El Niñero | Primera Temporada [ ADAPTADA]

CAPÍTULO 34

Limpié mis lágrimas ya que nublaban mi vista, Ji Eun escuchaba con atención mientras negaba con la cabeza, al igual que yo cubría mi boca con una mano.

—Gracias ya mismo estamos allá— confirmó en la línea, justo en ese momento bajaba por las escaleras Yong Sol, quien obviamente se sorprendió/asustó por nuestros rostros. Ji Eun trataba de contener las lagrimas —Ji...Ji Yong tuvo un accidente, una camioneta perdió el control y se impacto contra su auto... y se volcó— no resistió más y se soltó en llanto mientras que el mío no cesaba.

—A ver, tranquilas...— nos dijo a ambas —______ avísale a los chicos... creo que será mejor que Dami no se entere... 

—La llevaré a mi casa, ¿está bien? así se distrae con Haru— pensé y le comenté solo asintió con la cabeza.

—Nos adelantaremos, los esperamos allá— Ji Eun fugazmente subió y bajó con un abrigo, en cuestión de segundos estaba parada sola en el living de la casa de mi hospitalizado novio.

Subí a grandes zancadas las escaleras, llegue a la habitación de Young Bae, toqué la puerta dos veces y entré. No podía esperar a que el chico se despertara y me abriera la puerta.

—Young Bae...— lo moví un poco pero solo conseguí que se quejara y se girara —Young Bae, despierta...— insistí aumentando la fuerza de los movimientos, las lágrimas comenzaban a salir nuevamente al pensar en GD— ¡Young Bae, despierta ahora!— le grité y éste se sobresalto lanzando las sábanas.

— ¿Qué pasa?— preguntó asustado y aún más se asusto al ver mis lágrimas — ¿Qué pasa, _______? — preguntó nuevamente, pero mi estúpido dolor en el pecho no me dejaba hablar.

—GD... GD, Young Bae— alcance a decir en un hilo de voz —Tuvo un accidente y está en el hospital.

— ¿Qué?— soltó un grito ahogado — ¿Y mis padres?— preguntó tomando sus pantalones de uno de los sillones, ni cuenta me había dado que solo vestía bóxers.

—Ya van rumbo al hospital— le informe —Me dijeron que les avisara, que Dami no se enterara, la vamos a dejar en mi casa...— le dije y salí corriendo de la habitación para ir hacia la de Seungri.

Le expliqué todo a Seungri, él se ofreció en avisarle a Dami, ya que la pequeña no me creería que 'no sucedía nada'.

—Tranquila todo va a estar bien...— decía suavemente, tratando de calmarme un poco—Ese GD es más duro que una roca— bromeó pero no podía evitar sentirme así. Abrió la puerta y una oleada de aire helado nos envolvió. —Ya vuelvo— cerró la puerta y corrió escaleras arriba para después bajar con un par de gruesas chaquetas.

Me entregó una mientras él se colocaba la otra. Apenas la tomé entre mis manos y el perfecto aroma de GD inundó mis fosas nasales. Haciendo que las lagrimas volvieran a acumularse en mis ojos. Seungri volteó a verme cuando los pasos en las escaleras se acercaban. Aniquilé toda lágrima con el dorso de mi mano. Respiré profundamente y traté de verme lo más normal posible.

— ¿A dónde iremos?— preguntó la pequeña Dami, mirándonos a todos pausadamente.

—Nosotros a unas compras que tenemos que hacer y tú iras a mi casa ¿Quieres jugar con Haru?— le pregunté y esta sonrió.

— ¡Sí!

—Vamos...— le dije y todos salimos.

Subimos a la camioneta de Young Bae, yo de copiloto con  Dami y Seungri atrás. Introdujo la llave para que encendiera, pero como hecho intencionalmente, no encendió. Intento tras intento, Young Bae se rindió.

— ¡No puede ser!— gritó al mismo tiempo que golpeaba el volante.

—Te dije que necesitaba arreglo...— se quejó Seungri.

—Sí, gracias ...— le dijo molesto Young Bae, sin siquiera darles tiempo a pensar en una solución saqué mi celular y marqué a la primera persona que me paso por la mente. Daesung.

Baje del auto seguida por Young Bae, ya que le había hecho una seña a Seungri de que nos esperara dentro.

— ¿Daesung?—ese estúpido nudo como amaba atascarse en mi garganta.

— ¿Qué pasa, ______?— preguntó preocupado ante mi tono de voz.

—Necesito que me hagas un favor...— trataba de que no se cortaran las palabras.

—Lo que sea.

— ¿Puedes venir por mí?

— ¿Dónde estas?— me pregunto acelerado, se escuchaba mucho alboroto del otro lado.

—En... en casa de GD...— rogaba que no se molestara.

— ¿Qué haces en casa de ese? ¿Qué te hizo?

— Dae...— mi llanto había aumentado —Dae... GD tuvo un accidente y está en el hospital.