CAPÍTULO 7

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—Mi nombre es Ian y ella es Laila.— Dijo Ian pasando una mano por mi hombro.

—Mucho gusto y gracias por ayudarme con esas cosas.— Sonrió.

—De nada Sayah, y ¿tienes a alguien más contigo?— Sus ojos se llenaron de lágrimas.

—Mi Familia murió hace dos días... atacaron por sorpresa nuestro refugio.— Limpio su nariz con su chaqueta.— Ellos no podían correr ten de prisa como yo...—

—Lo siento mucho...— Dijo Ian acariciando su cabeza.

Y por un momento mi corazón se paró... habían atacado un refugio.

—¿En qué refugio estaban?— Pregunté con miedo.

—En el refugio S.L, pero alcance a escuchar a esos tres.— Dijo señalando a los Akumas muertos.— que pronto atacarían el refugio P.A.

—Laila...— Me miró Ian preocupado.

—Debemos irnos... necesitamos advertirles.— Empecé a caminar hacia el árbol donde estaban nuestras cosas.

—Laila aún es noche y así perderemos el rumbo.— Me tomo por los hombros.

—¡No puedo esperar Ian! ¡Mi familia está ahí!— Le dije con lágrimas en los ojos.— No podría soportar perderlos. No a ellos.

—Lamento interrumpir— Dijo Sayah.— Pero ella tiene razón... el refugio P.A no estaba tan lejos del mío... mi refugio está a cuatro días de distancia del suyo.

—Y a nosotros nos queda a dos días.—Comento Ian.

—Tenemos que apresurarnos si es que queremos llegar a tiempo.— Asegure.

—¿Podría ir con ustedes?— Pregunto Sayah con ojos de borreguito.

—Claro, pero sabes dónde te estas metiendo...

—Sí, ya no me queda nada que perder... y probablemente pueda encontrar a mi hermano Thiago.

Comenzamos a caminar en dirección este. No paramos a comer nada cuando el sol comenzó a salir, estábamos cansados... Ian y yo nos turnábamos la pesada maleta llena de las pocas provisiones que nos quedaban. Cuando el sol estaba en su máximo punto paramos a descansar.

—Así que tienes un hermano, Sayah.— Dijo Ian bebiendo un poco de agua.

—Sí.— Sonrió.— Mi hermano es el mejor. Él se tuvo que enlistar como ustedes para podernos dar un refugio, trabajó muy duro... siempre nos mantuvo a salvo de esas criaturas.

—Supongo que tu hermano en cuanto se entere de lo que sucedió te buscara.— Dije pasándole el agua.

—Temo que crea que morí al igual que mis papás.— Bajo la mirada.

—No te preocupes, lo encontraremos.— Aseguro, Ian.

Seguimos caminando durante un par de horas más hasta que escuchamos algunos murmullos. Rápidamente nos escondimos entre unos árboles y esperamos a  los dueños de aquellas voces.

—Debemos encontrar al resto de los muchachos y decirles lo que está pasando... debemos de actuar ya.— Rasgue mis ojos para poder identificar a la persona.

—Solo a nosotros se nos ocurre mandarlos a campo en estas circunstancias.— dijo otro.

—No había manera de saberlo.

Y por fin los pude ver, el Mayor Ladse junto a un soldado, creo que se llamaba Leonid o Lenoid y por su acento, era ruso.

—Ian, hay que salir— Él solo asintió.

AKUMADonde viven las historias. Descúbrelo ahora