Capitulo 3

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La casa de Sir George Trenton no tenia nada que ver con él. Era una casa señorial sin duda, pensó Alexander, refinada igual que el gusto de Alinne. Algunos dirían que era demasiado para su clase social, pues Trenton no pasaba de ser un Sir. Aunque tenía que reconocer que George siempre había sabido hacer dinero, y eso su casa lo reflejaba. Sin duda una amistad entre un Sir y un duque como Alexander era poco común.

El vestíbulo era sobrio y elegante. Las obras de arte de Durero en las paredes, y los jarrones de porcelana lucían flores de lily.

-¡George mi buen amigo!-exclamó el joven duque al pie de la escalera de George Trenton, al tiempo que éste bajaba apresuradamente por ellas.

-¡Pembrooke! ¿A qué debo tu visita tan temprano? Pensé que te vería hasta dentro de una semana- exclamó George al ver a su amigo. El bribón había estado de viaje y no le había dicho que regresaría.

El duque se encogió de hombros con gesto despreocupado. -Tenía curiosidad de ver a la condesa francesa, prima de tu esposa de la que me escribiste.

-¿En serio? ¿Solo por eso haz vuelto? - George no creyó que esa fuera la única razón, sin embargo decidió darle el beneficio de la duda. Su amigo soltó una carcajada.

-En serio es solo eso, veras tal vez ella pueda ayudarme con la apuesta 13.-el duque sonrió travieso. De esas sonrisas que a George le decían hacía donde tomaban rumbo los pensamientos de Alexander.

La apuesta 13 de White's recordó George, no era otra más que la de 450 libras al que lograra llevar a la cama a una dama mayor y con más fortuna que el Lord que lo intentara. Bastante simple al parecer. ¿Cómo podía pensar Alexander en Priscilla para eso?

-¿No debe ser una dama mayor? - preguntó. Alexander solo hacía esas apuestas por diversión incorregible.

-En efecto, y por eso sospecho que la francesa será perfecta. Espero que Alinne no me quiera arrancar los ojos si llega a enterarse.

George estaba confundido sin duda.

-Alexander no creo que ella....
Pero fue interrumpido por el sonido de los cascos de caballos y un carruaje llegando a su puerta. Sin duda alguna, esa sería la condesa. Y George como disfrutaría de ver la cara atónita del duque en cuanto conociera a Priscilla.

-Pues estas en tu día de suerte amigo mío, porque creo que acaba de llegar mi invitada.

Ambos salieron del vestíbulo para saludar a la condesa, ambos sonriendo pero por motivos diferentes. Alexander, con una sonrisa traviesa en los labios esperaba a su presa, George con su sonrisa burlona moría por burlarse en la cara del duque.

Y con una ceremonia y pompa extremadamente elegante por parte del personal de la condesa, todo digno de los franceses, prepararon para que su madame bajara del carruaje.

La dama salió.

Hasta George contuvó el aliento. Incluso se olvido de la burla para el duque, que a ser sinceros no estaba en mejores condiciones.

Alexander incluso pensó que no podía ser real lo que veía. Él esperaba que la condesa viuda de Du Pronte fuera una mujer cercana a los sesenta, con arrugas en la cara, cuello y manos y tal vez hasta el cabello cano. Pero la mujer elegante que bajaba del carruaje era absolutamente lo contrario a lo que esperaba. Era hermosa, y joven sin duda, esbelta y con clase. Una dama de cara fina, labios rosados, cabello pelirrojo pulcramente peinado y unos increíbles ojos grises.

El duque trago saliva.

-¡George! Qué felicidad veros primo.-la condesa se acerco al aludido y lo abrazó con familiaridad.

-Priscilla bienvenida de nuevo a tu patria y a nuestra casa.-dijo George ya recuperado del shock, ella era incluso más bella de lo que la recordaba.

Ahí fue cuando Priscilla posó su vista en Alexander. El joven que acompañaba a George era sin duda atractivo, y de buen cuna a juzgar por la ropa cara y a la moda que portaba. Algo arrogante en su porte para el gusto de ella. En fin un típico Lord ingles presumido y confiado. Pero fueron sus ojos los que la congelaron durante una fracción de segundo. Eran de un azul luminoso, como el que se ve en el cielo de la campiña española en verano.

-Prima querida, dejame presentarte a un buen amigo de la familia, Alexander Wilham, duque de Pembrooke. - dijo George haciendo las presentaciones correspondientes y disfrutando de la cara de idiota con la que el duque veía a Priscilla.- Alexander, ella es la prima de mi esposa, Madame Priscilla Cecil Rousseft, condesa viuda de Du Pronte.

El duque le hizo una reverencia. - madame

-milord. - Priscilla lo imitó.-... ¿No me invitas a pasar a tu casa, George?

El aludido se sonrojó un poco. - ¡Qué desconsiderado! Espero pueda perdonarme milady.

Con eso George se retiró de la puerta dejando a la condesa entrar.
-¿En dónde está mi querida prima? - preguntó ella nada más entrar al vestíbulo.

-Con la modista. Pensábamos que llegarías mañana.-respondió George, seguido del duque.- ¿Gustas que se te muestre tu habitación, prima? O ¿Gustas esperar a Alinne en el salón?

-La esperaré, ¡oh George estoy tan contenta de estar aquí!

Con eso fue suficiente para que los tres pasarán al salón para tomar té y bocadillos para esperar a Alinne.

Alexander tomó asiento frente a Priscilla. ¡Por dios! ¿Por qué tenía que ser tan hermosa? Ella se sentaba con la rectitud de una dama. Con las manos sobre el regazo y los ojos ignorandolo por completo.

- A nosotros también nos da mucho gusto que estés aquí Priscilla.-dijo George.- Alinne se pondra contenta de tenerte hoy con nosotros. ¿Pensarás quedarte mucho tiempo?

Ella sonrió.

-De echo pensaba establecerme aquí.-Ella comenzó a servir el té, sonriendo mientras lo hacia.- Estoy pensando en conseguir hacerme de Keith Hall y hacer traer todas mis poseciones de Francia. Excelencia ¿con una o dos de azúcar?

Por fin lo miró. Y Alexander pensó que había estado sin respirar hasta que ella le hizo caso.- solo uno, gracias madame. Y si me permite estaría encantado de ayudarla a conseguir su casa.

-¡Que considerado! Se lo agradezco mucho excelencia.-Priscilla le sonrió y le dio algo de gracia al ver al duque sonrojado por eso.

-Mi esposa sin duda querrá hacerte una fiesta por eso. Estará tan entusiasmada de tener en Inglaterra a su prima.

Amor Y Secretos (Saga Amour #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora