Una última vez

Quédate

No eran buenos tiempos aquellos, Simon tenía bien claro que quería mi cabeza y con su mirada me decía todo lo que en público no podía.

Por mi parte lo entiendo. Si alguien me quitara a semejante mujer no lo dejaría con vida mucho tiempo...

Aunque lo peor por mi parte fue el sentirme bien, no sabia exactamente porque pero estaba realmente feliz. Y eso hacía que a veces algunas miradas extrañadas fueran hacía a mí, la verdad es que para ellos verme feliz era todo un fenómeno paranormal. La verdad es que las miradas tenían razón, pero no porque fuera un soso sino porque mi rebeldía por así decirlo... Se relajo en mí, estaba más manso, más tranquilos sin ganas de mirar o molestar a las chicas que podían pasarse insinuándome que me las tirase. No sabía que el estar cegado podía interferir tanto en la vida de una persona.

Realmente odiaba verme así, me sentía un tanto débil o incluso vulnerable. Pero al mirar a Wally me di cuenta.

Ya no estaba solamente yo, estaba otra persona en mi corazón. Y debía protegerla con todas mis fuerzas, jamás pensaría que una persona pudiese hacer esto en mí... Tal y como se sentía Wally cuando miraba a Milliana.

Seguía paseando por las calles, quería dar un paseo antes de ir a casa.

Las calles estaban verdaderamente congeladas, hacían muchísimo frio. Es lo malo de vivir cerca del mar.

Viento y frío como nunca, pero a la vez eran agradables. Me sacaban de mis pensamientos un rato.

A veces echo de menos el ser un verdadero conquistador pero es que se me pasan las ganas, pero eso si conquistar, lo que es conquistar lo hago muy bien.

Y hay un persona que lo puede verificar, un pelirroja que creo que siente lo mismo que yo. Aunque lo dudo ya que lo mío es más fuerte, yo la quiero más por mucho que me lo discutiese.

Sé que enamoro con tan solo mirarme, mis ojos hipnotizan y estoy que me muero, derrito a las chicas con tan solo mirarme y si les sonrió ni te cuento.

No soy un creído ni nada por el estilo, aunque me lo digan mucho últimamente....

-Creído que eres. -Dijo levantándose del sofá. -Ya me has cortado el rollo. -Me sonrió divertida. -Necesitaba mimitos. -Vi como desaparecía por la puerta hacia mi habitación.

-Pero si estoy dispuesto a dártelos, solo quiero que me digas que soy el más guapo de todos los hombres que hay en el planeta. -Me acomode estirándome en el sofá y cambiando el canal.

-Oye, estaba viendo esa serie. -Volvió mientras se sentaba encima de mí.

-tú lo has dicho, estabas. -Alzó una ceja.

-Estás muy divertido hoy ee. -Se fue colocando encima de mí, muy despacio y muy cómodamente. -Te recuerdo que quería mimos... -Paseo su mano por mi brazo subiendo hasta mi cuello mientras se mordía el labio. Estaba demasiado sexy y me estaba despertando. -Jellal...

-Quiero tener otra noche loca. -Me eleve un poco.

-¿Enserio? -Me beso el cuello mientras una mano suya desapareció. -una pena que haya conseguido el mando. -Se levantó y celebro que tenía el mando mientras cambió de canal. -Hola de nuevo. -Le dijo a la tele mientras, intentaba recomponerme.

-Estás loca, mira que dejarme así.... -Me coloqué de forma que mi amigo no se notase tanto. -No aprendes que puede ser peligroso dejar a un lobo hambriento.

-Calla, que no oigo. -Dijo divertida mientras se sentaba a un lado y se ponía mi brazo alrededor suyo. -Si quieres te dejo darte una ducha fría.