Capítulo 8

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Janet

—Janet, hey Janet —sentí una mano mover mi cintura delicadamente.

—¿Mhm? —pregunté adormilada tratando de abrir los ojos.

—Son las seis y media, los enfermeros vienen a revisar las habitaciones a las siete.

—¿Puedo dormir un rato más? Mi turno comienza a las nueve —respondí cubriéndome con las cobijas.

—Sí puedes, pero ¿no quieres ir a darte una ducha a tu casa y a cambiarte de ropa? Tu hermano debe estar preocupado por ti.

—Es verdad —contesté abriendo los ojos—. Volveré a las nueve —le informé bostezando.

Me quité las cobijas de encima y me incorporé en la cama, me puse mis zapatos y me arreglé el cabello.

—Nos vemos dentro de dos horas y media —le informé sonriendo mientras me levantaba de la cama y le decía adiós con la mano.

Salí de su habitación y me dirigí corriendo hacia el ascensor, entré en él y oprimí el botón numero uno. Cuando llegué hasta ese piso, salí del elevador, caminé por el pequeño pasillo que daba hacia la recepción y me dirigí a la entrada, en esta me encontré con el empleado de seguridad. El chico tiene la misma edad que yo; estatura alta, ojos color ámbar, cabello negro, tez blanca y bastante atractivo. Es amigo de Sohee y mío.

—Buenos días, Jordan —lo saludé—. ¿Me puedes permitir la salida? —pregunté amablemente ya que aún no abrían las puertas del hospital.

—Buenos días, Janet —me saludó—. ¿Qué haces aquí tan temprano? ¿Pasaste la noche aquí? —me preguntó frunciendo su ceño.

—Sí, es una larga historia —contesté de esa forma para que no me interrogara en este momento—. ¿Me puedes permitir la salida? Por favor.

—Por supuesto —abrió la puerta de la entrada principal y me cedió el paso—. Adelante, que tengas buen día —me sonrió.

—Muchas gracias, igualmente.

Salí del hospital y me dirigí a paso rápido hacia la parada de autobuses para tomar un taxi. Cuando al fin conseguí uno, subí en él y le indiqué la dirección de mi edificio al conductor.

Cuando llegamos hasta el edificio el auto aparcó frente a él, le pagué al señor por su servicio y bajé del coche. Me adentré a el inmueble mencionado y saludé al portero amablemente para luego seguir caminando hasta llegar a un elevador, entré en él y oprimí el botón número 5. Al llegar hasta ese piso, salí del ascensor y me dirigí hasta mi departamento, inserté mi llave en su puerta y entré.

El lugar estaba tan silencioso y tranquilo, así que aproveché para ir a la cocina y desayunar algo. Por suerte sobre la plancha de mármol había una jarra de jugo de naranja recién preparada, seguramente era de mi hermano.

—Sehun gruñirá por esto, pero tengo bastante sed —susurré.

Tomé uno de los vasos que estaban acomodados en el porta platos y me serví el líquido que contenía la jarra.

—Janet, ¿Janet eres tú? —preguntó mi hermano desde el pasillo de las habitaciones. Dejé de tomar el jugo y contesté.

—Sí, soy yo —coloqué el vaso que había utilizado en el fregadero y salí de la cocina.

—¿¡Por qué no llegaste anoche!? —me regañó SeHun estando aún en el pasillo—. ¡Pensé que te había ocurrido algo, ni siquiera contestabas tu celular!

—Lo siento Sehunnie, se me descargó y no llevaba mi cargador —le expliqué tranquilamente.

—¿En dónde estuviste y con quién? —me preguntó con seriedad caminando hacia mí.

—En mi trabajo.

—¿Cómo rayos pudiste pasar la noche en ese lugar? ¿Con quién estuviste? —su expresión pasó de ser una molesta a una cara de sorpresa.

—No la pasé sola, estuve con mi paciente. Pero esa realmente es una historia larga, así que ahora me iré a bañar porque tengo que regresar a las nueve a mi trabajo —le expliqué rápidamente comenzando a caminar hacia mi habitación—. Ah, por cierto —dije deteniéndome a la mitad—, el jugo estaba delicioso, gracias por preocuparte por mí hermanito.

Lo vi voltear lentamente hacia la cocina y después mirarme a mí con una expresión matadora, únicamente reí y seguí caminando hacia mi habitación.

Estando en mi cuarto, decidí darme una ducha para asearme y estar presentable en mi trabajo, no pienso dar malas impresiones ahí. Cuando terminé de bañarme, salí de la regadera y me envolví el cuerpo con una toalla para empezar a secarme. Cuando mi cuerpo estuvo lo suficientemente seco me puse unas bragas y un sostén, después me vestí con un pantalón negro y una camisa blanca de algodón. Salí del baño y caminé hasta mi closet, de ahí saqué unas zapatillas blancas con un tacón de 8 cm y enseguida me las puse para después proseguir a arreglar mi cabello. Para no demorarme tanto tiempo únicamente me cepillé el cabello en líneas rectas y me apliqué un poco de maquillaje sencillo en la cara. Estando ya lista, salí de mi habitación y me dirigí a la cocina. 

—Sehun, ¿quieres salir a desayunar algo conmigo? —le pregunté a mi hermano desde el umbral de la puerta, él estaba sentado en el sillón pequeño de la sala mirando la televisión—. Aún me queda media hora y no hay nada bueno que desayunar aquí.

—De acuerdo —me respondió apagando la tv, se levantó del sofá en donde yacía sentando y caminó hacia la puerta.

Ambos salimos del departamento y lo cerramos con llave para después bajar hasta el primer piso en el elevador. Salimos del edificio y caminamos únicamente dos cuadras abajo para poder llegar a nuestro restaurant favorito de comida china.

—Y dime, Janet, ¿quién es tu paciente? —me preguntó mi hermano terminándose sus fideos.

—Chanyeol —terminé de comer lo último que le quedaba a mi plato de ramen y me levanté de la mesa junto con él.

La comida se pagaba en el momento en que te la entregaban, ese era uno de los motivos por el cuál nos gustaba este lugar.

—¿Chanyeol qué? —me preguntó cuando ya nos acercábamos a la salida del restaurant.

—Vaya, realmente estaba delicioso ese ramen —adulé la comida saliendo del local con mi hermano a mi lado—. Nos vemos más tarde, esta vez sí llegaré a casa —dije entre risas y haciendo caso omiso a su pregunta.

—Más te vale, o si no yo iré por ti hasta tu trabajo y te traeré cargando a casa como niña de seis años.

—No hace falta, sí llegaré —sonreí—. Hasta la noche, te quiero hermanito —me despedí de él haciendo un ademán con la mano.

Paré un taxi que pasaba en ese momento por la calle y éste me llevó hasta mi trabajo. Ya debería conseguir un auto, es molesto tener que ir siempre en taxi. Le pagué al taxista por su servicio cuando llegamos a el hospital y bajé del auto. Caminé tranquilamente hasta adentrarme al lugar, y estando en la recepción saludé a Sohee cuando la vi.

—Buenos días, Sohee —la saludé con una sonrisa.

—Buenos días, Jan —me saludó llamándome por mi apodo—. Oye... —corrió fuera de su cubículo y se dirigió hasta mí— ¿Es verdad que pasaste la noche aquí, chica demente? —dijo agarrando mis hombros.

—Jordan... —susurré rodando los ojos—. Fue una noche bastante rara, pero luego te la contaré, por ahora lo único que te diré es que este hospital realmente tiene historia —le sonreí, me solté de su agarre y seguí con mi camino para llegar a la habitación de Chanyeol.

Cuando llegué al cuarto de mi paciente, abrí la puerta con sigilo y entré.  Encontré a Chanyeol sentando frente a su escritorio haciendo un dibujo, o creo que simplemente escribiendo.

¿Quién es el asesino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora