Lo más esperado

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Recuerdo que pasados dos días cuando volvió decidí que era hora de pisar la playa, antes de yo comenzar a trabajar, empezaría a trabajar en dos días... y además nos relajaría a ambos, aparte de que hacia un sol de escándalo y el calor era horrible.

La verdad es que cuando se lo dije era nada más llegar del hospital.

Entramos en casa y antes de que ella se sentara, le cogí del brazo.

-Oye pelirroja, ¿te importaría ir conmigo a la playa? –Al principio me miró raro.

-¿tú y yo? ¿En un playa? –Sonrió. -¿Qué quieres?

-Nada, solo que... mira nos relajaremos un poco, ¿de acuerdo? –Ella después de pensárselo un poco y de un largo suspiro acepto.

Así que después de cambiarnos nos dirigimos a la playa.

Al yo ir a menudo antes de todo lo del accidente, tenía un sitio perfecto para que nadie me molestara y pudiera tomar el sol tan caliente que hacia hoy.

Erza, llevaba un vestido de playa de flores y una gafas de sol mientras que yo tirante y el pantalón era ya el bañador, por supuesto yo en una mochila llevaba las dos toallas, algo para picar y una botella de agua.

Cuando llegamos Erza se iba quejando de que estaría lleno al ver tanta gente en la playa, pero al llegar a mi sitio especial, las palabras callaron. Era un lugar tranquilo, aunque tan solitario parecía dar mala espina además de que estaba entre la colina y un terraplén, no era fácil de ver desde lejos ya que parecía no haber nada y según en qué momentos podía ser peligroso estar por allí así que la gente que lo conocía lo tachaba, como lugar demasiado peligroso. Lo que no sabían es que fui yo quien alzo el rumor y puso una señal falsa. Así que vacio, y solamente con el silencio del mar.

-Ya llegamos doña quejica. –Dije riendo por la cara que se le quedo. -Tan sorprendida, ¿Es bueno?

-Es un lugar fantástico. Es tranquilo y nadie molesta, aunque es pequeño... pero para dos estará bien. –Dijo viniendo hacia mí y ayudándome a poner las dos toallas.

Ahora te diré mis verdaderas intenciones de ir a la playa... Estaba todo colocado. Y llego la hora yo me saque de mi camiseta de tirantes y me aposente en la toalla mientras de reojo y intentando disimular le miraba a ella. Como se sacaba con tan sutileza ese vestido de flores naranjas y blancas, dejando ver ese cuerpo tapando por un bikini negro que daban ganas de sacarlo con los dientes, y ver ese cuerpo delgado con esas curvas finas y sobretodo de piel suave. Se podría decir que tuve otro orgasmo visual.... digamos que fueron dos y aun duraba tenso.

Madre mía jamás olvidaría aquel día donde se estiro a mi lado en bikini.

-Pues si que hace buen día –Y se giro para buscar sus gafas de sol. Entonces vi lo bien colocado que estaba ese bikini que realzaba ese trasero. Parecía hecho para que ella lo llevase.

-Si... un buen día... -Y sonriente por ver esa escultura me deje caer medio atontado en la toalla. Y escuche como ella hizo lo mismo.

-No te duermas ee –Soltó con su tono de burla.

-No tranquila, no podría... -Entonces ella se levantó.

-Me voy a quemar entera, ¿Te vienes al agua? –Dijo mientras dejaba las gafas.

-No, voy a esperar un poco. –Todo el mundo sabía que quería verla a ella mojándose. Llamadme pervertido pero me di un gran festín visual al ver como se metía poco a poco mojándose primero y luego hundiéndose para salir a lo cámara lente quitándose el pelo de la cara. –Y menos mal que tengo una gran fuerza de voluntad y un autocontrol que ni los dioses ahora mismo... porque te juro que te violaba.

Una última vezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora