CAPÍTULO DOS

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Punto Ciego, era uno de los centros nocturnos con más vigilancia en la zona, y el más estricto en cuanto a normativas de edad. Tenía todas las herramientas necesarias para que ningún menor pudiera pasar con una identificación falsa. La música a todo volumen hacía vibrar el lugar. Las personas con antifaces comenzaban a llegar e iban con una sola intención: divertirse al máximo y experimentar la lujuria y el deseo que el lugar prometía.

Wyatt miraba las cámaras desde su oficina. Había más gente que la semana pasada. Eso lo hizo sentir muy contento, tal vez porque los espectáculos que había esa noche eran de primer nivel: Strippers desnudos deleitarían las pupilas de los presentes y The Ones era la banda invitada antes de que la noche se pusiera candente.


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Kimberly había llegado al lugar. Detrás de ella estaban Barbara y los chicos. Cuando entró, parecía sorprendida al ver la infinidad de parejas besándose por los rincones. Sin mirar a sus costados, se dirigió a una mesa frente al escenario, la cual, les había asignado el dueño del lugar gracias a las influencias de Gorka.

―Este lugar está genial y la mesa no se diga –Barbara gritó para que sus amigos la escucharan.

―No me agradezcan –Gorka respondió eufórico-. Es lo bueno de conocer a tanta gente, pero esto no es nada a comparación de lo que vendrá –una sonrisa torcida se dibujó en su rostro.

―Yo no creo estar mucho tiempo aquí, chicos... Me está doliendo la cabeza con tanto ruido –Kimberly dijo fastidiada-. No pretendo amargarles la noche. Si ustedes quieren quedarse no hay problema, yo tomaré un taxi.

―Estoy seguro de que cambiarás de idea y el dolor de cabeza se te pasará muy pronto. La noche es joven, querida –Gorka acomodó su antifaz multicolor.

Kimberly bajó la mirada y acomodó su antifaz rosa con plumas blancas. También se acomodó un poco el vestido plateado que dejaba ver más de la mitad de sus piernas. A Julius casi se le había caído la baba cuando la vio bajar las escaleras de su departamento. Parecía una diosa y sus tacones le hacían fantasear. Julius sintió la incomodidad de Kim y la tomó de la mano. Él no dejaría que se fuera sola. Si ella quería irse, él la acompañaría hasta la puerta de su departamento.

―Trata de divertirte lo más que puedas, hermosa –Julius le regaló una sonrisa sincera. Se veía tan guapo detrás de su antifaz negro brillante, el cual hacía juego con su traje Gucci.

Gorka movía los brazos al compás de la música. Él la estaba pasando de maravilla. Barbara lo acompañaba también moviendo los brazos. Ella se había esmerado por lucir mejor que Kimberly. Había optado por ponerse un vestido rojo, igual que sus zapatillas. Su antifaz era blanco con plumas del mismo color.

Kimberly miraba el reloj a cada minuto. Estaba llegando el momento de irse. Ella trataba de divertirse, pero no era como las demás chicas. La forma de diversión para ella era estar viendo su serie favorita mientras comía palomitas de maíz. Respiró profundo y se dijo a sí misma que sólo estaría diez minutos más.


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La hora para subir la temperatura en Punto Ciego se estaba acercando. Cuatro chicos se estaban acomodando los tirantes de sus pantalones antes de salir y presentar su espectáculo erótico. Las chicas se habían vuelto locas la semana pasada cuando los bailarines salieron disfrazados de estudiantes nerds, así que, iban a repetir el atuendo. Wyatt entró al camerino, llevaba una caja de cartón en las manos.

LA CASA DE LOS PLACERES [PRIMERA PARTE] *PRÓXIMAMENTE EN FÍSICO*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora