No podía recordar en que momento todo cambió, en que instante dejó de ser un juego de niños y se volvió algo más peligroso. Una parte de mi mente sabía que no podía acercarme, que traspasar la línea que separaba el fanservice de la realidad era un completo error; pero otro, más salvaje, quería que me moviera por puro instinto, que le buscara como quien busca agua tras meses sin beber.
Tentándome, descansaba sobre mi hombro, abrazado a mi cuerpo como si mi contacto pudiera alejar todos los males que le acechaban. Sus labios entreabiertos me llamaban, pedían a gritos que me ocupara de ellos. Quería usarle, desgastarle, volverle mío hasta tal punto que solo pudiera vivir por mi, que suspirara mi nombre, que me suplicara por cada paso que daba.
Observé a Dokyun que me dedicó una amable sonrisa, ingenuo, incapaz de imaginarse lo que mi mente fantaseaba, mis anhelos más oscuros encerrados en mi propia mente. Me lo arrebataría temeroso, huiría con él, se alejaría como quien ve a un monstruo por primera vez.
—¿Seguro que quieres subirlo en brazos? —Preguntó, mirado con cariño al joven que dormitaba a mi lado—. Te toca cargarlo siempre que volvemos tarde, debes estar agotado.
—Sabes que lo hago porque me gusta —Curvé mis labios en una sonrisa para dejarle más tranquilo—. No pesa y siempre está cansado, es mejor dejar que duerma.
Asintió más conforme con mi respuesta y centró su atención en Sihyoung y Jaeho que comentaban animados lo que había ocurrido en el escenario. Era una costumbre que fuera de uno en uno, cerciorándose de que estábamos bien y que habíamos salido ilesos de un duro día de trabajo. Siempre atento, siempre a nuestro cuidado y yo... solo podía pensar en él, en Yijeong, en su cuerpo junto al mío, en mis manos sobre su piel.
Lo tomé en brazos sin cuidado alguno, por mucho que hiciera no se despertaría, tenía el sueño más profundo que había visto. Sus manos instintivamente buscaron mi pecho, agarrándose a la tela de la fina camisa y consiguiendo que los pocos botones, que quedaban abrochados, se soltaran. Retuve el aire de mis pulmones, dejándolo salir lentamente y cerré los ojos un instante para comprobar que la bestia seguía encerrada en mi interior, que el depredador no iba a saltar para atrapar a su pobre presa indefensa.
—Estás acabando con mi paciencia Jang Yi Jeong —Murmuré muy cerca de su oído y la sonrisa que se dibujo en el chico dormido casi fue instantánea. Dudé, quizás había sido mi imaginación que me provocaba ver respuestas donde no las había—. Mi paciencia tiene un límite, mocoso —...Y de nuevo pude ver una reacción en él. En cuanto pronuncie la última palabra, su mano menos visible se posó sobre mi piel, atravesando la barrera que creaba la tela.
Mis brazos lo retuvieron aún más, sosteniéndolo más cerca de lo que había querido en un primer momento, y mis pies variaron su ritmo, acelerando para llegar cuanto antes a nuestra casa. Fuese mi imaginación o fuese real, el maknae no dejaba de tentar a la suerte con sus caricias furtivas y yo no podía asegurar su integridad si jugaba con fuego de esta forma.
Sihyoung buscaba las lleves con lentitud, crispando mis ya poco controlables nervios. Necesitaba que abrieran la puerta, tenía que alejar a aquel cuerpo cálido del mío, dejarlo sobre el colchón y buscar con urgencia una ducha o alguno de los números que guardaba en el teléfono para este tipo de situaciones. La piel de sus manos quemaba, ardía, sobre la mía con una intensidad que asustaba. Indefenso me buscaba como si mi presencia pudiera calmar sus miedos. Acariciaba mi abdomen para sentirme como siempre lo había hecho al dormir, como sabía que a mi me gustaba, demostrándome como me necesitaba.
¿Por qué tardan tanto en abrir la maldita puerta?.
Nadie fue capaz de descifrar el por qué mi desesperación por entrar, por qué quería borrar de mi piel su tacto, por qué necesitaba ocuparme de mi cuerpo con tanta necesidad. No podía permitirme que lo descubrieran, que me aborrecieran por tener tan oscuros pensamientos con el más pequeño de nosotros, con el que más indefenso se encontraba.
—Kyungil ¿Vamos a...?
No le di tiempo a Jaeho para terminar la frase, entré a trompicones, aguantando mi respiración cada vez que su mano se acercaba a una zona de peligro o su aliento rozaba mi clavícula casi al descubierto por la debilidad de la tela. Sus labios, sus manos, su cuello... todo me obsesionaba, todo se volvía un tentador premio, todo amenazaba con derrumbar mi control.
No recuerdo cuanto tiempo pasé en la ducha, bajo el frío agua que se deslizaba por mi cuerpo, apagando poco a poco mis nervios encendidos. No recuerdo cuando me quedé completamente solo, observando el movimiento de su pecho al respirar relajado por el sueño. No recuerdo cuando acabé sentado sobre el colchón, retirándole el pelo de la cara para poder contemplarlo mejor. No recuerdo en que instante dejé de pensar y me incliné sobre él, dispuesto a abandonarme, a empezar una partida nueva.
—¿H-hyung...? —Murmuró débilmente, sin llegar abrir los ojos, y el hechizo se rompió devolviéndole a la cruda realidad.
—Soy yo, tranquilo, sigue durmiendo —Dije levantándome de la cama y me encaminé hacia la puerta, dispuesto a alejarme del peligro. Acababan de saltar todas las alertas. En algún punto de nuestra relación el lazo que nos unía se fue haciendo más fuerte, me acercaba a él como si de un imán se trataba y mi mente no descansaba cuando lo tenía al lado.
—No te vayas... —Noté como se movía, nervioso, buscándome con los brazos extendidos—. Duerme conmigo...
No sabía lo que me estaba pidiendo, no tenía ni idea de lo que podría ocurrir si me dejaba meterme en la cama. Hoy no. Hoy no podía sucumbir a mis manías de siempre, no podía aceptar su tacto...
—No es buena idea —Dije simplemente.
—Si lo es, ven —Murmuró consciente de lo que ocurriría si me daba una orden—. Deja de controlarte ¿Voy a tener que suplicarte?
—No sabes lo que estás diciendo.
Aunque me negaba con palabras, mi cuerpo comenzaba a avanzar hacia su cama. Lo ansiaba, lo deseaba y parecía no ser el único que quería que aquello sucediera.
—Hyung... —Me susurró, rompiendo todas mis defensas—. Ven conmigo. Por favor, hyu...
No dejé que terminara la frase. Demasiado tarde. El depredador había escapado de su jaula y se abalanzaba sobre su presa dispuesto a devorarla. No había tiempo para delicadezas, nuestros labios se buscaron desesperados, mis manos recorrieron su cuerpo con desesperación, nos exploramos el uno al otro hasta quedar sin fuerzas. Cruzamos la línea del bien y del mal con nuestros labios, con nuestras caricias, con nuestros cuerpos...
Era más que un juego, era más que simple fanservice... Él era la marioneta y yo el titiritero.

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Fanservice [Kyungjeong]
Hayran Kurgu"No debo. No puedo cruzar la línea que separa el fanservice de la realidad. No debo jugar." Pareja: Kyungjeong [Kyungil x Yijeong]