Capítulo cuatro: Vieja promesa

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Lo mire sorprendida, su hermoso cabello negro revoloteaba con el viento y sus ojos estaban tan resplandecientes como el color del atardecer, acaparaba toda mi atención, no creí que estuviera en la ciudad ahora, se supone que el debería estar en California estudiando actuación, esa era la decisión que había tomado la última vez que nos vimos y jamas creí verlo hasta en algunos años. Claramente el es notablemente mayor que yo.


─ ¡Viktor! — Me abalancé hacía su pecho y lo abracé calidamente — Creí que no te volvería a ver — Correspondió a mi abrazo y en sus labios se dibujo una pequeña sonrisa— ¿Que haces aquí, no deberías estar en California? — Lo miré confundida


— Hace un tiempo me gradué, ahora estoy aquí por mi carrera ¿que te parece si pedimos un café y te lo explico mejor? — Me llevo hacía el fondo del local, aun nuestros dedos seguían entrelazados.



Nos sentamos en una mesita cerca de las ventanas donde se podía apreciar las frías calles de la ciudad, una mujer de tez bronceada y grandes ojos oscuros se acercó hacía nosotros parecía ser una empleada del lugar, vestía una camiseta blanca con unos jeans, encima llevaba un delantal rojo, Viktor ordenó dos cappuccino, realmente sabia cual era mi favorito


— La razón por la que estoy aquí es por que seré parte de una producción cinematográfica, también debutare como actor en el cine, cuando supe que sería en esta ciudad no lo pensé dos veces, moría por verte Leila. Se que es inesperado, pero todo este tiempo me hizo darme cuenta lo tonto que fui al haberte dejado — Se removió en su asiento, parecía algo incomodo.


— No te culpo, solo tratabas de seguir tus sueños y sé lo mucho que significaba para ti en ese entonces, todos estamos sujetos a cambios — Lo sé, sólo quiero que me des otra oportunidad, por favor — Me miró con cara de perrito arrepentido mientras tomaba mi mano fuertemente.


 — Necesito pensarlo, todo esto me ha tomado de sorpresa — Le di una pequeña sonrisa y me levanté de la silla.


— ¿A donde vas? — Pregunto confundido — Tengo que estar en otro lugar , por cierto... ¿cuanto es por el café? — No es nada, yo lo pagaré. —  ¡déjame hacerlo! — Exclamé — Yo también tengo mucho dinero ¿o ya lo olvidaste? — Se acercó a mi y sonrió en señal de victoria, se veía adorable así que lo deje pasar esta vez.


Se me hacia raro volverlo a ver con aquellos ojos de enamorada, tuvimos algo muy corto cuando apenas yo tenía quince años. 


Salimos del lugar, era evidente que no quería regresar a casa, no quería estar sola de nuevo aunque esto para mi ya era una costumbre, por otro lado Viktor no dejaba de contarme sobre su experiencia en el extranjero, no le tomé tanta atención puesto a que estaba atendiendo una llamada, era Rosa.


— Muy bien ¿Me permites llevarte a tu casa? — Preguntó el pelinegro — ¿Entonces si? ¡Esta bien! Nos vemos en unos minutos — Dije a través de la línea, al finalizar la llamada una sonrisa se dibujo en mi rostro. — Leila..


— Lo siento Viktor ¿que habías dicho hace un momento? — Mis mejillas se enrojecieron de vergüenza. — Si podría llevarte a tu casa — Repitió — De hecho voy a la casa de una amiga, se llama Rosalya, no creo que la conozcas. — Igual me ofrezco a llevarte a donde quieras  — Dicho esto nos dirigimos a su auto el cual estaba aparcado cerca de la cafetería.

« D E S T I N Y »  [Corazón de melón fanfic]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora