FINAL

552 39 31
                                        

-¿Sigues con tus mareos? –Le pregunté un tanto preocupado pero su sonrisa me relajaba.

- Me lo has preguntado muchas veces... -Me miró. –Unas siete.

-Venga, soy tu esposo.

-La última fue hace tres minutos, contados. –Me encantaba cuando sonreía para mí y volvía a dirigir su mirada al libro.

Estaba más delgada, su piel más blanca, su pelo atinaba a estar más oscuro, su mirada a veces se volvía opaca y la sonrisa, eso no podía cambiar.

Cuando miraba a uno de nosotros era como si no estuviera pasando nada malo pero era alegarse un poco y la expresión de dolor, la respiración agotada y y los mareos eran terribles para ella.

Algunos días ni se podía levantar de lo mareada que estaba, pero siempre estuve allí. Día tras día, me volví su gran apoyo y parecía que todo podía ir a mejor.

-Bien, ya no te pregunto más. -Se escuchó un ruido, algo estaba pasando en el cuarto de Wendy.

Acto seguido Meredy corriendo intentando pillar a charle.

-Ven aquí maldita gata.

- ¡No la insultes! –Los gritos inundaron nuestra tranquilidad.

- ¡Chicas basta! -Se unió Erza a la discusión mientras yo solo veía como jugaban a pillarse.

Erza cuando se cansó de seguirlas solo me miró para que hiciera algo, pero esta vez solo me quedaría mirando.

-Cariño, te estás haciendo mayor. –Ese día por poco Erza me hace dormir en el sofá. Tuve suerte de pillarla mimosa y darle mimos cuando debía.

Las niñas seguían a lo suyo mientras Erza solo me miró de forma aterradora, solo esa mujer me hacía estremecer de miedo y de placer, pero ahora era miedo por muy erótica que fuera su mirada asesina.

-Esa gata tiene puesto mi lazo. –Las niñas a lo suyo.

-Le queda bien déjala en paz. –Defendió Wendy. –Además se lo he regalado yo.

-Pero si era mío que derecho tienes a hacer algo así, eres una ladrona.

-Estaba tirado en mi habitación. –Charle se subió a los brazos de Wendy. –La estás asustando, deja a mi amiga tranquila.

-Dámelo, a Lyon le gusta cómo me queda. –Y para cierta esposa pelirroja y para cierto protector esa fue la señal para que esa discursión pasara a interrogatorio parental.

Y Meredy lo sabía. Y tanto que lo sabía.

Cada gesto y su mirada de "en la que me he metido" eran suficientes para saber en lo que estaba pensando.

-Sabes que... quédatelo, se lo regalo a la gata. –Como sabía cuando tenía que irse.

Volviendo al presente Meredy se ruborizó.

-Eran horribles aquellas charlas, demasiados detalles.... –Wendy sonrió con ternura.

-a mi me hacían taparme los oídos cada vez que había una charla de esas, cuando me tocó a mí quería volvérmelos a tapar. –Se miraron.

-La peor era mamá cuando se ponía nerviosa y confundía las cosas, decía cosas que pasaban entre ellos.

-Sí. –Rieron. –Era horrible saber que ellos también hacía aun cosas de esas cuando nos íbamos de excursión.

-Venga no seáis malas, teníamos que ser muy intensivos. –Me intente rascar la nuca. –Os enamorasteis a la primera que vuestro hombre salió a hablaros. Había que cuidaros.

Una última vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora