CAPÍTULO TRES

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Kimberly no había tenido noticias de sus amigos desde la noche de su cumpleaños. El fin de semana estaba a punto de acabar, por suerte. Así que comenzó a preparar sus cosas para el día siguiente ir a trabajar. Deshizo su cola de caballo, al mismo tiempo que se ponía sus pantuflas en forma de conejo rosa. Ella quería sacar todo el estrés acumulado de ese fin de semana, por lo que decidió darse un baño ultra relajante. Fue a la bañera y abrió la llave del agua caliente mientras ponía esencias relajantes. Su baño tenía que ser revitalizante. Salió de la bañera y fue a su alcoba para sacar unas velas y algo de incienso. Sonó su celular, miró en la pantalla que decía Gorka y contestó enseguida.

―No me agradezcas, querida –Gorka dijo antes de que ella hablara-. Pude ver la lujuria en tus ojos cuando esos chicos estaban bailando. Obviamente pedí un deseo porque Kimberly Rosenberg solamente pierde los estribos una vez cada diez mil años –se carcajeó-. Pero cuéntamelo todo... ¿cómo te fue con el papacito rubio? Se ve que le encantaste...

―Hola Gorka. Fíjate que yo estoy bien, gracias por preguntar. Ah, y no estaba para nada preocupada por ustedes. ¿Por qué no me habían hablado? –Kimberly dijo en una especie de sarcasmo combinado con enojo.

―Lo siento amiga, pero... es que estuve muy ocupado con cierto bailarín de Punto Ciego. Apenas pude zafarme de sus... ya sabes.

―No puede ser –dijo sorprendida-, ¿entonces ya son novios?

―No, tonta... Sólo somos amigos ocasionales. De sólo pensar en todo lo que hicimos... empiezo a querer de nuevo. Pero aún no me has dicho cómo te fue con el chico que te estaba bailando.

―No hicimos nada. Salí de corriendo en cuanto vi que ustedes se iban. ¡Me dejaron sola!

―Eres una tonta ¿cómo pudiste desaprovechar esa oportunidad?

― ¿Perdón? pero yo no soy como ustedes y sabían que eso era lo que iba a pasar. Pero no niego que me divertí y por un momento me sentí sexy, pero ahora ha llegado el momento de ser la misma Kimberly de siempre.

―Eres hermosa, Kim, sólo que el problema es... tu ropa y esos enormes lentes que hacen que tus ojos no luzcan como deberían lucir. Dale gracias a la vida que tienes un amigo con buen gusto, y además está dispuesto a ayudarte a ser sexy...

― ¿Qué quieres decir?

―Tú déjamelo a mí. Te prometo que no te haré poner nada extravagante, con Barbara es más que suficiente –ambos rieron-. Bueno querida, te dejo porque tengo que... cosas que hacer.

Kimberly se despidió, aliviada de que Gorka estuviera bien. De repente recordó que había dejado la llave de la tina abierta y salió corriendo de su habitación directo al baño. Vio que había un charco enorme de agua haciéndose más y más grande. Entró corriendo al baño y sus pantuflas se mojaron, pero al fin pudo cerrar la llave. Agarró su cabeza y pudo escuchar en su mente la voz de su amigo Gorka diciéndole "puedo hacer algo por tu imagen, pero nada puedo hacer con lo torpeza que hay en ti". Antes de tomar su baño relajante Kimberly tenía que limpiar. Se levantó y fue a buscar el trapeador y un trapo limpio.

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Los expertos en poner paracaídas estaban haciendo su trabajo con Wyatt y dos de sus mejores amigos. Los tres hombres ya tenían la experiencia necesaria para volar por los aires sin necesidad de ir acompañados de un instructor.

―Así que esa chica te dejó con el arma lista para disparar... Interesante –Bonzo dijo en tono de burla.

―No seas tonto –Wyatt respondió con seriedad- Hubo algo en ella que me atrajo, me dejó hipnotizado...

LA CASA DE LOS PLACERES [PRIMERA PARTE] *PRÓXIMAMENTE EN FÍSICO*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora