CAPITULO 3

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Alyssa

Estoy sentada en un gran mueble negro, las palmas de mis manos están sudadas, jugueteo nerviosa con un mechón de mi cabello. Esto no es propio de mi, siempre soy altiva y segura de mi misma pero esta sin duda es la oportunidad de mi vida, cualquier persona en mi lugar estaría cagándose en los pantalones.

A lo lejos una voz  me llama.

-Srta Alyssa Ferrari pase adelante-me dice la voz de manera relajada-
Me levanto decidía entro a la oficina, ha llegado la hora de mi presentación. 

-Alyssa Ferrari- digo mientras extiendo mi mano-

Un hombre alto, rubio oscuro de ojos azules, bastante apuesto con el traje gris y las gafas, sentado detrás de un enorme escritorio de madera negra pulida, todo el ambiente esta decorado en negro grises y metálicos, es una oficina muy agradable y profesional.

-Mucho gusto, mi nombre es Sebastien Hill - dice dándome su mano con un apretón fuerte y seguro.-

-Quería darle las gracias, se que este tipo de oportunidades no se presentan con frecuencia.-digo con total sinceridad.

-No es nada, aunque sinceramente cuando te filtraste el central de seguridad de la empresa tenía mis dudas, sobre iniciar una demanda-lo dice con mucha seriedad U ofrecerte un empleo, ahora veremos si merece la pena tenerte en esta compañía.
Lo miro de manera  perpleja, disponiéndome a activar mis sistema holografico para iniciar mi presentación.
-Bueno ahora demos comienzo para que conozcas el software de seguridad bancaria que he diseñado- le digo con mucha seguridad Y haciendome cargo de la situación.
Empiezo hablar sobre el sofisticado sistema de rastreo y cálculo de fraudes, aclarando que al programa nada se le escapa, lee patrones de deposito y  transferencias detectando fraudes en segundos, de manera inmediata rastrea el origen y destino de fondos producto de malversación. 

Así se me va alrededor de una hora cada vez hablando con más entusiasmo, mientras miro con el sr. Hill esta completamente interesado en todo lo que le digo.

-ya por fin he finalizado espero no haberle quitado más tiempo del necesario- le digo mientras le doy una media sonrisa. 

-Para nada, ha sido una presentación increíble tu programa es fascinante, Srta. Ferrari bienvenida a Ashford Networld- me dice mientras toquetea de manera rítmica los dedos sobre el escritorio. 

-Muchas gracias no se arrepentirá, pero me gustaría hacer una petición, quiero el total anonimato, todos mi proyectos los hago bajo seudónimo- suelto así sin más, ni he empezado a trabajar y ya estoy exigiendo. 

-Interesante, no quiere ni fama, ni reconocimiento usted no es una mujer simple srta. Ferrari, pero si así lo desea así será.  Me dice mientras se levanta la silla y entregarme una hoja. 

-con esa hoja se la entrega a la srta. White en la recepción para que le haga el registro oficial como empleada de esta empresa. Hace ademán para acompañarme a la puerta, lo sigo de manera educada.

Camino hacia el ascensor con una sonrisa que no puedo disimular paso mi tarjeta por el lector y las puertas se abren sin más. Entro y de inmediato el ascensor comienza a subir ¡que mierda!.
Llega al último piso las puertas se abren para mi sorpresa el hombre más bello que han visto mis ojos me mira y entra, ¿por qué me pasan estas cosas?.

Lo miro con desprecio mientras entra al ascensor. El ambiente esta tenso, se podría cortar  con un cuchillo, el silencio más incómodo de mi vida, hasta que se atreve a decir algo.

-Soy Evan Ashford, bienvenida a la empresa. Dice para romper el hielo.

-Alyssa, Alyssa Ferrari.-dándole un apretón de manos con mucha seguridad.

Se gira hacia el frente y las puertas se abre en ese momento, sale con rapidez se encamina hacia la puerta de salida y se sube a un Bentley que esta aparcado afuera. 

Camino en dirección a la rubia-portada de revista, le entregó la hoja sin decir nada, mientras ella teclea velozmente y llena los formularios, me pide que coloque de nuevo mis pulgares además de la impresión de mis manos. Me hicieron más preguntas que a una celebridad en entrevista de farándula, por favor son unos desquiciados con la seguridad.

Salgo agotada, mi cerebro ya no puede más después de tantas preguntas, camino por la quinta avenida para despejarme, llamo de manera rápida a Georgia.

-Holaaaa amiga bella, te  tengo las mejores noticias- le digo de manera jocosa.

-¡Lo conseguiste perra!- ella siempre diciendo sus palabrotas, escucho su risa por el teléfono. 

-Si amiga, ¡lo hice! Tenemos que almorzar juntas ando por la quinta avenida, ¿Nos vemos en nuestro restaurante favorito?.- diciendo con mucho entusiasmo.

- Nos vemos en 15 minutos. Me cuelga la descarada, dejándome con la palabra en la boca.

Me río sola de las locuras de mi amiga, mientras veo las tiendas Manhattan es demasiado cosmopolita, la moda es ley a dónde mires hay una mujer o un hombre super elegante, cada quien es hermoso en su propio estilo.

Llegue al restaurant, pedí la mesa de siempre solo falta esperar a Georgia.

Miro a los transeúntes por la ventana del restaurant, cuando Georgia se baja despampanante de su auto, carga un vestido ceñido de color negro resalta sus curvas junto a sus zapatos de tacón rojo hacen el conjunto de infarto.

Entra apresurada, saludando desde la puerta, llega hasta mi y me saluda con un beso en ambas mejillas.
-Ahora cuéntame como te fue y no omitas detalles.- es siempre tan elocuente, entre nosotras el cotilleo es tan largo como solo somos capaces de entenderlo ella y yo.

-Bueno el edificio es aún mas espectacular de lo se que se ve por fuera, pero son demasiados exigentes con la seguridad parece una locura. -digo mientras hago gestos exagerados con mis manos.

-que esperabas es la compañía de Internet más grande del mundo debe tener mas secretos que el pentágono-dice muy seria, es cierto no había reparado en ello.

-Bueno lo importante es que consegui el empleo gracias a mi espectacular presentación-suelto una risota.

-¡Si!, ¿ quién te entrevistó? ¿estaba bueno?- ella siempre pensando en hombres.

-El señor Hill es muy apuesto, pero no es mi tipo, sabes que hace mucho que no salgo con nadie ni voy a empezar  a hacerlo. Suelto de manera despectivo sabe que no quiero salir con nadie.

-Bueno, bueno hace mucho que no hechas un buen polvo ya me doy cuenta porque eres tan amargada, solo fue una sugerencia.-Dice algo decepcionada.
En ese momento se acerca el mesonero y salva a Georgia de toda mi ira.

Pedimos el almuerzo sin más, yo pedí salmón con verduritas de estación y una copa de buen vino, Georgia por su parte se inclino por un pollo y espárragos igual acompañado con vino.
Aguardamos la comida  hablando de trivialidades, cuando apareció el mesonero con nuestros platos agradecí al cielo estaba hambrienta, bueno siempre tengo apetito.
Terminamos de comer nos despedimos en la acera,  yo estaba decidido pasar mi tarde de compras.

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