CAPÍTULO 8

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— ¿Quién se aprovechó de ti? — eso no lo pronunció Dae y mucho menos yo, volteé hacia el umbral y vi que era GD el que entraba a la sala cargado con bolsas.

— Tu idiota... —dijo Dae mientras se acercaba amenazantemente hacia GD, trate de detenerlo tomándolo de la camisa, pero fue inútil, se paró frente de él y lo empujo.

— Mira... — soltó una sarcástica y furiosa carcajada — No se dé que rayos estás hablando... —puso las bolsas en el piso —Pero será mejor que te largues ahora... —le dijo amenazantemente.

—Bueno...eh... — reí nerviosamente mientras me ponía entre los dos, de frente a Dae —Creo que será mejor que te vayas — le dije casi rogando, puse mis manos en su pecho, para hacerlo hacia atrás.

— No... yo no me voy hasta partirle la cara a este... — ni siquiera me miraba, solo lo miraba a él con una fría mirada, y estaba cien por ciento segura que la mirada de GD era igual o más despectiva.

— Genial... no sabes las ganas que tengo de dejarte en el piso — sus voces llenas de rabia, me hacían estremecer.

— Ya basta... déjense de tonterías... Dae vete por favor... — le insistí, pero lejos de hacerme caso, me tomo de la cintura, para levantarme en el aire y hacerme a un lado.

— ¡DAE! — grité cuando vi cómo le tiraba un golpe a GD, este paso el dorso de su mano por debajo de su labio inferior, para limpiar la gota de sangre que había brotado. — ¡Basta! — volví a gritar solo que ahora GD le devolvió el golpe. Todo pasaba tan rápido y a pesar de mis seguidos intentos de separarlos, si no era Dae, era GD el que me hacía a un lado.

— ¡KANG DAESUNG! ¡Uno más y no te vuelvo a hablar en mi vida! — le amenacé haciendo que volteara a verme, su ceja y labio sangraban al igual que GD.
— No puedo dejar que este tipo se aproveche... — me respondió molesto.

— ¡Pero entiéndeme no me hizo nada! — me puse nuevamente en medio. — Te estoy diciendo la verdad... Por favor vete... — le volví a pedir. Tomo el cuello de su camisa y limpio sus labios.

— Sabes que te quiero... — me dijo resignado pero aun tratando de controlarse, se acercó a mí y beso mi mejilla. Miro fulminantemente a GD una vez más y salió de la casa, escuche el golpe de la puerta e inmediatamente lleve mis manos hacia mi rosto para ocultarlo. Me sentía terrible.

— Demonios, por eso quería hablar contigo... para evitar que le dijeras a medio mundo que abuse de ti... — me reclamó furioso mientras tomaba las bolsas del piso que ahora estaban esparcidas por toda la sala.

— Yo no dije absolutamente nada a nadie... — le respondí caminando detrás de él.

— Si claro... ¿entonces por qué este imbécil se me hecho encima? — me gritó.

— ¡Tal vez porque vio las marcas que estúpidamente dejaste en mi cuello! — le grité igualmente, no iba a permitir que me él me gritara sin razón.

— Discúlpame... pero tú dejaste las mismas marcas o incluso peor en mi cuello y no estoy quejándome con la primera persona a la que vea — dejó las bolsas sobre la mesa de la cocina.

— ¡Ja! Ahora resulta que yo tengo la culpa... — le dije sarcásticamente.

— Si... ¡tienes la culpa desde haber hecho una fiesta, beber hasta perder el conocimiento y no dejarme ir! — se acercó mientras enumeraba fríamente lo que decía.
— ¿No dejarte ir?- pregunté riendo mirándolo con ironía. —¿Acaso te apunte con la pistola? ¿Te amarre? O ¿Te amenacé para que te quedaras? — ahora yo enumere con mis dedos. — NO, ¿verdad?

— Pues uno solo recuerda lo que le conviene.

— ¿Lo que le conviene? — volví a reír — No lo creo... porque nada de lo que sucedió me conviene y aun así recuerdo algunas cosas- dije seca.

— ¿No te conviene? — ahora fue él quien soltó una carcajada -'¡Shh GD! ¡Si podemos!' — dijo haciendo una aguda voz, tratando de fingir la mía.

— ¡Eres un idiota! — exclamé ahora más que molesta.

— ¡Sí, un idiota al cual casi violas!

— ¡Brincos dieras! — le dije soltando una sonora carcajadas — Sabes que... ¿por qué no te vas?... ¡tomate el día! ¿Por qué no te vas con tu novia o algo así?

— ¿Qué? ¿Ahora estas celosa? — se acercó a mi lentamente, alzando una de sus delgadas cejas con ese brillo irónico en sus ojos.

— No tienes tanta suerte...

— No necesito suerte... —pronunció lentamente y por lo bajo, mientras seguía acercándose — Sé que te gusto... — esta vez yo no retrocedí, no le demostraría debilidad.

— Si me gustaras ya te tendría aquí... — levante mi mano mostrándole la palma de mi mano.

— ¿Cómo? ¿Así como yo te tengo a ti? —levantó una de sus cejas mientras sonreía victoriosamente de lado.

— Bien sabes que no es cierto... — le dije riendo, me di media vuelta y camine hacia las escaleras.

El Niñero | Primera Temporada [ ADAPTADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora