Capítulo 5: Pequeño tonto

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La noche era fría y como había dicho Goriom el olaje era salvaje, las olas azotaban con fuerza al barco pero todos nos manteníamos dentro mientras las hadas de agua hacían su trabajo tratando de nivelar el agua. Aun así parecía que las sirenas estaban ganando en el control de las aguas, estaba con Goriom y Mira en el área común, todos los demás estaban en sus respectivos cubículos por orden del viejo enano a excepción de Garian quien estaba revisando los cubículos para que no faltase nadie.

Garian apareció de repente y pude ver en su rostro cierta tensión parecía asustado.

-Falta Ronie- dijo muy nervioso.

-¡Ese estúpido niño!- Gritó, en ese momento mi cabeza repaso a cada tripulante, Ronie era el más joven del grupo y este era su primer viaje, era quien limpiaba la cubierta –pobre infeliz-.

-Tenemos que ir por el- dijo Mira.

-Sí, vamos-

La expresión de Goriom había cambiado totalmente, no estaba enojado sino más bien asustado al igual que Garian, nunca los había visto así. Corrimos tan rápido como pudimos, en la cubierta había agua y ahí estaba el chico.

-¿Qué diablos estás haciendo?- le grito Goriom al chico, este se dio la vuelta y en ese momento escuchamos la perdición, lo que tanto temíamos y aquello de lo que Goriom nos había advertido mil veces –pequeño idiota-

-Sirena...- logro susurrar Garian pero Goriom no se contuvo y grito a todo pulmón – ¡Sirena!- este fue tan fuerte que casi quedo sordo y Mira se conmovió un poco, sus alas empezaron a batir de tal manera que casi iba a zumbar como un colibrí.

-¡Transfórmate dragón, debemos luchar!- volvió a gritar Goriom

-yo no puedo...-

-¡¿Cómo que no puedes, date prisa?!- grito Garian

Garian saco su espada y corrió hacia la sirena, Goriom lo siguió. Mira seguía atónita, estaba mucho más asustada que los enanos –no puedo creerlo...- logro decir –Yo tampoco puedo creerlo- le respondí.

Ambos enanos dispuestos a atacar blandían sus espadas y corrían en dirección a la sirena, esta le ofreció una sonrisa. Una ola cayo en ese momento en el barco empapándonos con agua, Mira se levantó antes de que esta la pudiese tocar para evitar mojarse. Los enanos se sacudieron el agua enojados, maldecían a la sirena la cual no paraba de reír –se divertía con esto-.

-¡Mira! ¿Qué haremos?- le pregunte al hada.

-Guideon no lo sé, estamos en sus territorios...- suspiro –Guideon, te llevare volando-

-¡No! Estas loca, no podemos dejar a los enanos- no quería dejar que nadie muriera aquí...

-Debo protegerte, olvídate de ellos-

-¡Nunca!-

En ese momento hice la locura de mi vida, corrí hacia donde estaban los enanos –y la sirena- Mira me seguía a gran velocidad, pero no se igualaba a la mía. Use mis llamas para tomar propulsión y explote al llegar a la sirena quemándola con mi fuego, la sostuve en mis manos –se veía tan frágil- pero no podía caer, ella era el enemigo. No podía dejar que matara a nadie en este barco así que calciné su cuerpo con mi fuego, se desintegro en mis manos –asqueroso-.

En ese momento los demás enanos empezaron a llegar a cubierta, sin embargo no me había percatado de algo un poco más importante –Garian, Goriom y el niñato habían visto mis llamas-.

-Tu...- empezó a decir Goriom –Tu eres el Dragón de la profecía, el de las llamas azules-

Garian seguía inexpresivo, no sé qué lo había sorprendido más la sirena o yo. Mira estaba detrás de nosotros sin decir nada. En ese instante paso algo que ninguno nos esperábamos, una sirena salió del agua y le arranco a la cabeza a Goriom, todos empezaron a gritar a excepción de Garian que estaba más bien a punto de explotar.

-¡No! ¡Maldita!- Grito Garian saltando al agua, corrí tras del pero Mira me detuvo -¿Estás loco? ¿!Ya te has expuesto ahora vas a saltar al agua también!?-

-¡Déjame Mira! No lo dejare solo-

-aquí vamos de nuevo- pensé, Una ola gigante apareció de la nada, todos en el barco empezaron a chillar y antes de que Mira pudiese alzar vuelo esta ya había caído sobre nosotros, fue tan fuerte que el barco se rompió y empezamos a hundirnos, lo único que podía ver era la luz de las alas de Mira en el agua mientras algo nos hundía.

Mire hacia abajo y las vi, eran sirenas. No una ni dos eran alrededor de treinta, nos llevaban hacia las profundidades, una de ellas tenía a Garian quien trataba de lugar contra ellas. Intente zafarme pero una de ellas me golpeo en la cabeza.





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