Solo a ti

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-Bueno ya llegamos. –Dijo mirando el cielo ya un tanto oscuro.

-Es precioso. –La verdad es que la que estaba preciosa en ese lugar era ella, pero el cielo estaba acompañándonos.

Me gustaría que os pudierais imaginar la escena. Unas hermosas vistas de una ciudad llena de personas en las calles y que hacían que brillara sola, sentados en una colina lo suficiente grande como para hacer una acampada en grupo.

Mirabas arriba y te encontrabas con un cielo oscuro, un azul casi negro, donde dejaba claramente resaltar diferentes puntos brillantes donde parecía que le daban vida a aquel espacio.

Siempre recordare aquellas vistas donde me hipnotizaron.

Estábamos totalmente tranquilos, sentados en el suelo y mirando hacia arriba. La vista clavada en las estrellas.

-Gracias Erza. –Sonreí muy agradecido y noté su confusión.

-¿Y eso? –Bajo su mirada para mirarme. Mientras que yo seguía mirando hacia arriba.

-Por regalarme otro recuerdo espléndido. –Sonrió y miró hacia arriba.

-No las des. Es increíble estar aquí y más con tanta tranquilidad. –Baje mi vista y vi que había un poco de más gente pero lo que reinaba eran los pequeños susurros que daban, pero siempre dejando al silencio reinar.

-Erza. –Todo el rato susurrábamos como los demás pero parecía que incluso hablábamos normal.

-Dime, Jellal. –No bajo su mirada y me maraville.

-Sigues brillando como las estrellas, perdona. Me he equivocado –Ahora si me miró y lo hizo alzado sus cejas, impresionada, no pude evitar sonreír de lado. –Brillas incluso más que las estrellas. –Al acabar resoplo divertida y me pego flojito.

-Pues tu no aúlles a la luna. –Sonreímos divertidos. –Es que si lo haces nos podrían mirar raro. Lobo solitario. –Me intente hacer el dolido.

-Me ha dolido.

-Que quieres... has sido tú quien se proclamo lobo alfa en aquella fiesta. –Le retire el pelo que me ocultaba ver su ojo. En un momento un leve sonrojo apareció.

-Me pareces lo más tierno de mundo cuando te sonrojas así. –Se apoyo en mi mano que ahora le acariciaba.

-Tú me provocas que me comporte así. –Cerró los ojos. –No me espero que hagas cosas tan... sinceras. –Me acerqué a ella.

-Déjame besarte. –Abrió los ojos y se dejo hacer.

En ese momento junte nuestros labios, besándonos de una forma linda y muy dulce. Aun así ninguno de los dos nos queríamos separar. Queríamos que ese momento, en aquel lugar, ese beso se nos hiciera eterno.

-No me dejes Jellal. –Dijo aun rozándonos los labios.

-No podría. –Nos separamos lo justo para ajuntar las frentes.

-¿Qué haremos ahora? –Sabía perfectamente que se refería a la situación que vivíamos al otro lado del mundo.

-Deja a Simon, vente conmigo. –Nos separamos un poco y nos miramos. –Quiero que seas totalmente mía, quiero vivir contigo... -Me beso interrumpiéndome y sorprendiéndome un poco, no fue como el otro. El beso fue más necesitado que el anterior, paso sus manos por mi cuello y yo pase las mías por su cadera.

-Se me hará muy difícil. –Interrumpió el beso para hablar y después proseguimos ajuntado de nuevo los labios.

-Podrás hacerlo, estaré a tu lado. –Esta vez al separarnos nos abrazamos.

Una última vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora