cabello rubio; tenía los labios tenuemente morados y llevaba una bata blanca de pacientes que le llegaba hasta los tobillos. Chanyeol, ¿me crees verdad? —le pregunté temblando al recordarla.

—Sí, por supuesto que te creo —me respondió con sinceridad—. Lo que te ocurrió fue mi culpa, lo siento tanto Janet, si no te hubieras quedado conmigo hasta esta hora nada de esto hubiese pasado.

—No te culpes, me gustó quedarme contigo aunque me haya pasado esto.

—Deberías regresar a casa, ya es bastante noche —se separó un poco de el abrazo.

—No quiero salir de aquí sola. Chanyeol ve conmigo —tomé su mano suplicando.

—Pero no puedo salir de aquí, todas las mañanas vienen a revisar que cada paciente esté en su habitación.

—Entonces me quedaré aquí contigo —dije firme.

—¿No te parece algo descabellado quedarte con una persona como yo aquí? —preguntó con dolor en sus palabras.

—Chanyeol, ambos sabemos que tú no estás loco y que estás más cuerdo que todos en este maldito hospital. Además, no sé porqué pero contigo me siento segura en este momento.

Chanyeol

Acaba de decir que se siente segura conmigo, eso realmente no me lo esperaba.

—¿Realmente te sientes segura conmigo? —le pregunté con emoción.

—Sí, bastante —me dijo sin rodeos—. Entonces, ¿puedo dormir contigo esta noche?

—Sí, sí puedes. Yo dormiré en el piso, tú duerme en mi cama.

—No, de ninguna manera —se dirigió a mi cama.

—¿Por qué? —pregunté con confusión.

—¿No tienes sentidos? Está haciendo frío, ya estamos entrando a lo fríos de diciembre —me dijo obvia—. Dormiremos ambos en tu cama, ¿o acaso piensas que te voy a violar o qué? —me preguntó riendo, a lo que yo reí también.

—No, es sólo que pensé que tal vez tú querías tu espacio y lo iba a respetar.

—Gracias por respetarme, pero no dejaré que duermas en el piso —tomó mi mano y me jaló para que me sentara en la cama—. ¿Qué lado quieres?

—Tú elige primero de qué lado quieres dormir.

—De acuerdo, quiero el lado izquierdo.

Ambos nos quitamos los zapatos y nos acomodamos en el lado que habíamos escogido dándonos la espalda.

—Chanyeol...

—¿Sí?

—¿Dormiremos con la luz prendida? —me preguntó susurrando.

Demonios.

Me levanté, me dirigí hacia el interruptor de la luz y, cuando lo apagué, corrí nuevamente a la cama y me tapé con las cobijas. Janet soltó una carcajada por mi acción.

—No te burles —hice un puchero aunque ella no me viese.

—Es que te veías tan gracioso tratando de apagar la luz desde lejos para luego correr nuevamente a la cama —dijo riendo nuevamente.

—No te burles, ahora realmente tengo miedo.

—De acuerdo de acuerdo, ya no me burlaré.

Ambos estábamos quietos en la cama tratando de encontrar el sueño sin cruzar palabra alguna, cuando de momento unos ruidos empezaron a hacerse presentes en el pasillo.

—¡Chanyeol! —me llamó susurrando. Sentí como se volteó y me abrazó de la cintura enterrando su cara en mi espalda.

—Tranquila —tomé su mano y la acaricié—. Esos ruidos son normales, todas las noches se escuchan a esta hora. Debe ser alguna instalación, después de todo este hospital ha sido remodelado cómo unas tres veces o más —le expliqué encontrando algo lógico en qué pensar.

—¿Seguro? —me preguntó menos tensada.

—Sí, es lo más lógico.

—De acuerdo. ¿Puedo dormir así? No quiero voltear a ver hacia la puerta.

—Sí, duerme como te sientas cómoda.

La escuché suspirar y relajarse, yo igual me relajé, y de un momento a otro, ambos conseguimos el bendito sueño olvidándonos de todo lo que pudiese ocurrir en el hospital.

¿Quién es el asesino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora