Los eruditos solemos llamar Eria al mundo, pues este fue el nombre que le dieron los elfos ancestrales cuando crearon sus primeras civilizaciones en el remoto pasado. Por la costumbre, las tierras que conforman el continente donde se encuentra el Imperio también son llamadas Eria, así que este nombre se usa tanto para dar nombre a nuestras tierras como para darle nombre al mundo en su totalidad.
Las tierras de Eria son muy extensas, con grandes bosques, amplios valles, amables costas y abundante agua, además de un clima estable y generalmente templado. Geográficamente el continente Eria se divide en cuatro regiones o provincias, correspondientes a los puntos cardinales, aunque podría decirse que hay una quinta región: la Cordillera del Dragón, la hercúlea cadena montañosa que cruza Eria prácticamente de punta a punta, a su vez dividida en tres secciones que a veces se cuentan dentro de las regiones norte, oeste y sur respectivamente. El continente está rodeado por el Océano de la Niebla, que se divide en seis secciones, con cuatro mares, un gran golfo y el estrecho al norte.
Más allá de Eria, solo se conoce el continente Enuma, al norte. Es en este el ignoto continente donde, según los mitos, se encuentra la mítica cuna de la civilización élfica. De Enuma no sabemos absolutamente nada, pues los elfos no nos dejaron información de sus tierras y aquellos humanos que han decidido explorarlas no han regresado jamas. No sabemos qué exista más allá de Enuma y los mares, aunque según el gran pensador Bilfondi, en algún punto del mundo la tierra comienza a ir hacia arriba, en dirección del astro Zoliat. Y aquellos que han logrado llegar hasta las cimas de las montañas más altas de la Cordillera del Dragón aseveran haber visto tierras más allá de las nubes, pobladas por paisajes extraños que parecen estar inversos a Eria.
Según las enseñanzas de Bilfondi, más allá de Eria existe un vacío infinito, el Caos, que es iluminado por la estrella Zoliat, llamada Eol por los elfos, alrededor de la cual orbitan las lunas, llamadas Lumina, Kades y Vas, en una danza que fue escrita por los mismos Dioses. Más allá de las lunas se supone que existen otros mundos, que el gran Bilfondi identificó como Ardant, Mars, Velga y el remoto Akerón. Según antiguos sabios tales mundos son los hogares de los Dioses.
Y aún más allá de esos mundos se encuentran las estrellas infinitas que brillan en el oscuro vacío del Caos, formando constelaciones cuyos patrones han sido creados por los Dioses y cuyo significado, si es que existe, es un misterio para nosotros los mortales. Algunos claman que no son más que bolas de fuego, como nuestro propio astro-rey, mientras que otros aseguran que en realidad se trata de seres aberrantes, horrores cósmicos que observan silenciosamente a los mundos y esperan impacientes el final de todas las cosas...
Fragmento de "De las Tierras de Eria", escrito en el año 960 C.A. por el Gran Bibliotecario Revan de Adega, bajo la bendición de Su Ilustrísima, el Emperador Philene III.
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Ciclo del Sol Negro I: El Creador de Muñecas
FantasyLa Era del Imperio Teloniano... Una era donde había transcurrido un milenio desde que la humanidad había olvidado todo sobre su pasado. Esto se debió en parte al caos y a la confusión que siguieron a la Gran Catástrofe, donde las civilizaciones que...