¨Las casualidades son las cicatrices del destino. No hay casualidades, somos títeres de nuestra inconsciencia.¨ -Carlos Ruiz Zafón
Valgaria, La noche oscura de los dragones, cien años antes.
Desde el calabozo se escuchaban los gritos de las personas en las calles, sin embargo aquí en las celdas del castillo solo nos encontrábamos mi pequeño bebé y yo.
Hacía unas horas desde empecé a escuchar unos gritos, al parecer alguien estaba atacado el reino pero ¿Quién se atrevería a atacar a Valmus el rey de los dragones? Intente varias veces romper los barrotes antes que sea lo que sea que este arriba lograse llegar aquí abajo pero fue en vano, mi fuego no era lo suficiente fuerte como para derretir los barrotes forjados de acero Kriptón –o acero anti dragones-.
Gracias a mis llamas fui capaz de alumbrar a mi pequeño, dormido entre mis brazos parecía un angel -como alguien podría ser tan cruel como para encerrarlo aquí- pensé, quizás a mi por ser tan torpe y descuidada, pero no a el, era solo un inocente.
No me quedaba más que esperar que pasase lo que fuera a pasar, mientras me mantenía viva admirando a mi hijo en la soledad de la celda, tenia los ojos grises igual que su padre -el cual nos encerró aquí-.
mis ojos empezaron a llenarse de lagrimas al pensar en el, era tonto llorar por alguien como el pero no podía evitarlo, después de todo el era el amor de mi vida.
-tonta-
La razón por la que me encerraron aquí fue por haber tenido a un bastardo del rey de Valgaria, que a lo mejor en estos momentos debía estar defendiendo su reino con la fiereza con la que hacía todo.
Aun en la oscuridad de la celda alumbrando con una pequeña llama no podía dejar de pensar en las personas que gritaban en la ciudad por lo que sea que estuviese pasando allí.
Empecé a recordar los días en los que era libre, recordé como corría junto con el príncipe y nuestras practicas con las espadas, fueron días muy felices pero todo cambio cuando tomo la corona y se volvió una persona avariciosa, aunque yo seguía cegada por el amor que sentía por él. Con el tiempo me volví fuerte ante todos pero nunca ante el2, era mas bien descuidada y tonta en su presencia, gracias a eso terminé aquí.
De repente sentí una presencia muy familiar acercándose por los pasillos del calabozo, asomé un poco la cabeza para ver quién o qué era, y un escalofrió recorrió todo mi cuerpo -estaba muerta- pensé de inmediato.
-Draco- logré decir al ver a mi viejo compañero, ahora conocido como Valmus el gran rey de Valgaria ¿Qué hacía en las celdas?
-shh... no hagas mucho ruido, algo está pasando en el reino tengo que sacarte de aquí no se si esto nos afectara a nosotros o a todos los demás reinos es peligroso quedarse- dijo.
-pero ¿Por qué no estas allá afuera?¿Qué está pasando?- le pregunté
-Todos están muriendo- dijo.
-¿Por qué no estas haya fuera?-
-Iré cuando estés a salvo, no he sido capaz de encontrar a mi reina ni a mis hijos. Así que debo proteger lo que queda de mí- exclamó con el ceño fruncido, parecía muy enojado por todo lo que pasaba. Nunca lo había visto tan enojado o quizás sí, cuando le dije que esperaba un hijo suyo sabiendo que era el rey.
-abriré un portal para ti y el bebé, los llevará hacia algún lugar lejos de aquí donde estarán a salvo-
-no, no puedo dejar mi reino- le dije sin pensarlo.
-mira... Safo, el reino nos necesita pero puedo hacer un portal para ti y para el bebe hacia cualquier otro mundo, podrán vivir mejor que aquí o ¿quieres estar encerrada toda tu vida?-
-¡estoy aquí por tu culpa!-
-los bebés no se hacen solos Safo, tengo que recordartelo- dijo con una sonrisa pícara -lo odio-.
-Valmus, mi rey sabes mejor que todos que irme seria traicionar a mi raza de nuevo. Creo que si quieres que alguien sobreviva aquí que sea el pequeño pero yo no lo necesito, soy una guerrera y mi deber es proteger a mi pueblo de cualquier cosa que amenace en contra- Mi deber estaba aquí-.
-¿Y piensas dejar al bebé sólo en algún lado?-
-tu mismo lo has dicho, cualquier lugar es mejor que este, solo o conmigo te aseguro que estará bien. Tiene tu sangre después de todo.-
Valmus hizo un pequeño portal para nuestro bebé, lo acomodé en este, besé su frente y le desee suerte, sé que a donde sea que lo lleve el portal debería ser mejor.
Me volteé y miré hacía mi rey quién estaba inexpresivo, ¿Le habrá dolido perder al que ni siquiera quería reconocer como su hijo? Quizás su corazón no era tan frío después de todo.
Tome su mano y juntos nos hundimos en una llamarada, desplegamos nuestras alas y nos dirigimos fuera de los calabozos.
Los pasillos que antes solían ser de oro se habían vuelto piedra negra pero ¿Cómo? Nada era mas fuerte que el oro de los dragones valgarios.
Finalmente al salir, caminamos por los grandes pasillos del castillo -todo había cambiado- los pisos en oro blanco habían desparecido y se habían convertido en piedra negra igual que los pasillos del calabozo.
¿Que mal podría causar tanto daño? Era horrible, tan solo con ver lo que había aquí dentro ni podía imaginar lo que habría al cruzar las puertas.
–El reino era un desastre- las nubes se habían vuelto negras y llovían cenizas del cielo, las personas sin importar su raza morían sin razón alguna solo caían y se desvanecían formando parte de las cenizas.
-Valmus... ¿Qué está pasando?- Valmus lanzo un poco de su aliento de fuego hacia el cielo tratando se disipar un poco las nubes pero volvieron a su lugar.
Las calles de la ciudad estaban cubiertas en cenizas, todo el oro había desaparecido. Las pocas personas que quedaban corrían desesperados pero luego unos minutos, pasaba lo inevitable.
-las cenizas los estaban matando- dije a Valmus.
-Creo que si...- Dijo aun enfurecido.
Empecé a decaer, sentía como mi alma se desvanecía. No podía hacer nada, solo mire el rostro de Valmus quien quizás sentía lo mismo que yo pero seguía de pie como siempre, tan fuerte e inexpresivo como de constumbre.
Pensé en mi bebé y en donde se encontraría, solo pude desear que sobre viviera donde sea que este y sea tan fuerte como lo hemos sido su padre y yo.
De mis ojos empezaron a brotar pequeñas gotas de agua –lágrimas- no pude evitarlo, no pude pelear por mi reino pero al menos he de morir al lado de mi amado rey.
-Valmus, lo siento...- Valmus me miraba inexpresivo, sabía lo que me pasaba sabía que mis días en este mundo se habían acabado en ese instante y al final solo logró vociferar –Siento haber dejado que te pasara esto, este es el final de todo- cerramos nuestros ojos y caímos juntos entre las cenizas, nos desvanecimos igual que todos los demás. Por primera vez fuimos uno aunque solo fuesen en las cenizas, estábamos juntos.
Hola! Si has llegado hasta aquí te sugiero que sigas leyendo, bueno solo si quieres saber que paso con Safo y el rey Valmus ;)
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Exheberus: Un Mundo Sin Fín
FantasySiguenos en facebook: https://www.facebook.com/exheberus/ Valgaria fue un reino prospero liderado por un gran dragón, en donde todas las criaturas mágicas de plentus vivían en armonía hasta que un día la oscuridad ataco al reino, hundiéndolo en un m...