Capítulo 13

168 13 0
                                    

—Ya lo creo, tú eres un buen chico —me sonrió.

—Gracias. ¿Y cómo son los tuyos? —le hice la misma pregunta aunque ya sabía cómo eran ellos.

—Son buenas personas, aunque casi nunca conviví con ellos, siempre pasé más tiempo con mi hermano menor.

—Ya veo —le sonreí.

Es bastante agradable platicar con Janet, tiene un humor encantador. Nunca me aburriría de estar con ella.

Pasamos la tarde platicando y jugando, eso es lo que más extrañaba. Prácticamente mis terapias se habían ido al olvido, aunque realmente no las necesitaba.

–Vaya, que rápido se pasa el tiempo —dijo Janet mirando la pantalla de su celular— son las 7:20 —rió—. Estando contigo siento que el tiempo no nos alcanza.

Otra vez esa sensación volvió a surgir en mi interior cuando me confesó eso, ella me hacia ponerme nervioso y hacerme sentir sensaciones especiales. Sólo ella.

—Es verdad, tienes que regresar a tu casa. No quiero que te ocurra nada.

Janet

Moriré de ternura por este chico, se preocupa mucho por mí aunque sólo llevemos tres días de conocernos.

—Esta bien, volveré mañana —le respondí, me acerque a él y le di un beso en la mejilla haciéndolo sonrojar al instante.

Salí de su habitación y me dirigí a paso rápido hacia el elevador, entré en él cuando las puertas se abrieron luego de unos segundos después de que yo seleccionara el botón para que éstas se abrieran. Oprimí el botón del primer piso y cuando estaba acomodando unas cosas dentro de mi bolso un rímel salió volando en el momento en que saqué unas hojas sueltas, me agaché por él y mi ceño se frunció al ver sobre lo que había caído mi cosmético.

—¿Pero qué? —murmuré en voz baja.

Levanté mi rímel y debajo de este había una fotografía del año de 1979, o al menos eso decía en su reverso. La foto mostraba a una pequeña niña rubia de ojos azules sonriendo, rápidamente recordé a la niña que vi hace un día y, sin duda era ella. Estaba a punto de arrojarla nuevamente al suelo, pero después pensé en guardarla y mostrársela mañana a Chanyeol. Él elevador se detuvo en el primer piso y salí de él. Comencé a caminar hacia la salida y estando cerca de ahí me encontré con Jordan.

—Hola, linda —me saludó de manera amistosa.

—Hola, Jordan —respondí y sonreí.

—Tengo una pregunta, ¿puedo?

—Por supuesto, ¿cuál es tu pregunta?

—¿Sabes en dónde guardan los expedientes de los pacientes, a parte del sótano? Me pidieron uno, pero no lo encontré —me respondió con algo de timidez.

—Mhmm no, supongo que han de estar en la bodega o tal vez en la oficina del director. Todo es dependiendo de la clase de paciente que ingrese aquí.

—Tienes razón, gracias. Nos vemos —abrió la puerta por mí.

—Gracias, buenas noches.

Salí del hospital y fui directamente a tomar un taxi a la parada de autobuses. Realmente debo comprar ya un coche.

Cuando por fin llegué a mi departamento encontré a Sehun en la puerta principal charlando con una chica, lo miré de manera pícara antes de entrar a la casa y él sólo rodó los ojos. 8 minutos después, Sehun entró suspirando con una sonrisa triunfante.

—Vaya hermanito, ¿quién es esa chica plástica ahora? —le pregunté sentándome en el sillón mediano de la sala. Encendí la televisión.

—Sólo es una amiga, no es nada más que eso —me respondió sentándose junto a mí.

—Bueno, si tú lo dices.

—¿No me crees? —me preguntó enarcando sus cejas—. Bueno y si no lo hicieras, ¿qué tiene de malo llevarme con chicas?

—Sí te creo. Y realmente sí tiene algo de malo, la chica parece ser bastante mayor para ti.

—Ay por favor hermana, sólo son cuatro años de diferencia.

—¿Sólo cuatro años? Dios, Sehun. Me agradaba más Julie, ella si valía la pena —lo miré molesta.

—Ya no hablemos de esto, yo jamás critiqué a tu novio. Bueno realmente sí, pero fue cuándo se convirtió en un psicópata.

—¿De qué hablas, Sehun? —le pregunté entrecerrando los ojos.

—Mierda... —murmuró, pero igual lo escuché—. De nada, olvídalo.

—Me vas a decir, es una orden.

—No te diré nada, sólo fue una broma. Tú ni siquiera has tenido novio.

—Te equivocas, tonto.

—Ya dejemos de hablar de esto, por favor.

—Bien, pero te advierto que no quiero a esa tipa a tu lado, ¿entendiste? Apuesto a que no llevas ni una semana de conocerla.

—Es buena chica, y te equivocas, llevo semana y tres días de conocerla —lo fulminé con la mirada y rodé los ojos.

—Búscate una de tu edad o mas chica que tú —lo regañé—. Pero bueno, ya será tu problema si te hace sufrir.

—Pues si ella lo hace, será mi sufrimiento, no el tuyo —se cruzó de brazos.

—Pareces un niño pequeño —bufé.

—No es verdad —hizo una mueca—. Por cierto, ya que estamos charlando, ¿cuál es el apellido de tu paciente? —me preguntó mirándome a los ojos.

¿Quién es el asesino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora