~Final~

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"Necesitaba oírte decir: Te amo"

"¡Mujerzuela! ¡Mal agradecida! ¡Estúpida! ¡Rota! ¡Pobretona!" - Tales palabras sonaban en mi cabeza al son de mi palpitar. Y es que cuando una familia entera te busca para enfrentarte, es algo complicado, pero si tienes a tu mejor amiga y a tus padres en frente para defenderte, todo estará bajo control. No hay nada que un buen golpe no calle, dice mi madre y me lo ha demostrado... Mentiría si dijera que todo me ha salido bien este último tiempo. Un mes después de mi matrimonio, creo que todo marcha normal, a pesar de que la gente me apunta con el dedo o habla a mis espaldas de lo escurridiza que soy. Me gané una mala reputación en el barrio y con mucha gente externa, pero a pesar de eso, me siento aliviada y tranquila. Mis padres se habían encargado de darme todo el amor y el cuidado que necesitaba en los difíciles momentos, y mi mejor amiga de hacerme sonreír cuando creí que sería imposible. De vez en cuando aparecía el recuerdo en mi mente, ese amargo y desagradable recuerdo, que era como volver a vivir lo pasado. Me acuerdo de haber dado los pasos necesarios para llegar al lado de mi futuro esposo, y escuchar incómodamente las típicas palabras dichas en las bodas. Pero el terror llegó cuando escuché e 'sí' de Diego, lo dijo sonriente y decidido, aceptando amarme y respetarme para toda la vida, aunque eso se rompió cuando quedé en silencio por casi un par de minutos, teniendo la mirada de todas las personas que estaban en la iglesia, puestas en mí. No sé de donde saqué las fuerzas para decir un: "No puedo, lo siento" y salir corriendo de ahí, lo más lejos posible, con mi madre y mi mejor amiga pisándome los talones. Trataron de llevarme a casa lo más pronto, pero la gente comenzaba a alcanzarme y así es como recopilé algunas de las palabras que me lanzaron y las he puesto al comienzo de mi relato. ¿Bonitas, no? Si se están preguntando por Diego, les diré que luego de salir de la iglesia, recibí una mirada amenazadora, la cual no me pudo intimidar más de lo que estaba. Desde ahí no lo he visto, aunque he escuchado por ahí que se encargaba de la empresa de su padre, teniendo como a su mano derecha a, nada más ni nada menos, a Paula... Ella sería su fiel compañera, no yo. Pero mi vida debía seguir su camino y no quedar estancada en los recuerdos de algo que no funcionó. Aquel día mi madre botaba cada cosa que tenía en su mano, producto del nerviosísimo que la había invadido. Me ayudó con una mochila pequeña, no quería llevar tanto peso, y Camila se encargó de todo lo relacionado con el viaje. -Cuídate y ten cuidado - Dijo mi padre mientras me abrazaba. Pude ver que como antes, cuando tenía sólo 5 años, y quise probar mi primera bicicleta, sus ojos se volvieron brillosos y un poco de preocupación causó sus palabras. - Mi niña - Mamá era más sentimental y no tuvo miedo al llorar frente a nosotros. Su abrazo me hacía sentir que me apoyaba en todo lo que quisiera hacer, y ésta no era la excepción - Ve a buscar lo que se te escapó. - Me miró, mientras sonreía y me guiñó un ojo antes de dejar en mi mejilla un apretado beso. -Siempre contaste con mi apoyo - Dijo Camila tomándome de los hombros -Pero ahora estoy muy feliz con tu decisión. ¡Te quiero mucho! Y... no olvides enviar mis saludos. - Me abrazó con aprecio. Nuestra amistad era lo mejor que tenía en mi vida y creo que sin ella no podría haber pasar algunas pruebas. -Los amo... - Pronuncié completamente agradecida de ellos tres. Lo eran todo para mí. Me subí a un avión con ida pero sin devuelta. Ya era tiempo de hacer las cosas bien y de olvidar el pasado que me atormentaba. Sabía que había cometido errores...errores garrafales que me habían costado muchas cosas. Ustedes se preguntarán qué pasó con Niall. Información de él no he tenido, no ha habido ningún llamado, ningún mensaje, ninguna palabra intercambiada con él. Había desparecido de la farándula y me sorprendía que ni en las noticias apareciera. Cada día me preguntaba qué estaría haciendo, si estaría recordando el pasado como yo lo hacía cada momento. Luego de un largo viaje al otro extremo del mundo, puse un pie en tierra con la esperanza de encontrarme una nueva vida y un nuevo comienzo. No había tiempo para pensar en alojamiento, ni comida, estaba ansiosa por arreglar lo que debía haber arreglado hace un mes atrás. Dicen que preguntando se llega a Roma, y así lo hice. No fue difícil encontrar mi destino y comprar lo necesario para seguir con lo que tenía en mente. Pero había un problema, todo eso era completamente nuevo para mí y no sabía a dónde me dirigía. -Disculpe, ¿Podría decirme como entrar, por favor? - Le pregunté de buena forma a la primera persona que se cruzó por mi camino, pero la mujer negó con la cabeza algo apenada diciendo: - Ho sento, no parlo espanyol - Y así, sin más, se marchó. Supuse que tendría que arreglármelas sola y que pase lo que pase, tenía que seguir a mi corazón. Seguí caminando por un pasillo largo. Las personas pasaban por mi lado con sus camisetas de one direction, felices y ansiosas de ver a sus ídolos. El Lugar donde harian el concierto era inmenso, y simplemente no dejaba de sorprenderme, ya que no era como los demás. Pude divisar a un guardia de seguridad al final del pasillo y me acerqué rápidamente para preguntarle como entrar a ubicar mi lugar para ver el concierto, pero cuando estuve a centímetro de él, pidió permiso y se marchó corriendo hacia la entrada. Pero había dejado desprotegida una puerta, la cual no me detuve a mirar el cartel que tenía, y sólo entré como Pedro por su casa, suponiendo que ahí encontraría mi lugar, pero me equivoqué. Instantáneamente supe que no debería estar ahí, ya que tener 5 chicos casi desnudos mirándome como si estuviera loca, debería decirme algo. Pero los chicos no gritaron, ni hicieron escándalo alguno, fui yo la que lancé un pequeño gritito y me tapé la cara con las manos, pensando que mi presencia les incomodaría. Terminaron de vestirse, para que uno se me acercara, de forma tímida. -¿Podemos ayudarte en algo? -Preguntó destapando mis ojos y mirándome con una sonrisa. Los demás hacían lo mismo pero pude darme cuenta que ya llevaban pantalones, unos bien peculiares. -Eh, yo...la verdad es que... -¿_______(tunombre)? Su voz cayó como un balde de agua fría sobre mí. Lo extrañaba y lo anhelaba completamente, por algo estaba ahí, pasando la mayor vergüenza de toda mi vida. Lo busqué con la mirada y lo vi asomarse por detrás de un jugador más alto que él. -Niall... - Su nombre en mi boca había estado esperando ser pronunciado desde siempre y ahora era el momento perfecto. Uno por uno los chicos comenzaron a abandonar el camarín, mientras no dejábamos de mirarnos Niall y yo. El último que salió fue un chico alto, rubio que parecía guarda espaldas, que golpeó a Niall en la cabeza, en forma de cariño y se volteó para dejar ver su apellido en su camiseta: Seguridad. El silencio inundaba el lugar y la tensión comenzaba a cortar el aire. Después de un mes pensé que ya no podía volver a perder el tiempo, por lo que me acerqué a Niall sin dudar y lo miré fijamente. Pude notar que se había cortado el pelo de una forma diferente y ahora no era el chico osado y a la moda que conocía, ahora su pelo reflejaba una imagen más recatada, puede ser que peinarse hacia al lado lo haga ver más tierno. -¿Qué haces aquí? - Preguntó sacándome de mis pensamientos. Y allí están, después de tanto tiempo las mariposas comenzaban a recobrar vida y a activar cada sentimiento que antes se había consumido. Me sentí nerviosa y más aún con las piernas temblando. -¿Luna de miel? - Insistió. Negué lentamente, sin despegar mis ojos de los suyos. -Vine por ti - Dije al fin, sintiendo como mi voz temblaba también. Niall no relajó ni amargó su expresión, se mantuvo tal cual todo ese momento - Yo... - Suspiré - No he dejado de pensar en ti. El silencio se hacía cada vez más incómodo y rogaba porque pudiera dejar el nerviosismo atrás para poder hacer las cosas bien. Sé que nada es fácil, siendo que yo he provocado todo esto. -¿Pensar en mí? - Preguntó Niall frunciendo el ceño confundido - ¿Tú no te ibas a...? -No - Lo interrumpí inmediatamente, antes de que siguiera. Me acerqué a tomar su mano, y lo hice con cuidado esperando cualquier reacción de su parte. - No me casé, si eso es lo que quieres saber - Los labios de Niall se separaron y su expresión se relajó. - Me gustaría que ahora me dejaras hablar, ¿Sí? - Arrugué la nariz al notar que no pude dejar mi lado mandón, pero agradecí cuando Niall asintió. -Siéntate - Me dijo apuntando las particulares bancas que habían. Nos miramos nuevamente y me preparé para lo que había venido. -Niall... - Se dejó acariciar su mano, pero sentí que no estaba muy cómodo conmigo - He cometido un grave error. Me dejé llevar por lo que debía hacer y no por lo que me convenía... - El chico bajó la mirada hacia nuestras manos -No me he podido convencer de que tenía que olvidarte y... Aquí estoy. -¿Y piensas... que con sólo venir todo... se arreglará? - Preguntó sin mirarme. Era verdad, y yo no tenía porqué reprochárselo. -No... Sé todo lo que has hecho por mí -Y ¿cómo no? Si son parte de mi día a día, vienen con recuerdos hermosos vividos junto a él - Y... estoy dispuesta a hacer todo para que me perdones. - Levantó la mirada rápidamente y frunció el ceño. -_____(tunombre), sabes que no tengo nada que perdonarte - Dijo apretando mi mano, esta vez - Yo fui el que apareció en tu vida para desordenar todos tus planes - Reí. -Gracias por hacerlo - Pronuncié muy avergonzada - Enserio, gracias. -Aún... - Dijo mirándome a los ojos -Aún no puedo creer que estés aquí. - No pude aguantar ni un segundo más y me abalancé a abrazarlo. Pude notar que lo había tomado por sorpresa porque, poco a poco, comenzó a responder el abrazo. Su aroma... ¡Cuánto había querido olerlo! - Cuéntame, ¿Cómo es que tuviste el valor para dejar plantado en el altar a Diego? - De un momento a otro sonrió emocionado - ¡Tuvo que aber sido un gran espectáculo! -Claro que lo fue - Respondí rodando los ojos - Bueno, no lo dejé plantado, sólo le dije que no en frente de todos... -Wow... - Abrió los ojos como platos -¡Eso es mucho mejor de lo que me imaginaba! -Tú me hiciste prometer algo - Le dije muy cerca de su rostro. Sus ojos me miraban sorprendidos, y su boca entreabierta me hacía estremecer -Prometí que sería feliz... Vine hasta aquí a buscar la felicidad, Niall. - Una sonrisa se escapó de sus labios y acarició mi rostro con ternura. Producto del tacto, cerré los ojos inspeccionando cada caricia en mí. - ¿Quieres ser feliz conmigo? ¿Crees que yo pueda hacerte feliz? - Preguntó con temor. - Claro que sí - Me incliné sólo un poco y me pude encontrar con sus suaves labios. Gracias a Dios, él no opuso resistencia y separó sus labios para acariciar los míos, así como la última vez. Recordé que él era el único que me hacía sentir diferente y ... feliz. Nos separamos con una sonrisa y abrí los ojos para ver los suyos brillar. Tomé su rostro con mis manos y dejé en su frente un apretado y emocionado beso. Él lanzó una carcajada. -Ven aquí - Dijo tomándome de la cintura y sentándome en sus piernas. Me miró detenidamente y sonrió. -Niall Horan - Traté de sonar seria, pero su mirada me estaba matando. La emoción era enorme - ¿Me darías otra oportunidad? El cantante bajó la mirada, sin dejar de abrazar mi cintura y pensó la pregunta. De un momento a otro, el tiempo comenzó a importar y sentía en mi cabeza el sonido del "tic tac", hasta que levantó la vista al fin. -¡Claro que sí! ¿A quién quiero engañar? - Preguntó levantándose junto a mí - ¡He estado esperando esto desde que me vine! No sabes lo triste que me he sentido. No he dejado de pensar en ti y en lo celoso que he estado por imaginarte con Diego... - Me tomó de la mano - Te perdono...pero por haber estado lejos por tanto tiempo - Sonreí. Ese hombre era maravilloso. -Eres... Eres lo mejor - Pronuncié emocionada. - Mi amor... - Era la segunda vez que me llamaba así, pero sabía que ahora era porque en verdad sería su "amor" -¿Sabes una cosa? -No, mi amor, dime - Dije imitando la palabra que tanto me había gustado. -Te amo... - Sin previo aviso me besó y me tomó de la cintura para levantarme del suelo, producto de la alegría que sentíamos. Reí entre besos, sintiéndome la mujer más feliz del mundo. -¡Necesitaba oírte decir: Te amo! -Exclamé aún en el aire, con mis labios pegado a los de él. - Yo te amo más... -No te vayas más, por favor - Me bajó delicadamente y me miró asustado - No lo hagas. -Nunca - Afirmé - Nunca, nunca, nunca - Pronuncié después de cada beso. Ese día gané. La vida me dio otra oportunidad y ésta la aprovecharía al máximo. También me dio un interesante conciento, en el cual Niall me dedico una cancion. Era reconfortante saber que podía mirar como babosa sin sentirme avergonzada o atrapada por otra persona que me lo impidiera. Luego de eso nos fuimos a tomar un café bien caliente, después de todo, Irlanda estaba en pleno invierno y no queríamos congelarnos. Antes de que se me olvidara, le conté a Niall que Camila le había enviado saludos y que Louis ya se había animado a pedirle pololeo, por lo que eran novios oficiales. También, que mi madre me había pedido que regresara, de vez en cuando, a visitarla, pero que no se me olvidara llevarlo, y que mi padre hablará con él luego. Se mostró muy feliz ante eso y quiso que le hablara mucho más de su país y la gente que vivía en él. Caminamos de la mano por la calle, viendo como las personas pasaban apuradas y muy abrigadas por nuestro lado. Las sonrisas se nos escapaban, al igual que los suspiros, pero sabía que eso era lo maravilloso de todo. -Has cumplido un récord - Dijo Niall deteniéndome en medio de la calle y colocándose frente a mí. Me tomó de la cintura y me atrajo hacia él con una sonrisa. -¿Un récord? - Pregunté insegura. - Me enamoraste en 15 días - Exclamó acariciando mi mejilla derecha. Sonreímos al mismo tiempo y luego nos besamos, pero se detuvo rápidamente -Tienes algo ahí - Agregó apuntando mi chaqueta. Miré de curiosa, pero debía haber sabido que era el objeto de burla de Niall, quien subió su dedo golpeándome la nariz. -¡Ven aquí, cretino! - Grité viéndolo escapar, tratando de esquivar a la gente. -¡Atrápame, tontita! - Dijo mirando hacia atrás pero chocando con un enorme señor de barba blanca, quien lo miró con cara de pocos amigos - Lo siento - Se disculpó de inmediato. Aproveché esa oportunidad para alcanzarlo y tirarle la oreja. Me envolvió en sus brazos y pronunció en mi oído - Tontita mía... mía, mía, mía. - Tomó mi rostro delicadamente y me besó. Era increíble pensar que hay que aprovechar las oportunidades antes de que se vayan, porque no siempre habrán dos. Y ahora, allí estaba, besándome en medio de la calle, en medio de la gente que nos rodeaba, con el hombre más maravilloso del mundo, con el que me hacía sentir única, alegre y enamorada. El único que me hacía sentir esas revoltosas mariposas venenosas, como las había apodado... Nos dimos cuenta que comenzaba a nevar, justo cuando seguíamos nuestro camino a casa. Aferrada a su mano doblamos una esquina, perdiéndonos de vista, con el pensamiento y los planes de lo felices que seríamos juntos y en lo que sería nuestra nueva vida como pareja, sin olvidar cómo nos hemos enamorado mutuamente en 15 días... Ah, ¡Benditos 15 días!

| FIN |

Enamorarse en 15 dias~Niall & tuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora