Epílogo

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Chanyeol

Hoy era viernes por la tarde y me encontraba saliendo de mi trabajo, estaba ansioso por llegar a mi casa y ver a mi esposa. Eso sin duda.

Salí de la compañía en la que trabajo como administrador, acompañado de mi portafolio y las llaves de mi auto, caminé hasta el estacionamiento y me dirigí hacia mi vehículo.

Abrí el auto y me adentré en el para después encenderlo. Minutos después ya me encontraba manejando por la carretera de Seúl con destino a mi hogar. Esto me demoró 20 minutos.

Aparqué el auto en la cochera de mi casa y bajé de el. Cerré la puerta del pilotó y le coloqué la alarma para después caminar hacia la entrada de mi preciado hogar. Inserté mi llave en la cerradura de la puerta y la abrí.

—Cariño, ya llegué —le informé a Min Ha cuando cerré la puerta a mis espaldas.

Esperaba con ansias que mi esposa me recibiera con su preciosa sonrisa y tirándose a mis brazos para besarme como todos los días lo hacía. Pero no fue así.

—Chanyeol... —habló Min Ha caminando rápidamente hacia mí.

—¿Todo bien? —le pregunté al verla agarrar su chamarra y sus llaves de la casa.

—Sí, únicamente iré a comprar unas cosas al súper y después pasaré a ver a Yoora —me avisó acercándose a la puerta—. ¿Me prestas las llaves del auto?

—¿Quieres que te lleve? —le pregunté dejando mi portafolio en la mesa que estaba junto a las escaleras.

—No es necesario —respondió rápidamente—. No me tardaré.

—Como digas —contesté entregándole las llaves del auto.

—Volveré rápido —me informó dándome un casto beso en los labios.

Asentí y ella salió de la casa cerrando la puerta a sus espaldas. Ahora que estamos en Corea, puedo llamar a Janet por su nombre en coreano, Oh Min Ha. Realmente me gusta más ese nombre.

Hace tres meses que estoy casado con ella; después de todas las malas experiencias que ocurrieron en el hospital psiquiátrico Stites, ella dejó de trabajar ahí y juntos, con mi hermana y su hermano regresamos a Corea. Nuestra boda se celebró en Seúl en un lujoso salón después del mes en que yo le pedí que fuera mi esposa oficialmente. Eso lo hice llevándola de paseo en helicóptero, y en lo alto de un edificio mandé a hacer un cartel de luces led que decía: ¿quieres ser mi esposa? y le di un precioso anillo de oro. Somos felices, eso no lo dudo, pero ella aún no puede quedar embarazada. Realmente no estoy desesperado por tener un hijo, pero admito que sí me gustaría tener uno.

Me dirigí hasta la sala y me senté en el sillón grande para después encender la televisión y colocar el canal SBS.

Para mi suerte, lo digo de forma sarcástica, estaban pasando el programa de Oh my baby.

Decidí apagar la televisión y descansar un rato, hoy había sido un día agotador y no quería deprimirme viendo a tantos tiernos bebés.

Me quité mis zapatos y me acosté a lo largo del sillón, pronto comencé a sentir como el sueño me vencía.

—Cariño, ya llegué —se escuchó lejanamente y me removí en el sillón poniéndome boca abajo.

Sentí como mis párpados se cerraban nuevamente, pero en ese momento un peso sobre mi espalda lo impidió.

—Cariño —susurró Min Ha en mi oído.

—¿Uhm? —dije acariciándole la pierna que tenía apoyada en el suelo.

¿Quién es el asesino?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora