Capítulo 1

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Janet

Iba camino a mi trabajo tratando de no pensar en el nuevo paciente que había ingresado ahí el viernes pasado. Lo vi únicamente de lejos y pude notar que el chico es bastante guapo, demasiado como para creer que tiene algún problema mental. Llegué a mi trabajo y entré mostrando una buena actitud.

—Buenos días, señorita —me saludó la secretaria.

Ella es una jovencita de 19 años, muy linda y bastante amable. Nos consideramos amigas.

—Deja las formalidades, Sohee —reí—. Somos amigas, llámame por mi apodo.

Ella me sonrió asintiendo con la cabeza y yo continué hacia mi destino. En el proceso me encontré con el director del hospital.

—Buenos días, Janet. ¿Qué tal el día? —me preguntó sonriendo.

—Buenos días director Franks —le respondí con una sonrisa—. Muy bueno, ¿y el suyo?

—Igualmente —contestó—. Quería preguntarle algo.

–Sí, por supuesto.

—¿Con qué paciente estás trabajando ahora?

—Con Dennis Hanks, ¿por qué la pregunta? —pregunté con curiosidad.

—Bueno, como sabrás hay un paciente nuevo, su nombre es Park Chanyeol. Quiero que trabajes con él, tú eres de mente muy abierta y creo que eso le vendría muy bien al joven.

—¿Por qué, qué problema presenta?

—No es muy grave, lo trajeron a tiempo. El problema que él presenta es fobia.

¿Sólo fobia? Dios, eso es fácil de tratar —pensé.

—¿Fobia hacia qué? —volví a preguntar con curiosidad.

—Al fuego. Sólo eso sabemos, no quiere decir más. Entonces, ¿aceptas trabajar con él?

Obvio no me iba a negar, él chico es tremendamente guapo.

—Por supuesto que sí, con gusto —sonreí.

—Perfecto. Ven, te mostraré su habitación.

Ambos partimos hasta la habitación de mi nuevo paciente, era la numero 57 ubicada en el tercer piso. Nos adentramos a esta y nos encontramos con el chico sentado en su cama mirando por la ventana.

—Te dejaré con él para que socialicen. Me voy a retirar para darles tiempo a solas —me informó el director susurrándome al oído.

Salió de la habitación y cerró despacio la puerta. Carraspeé llamando la atención del chico.

—Hola —sonreí—. Soy la psicóloga Janet y yo cuidaré de ti, te ayudaré a superar tu problema con el fuego —me acerqué con seguridad, tomé una silla y me senté frente a él—. Puedes contarme tus temores y miedos, yo te ayudaré a superarlos, puedes confiar en mí, seré tu caja de secretos, pue... —me interrumpió.

—No estoy loco —me informó con un tono de molestia.

—Lo sé, sé que no lo estás —respondí para después regalarle una sonrisa.

—¿Entonces por qué estoy aquí? Que le tenga fobia al fuego no significa que esté loco, además, tampoco era para traerme a este lugar, ¡quiero irme de aquí! —elevó su voz algo impaciente.

—Tranquilo, escucha, la fobia crece y si no es atendida puede empeorar. Tú estás a tiempo de superarla, déjame ayudarte, te prometo que estarás bien —escuché un bufido por parte de él.

—Promesas, claro, ¿más? —me miró con seriedad.

—¿Qué pasa con ellas? Soy una chica de palabra y prometo que te ayudaré.

—Yo era un chico apasionado por las cosas que me gustaba hacer, y mírame ahora, estoy en un maldito manicomio. Yo no creo en las promesas.

Iba a decir algo más pero él se levantó de la cama y caminó hacia una repisa que contenía libros, dejándome a mí con la palabra en la boca. Me levanté de la silla y me dirigí hacia él, me paré a su izquierda y hablé.

—Necesito hablar contigo ¿sí? Yo te comprenderé, pero necesito conocerte, ni si... —volvió a interrumpirme.

—No quiero que me conozcas, huirías de mí, como mis padres —miré su expresión y la verdad es que, no pude descifrarla. Él es un chico frío y cortante.

—Pero si me explicaras lo que te ocurrió yo podría... —fui interrumpida por tercera vez.

—No, no te hablaré de mí —me miró—. No necesito tu ayuda, no estoy loco, y tampoco... —hizo una pausa dudando a cerca de lo que iba a decir—. Olvídalo.

—¿Y tampoco, qué? —toqué su hombro y él se tensó a mi contacto.

—Nada, olvídalo —retiró mi mano con cuidado y se dirigió hacia el escritorio que yacía acomodado en una esquina de la habitación. Se sentó y comenzó a escribir algo.

No sé la razón pero, sentí una sensación extraña cuando tocó mi mano.

¿Quién es el asesino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora