¿Educada o alto nivel?

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Ese despertar, jamás había pensado que despertar al lado de la persona que más has amado podría ser tan bonito, tan delicado...

Ya estaba despierto desde hace rato, pensé en como despertarla.

Tenía dudas en si hacerle el desayuno, el típico beso matinal o simplemente el abrazo y los buenos días.

Aun con dudas me levante para abrir la ventana, pero tuve un fallo, esperaba que hiciera un gran sol y que se produjera el típico despertar de las películas. Pero estaba lloviendo, aunque hacia un poco de sol.

Bufe desanimado hasta que me gire y la vi un poco levantada, acariciándose los ojos que aun nose podían abrir, al levantarse se destapo dejando ver esa delantera. No lo pensé ni dos veces.

-Buenos días. –Me estire de nuevo y ataque su cuello, haciendo que ambos nos volvimos tumbar. Bese su cuello mientras me tapaba con la sabana, estaba encima de ella.

-Buenos... días... -Aun estaba adormilada, pero estaba reaccionando a mis caricias y a mis labios. -¿Aun estas animado?

-Te he echado de menos mientras dormía. Es la primera vez que estaba tan cansado que no he soñado contigo, estaba todo negro. –Empezó a reírse, y mientras yo observaba esa sonrisa ella entrelazaba sus manos en mi cuello.

-Eres un completo idiota. –Seguía riéndose.

-Oye que era un momento romántico y lo acabas de estropear. –Mi tono no se podía tomar enserio, la broma sobresalía demasiado.

-Vaya, vaya, lo siento. –Entonces me beso la mejilla. -¿podemos recuperarlo? –Sonrió divertida.

-Ya lo creo. –Nos besamos.

Al final ese despertar se volvió el más erótico hasta el momento, desayune su cuerpo, abracé su alma y aunque el sol no se hacía presenciar mucho, ella lo ilumino todo.

-Estoy cansada –Fuimos a comer fuera, era mi último día libre y ya después de ir a ver a Simon y de que ella se disculpase por su pecado. Fuimos al bar de siempre donde solo por un módico precio no daban de comer.

-Quejica, solo hemos andado un poco. –Dije rozando su mano.

-Pero alguien fue muy poco considerado al no dejarme dormir y al levantarme con demasiada acción. –Me miro acusándome.

-fuiste tú la que quería retomar el romanticismo del momento. –Le sonreí orgulloso. –Y no te puedes quejar, disfrutaste demasiado. –Sonreí más mientras me metía mis manos en los bolsillos.

-Si tú lo dices... -Ya empezamos con los tonitos y las miradas.

-¿quieres que te lo demuestre de nuevo?

-Estás más salido últimamente... -Le mire sorprendido.

-Pero tú te has mirado, para no estarlo... -Empecé a reírme. –Eres perfecta.

-¿Eso quiere decir que me puedo hacer la difícil más a menudo? –Le negué desesperado.

-Ya me lo pones muy difícil. –Ella sonrió satisfecha. –Como te gusta hacerme sufrir.

-¿lo acabas de notar?

-Por desgracia no, cariño. –Le guiñe un ojo.

-Salido.

-Estrecha –Ambos empezamos así, con demasiadas tonterías.

La verdad es que me acostumbraría a esta forma de vida, la única pena era Simon...

Una última vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora