Querido diario:
Continúo con la historia de mi "escape". ¡Lo peor que podría haber echo!
—¿Qué te sucede? Hasta ayer todo estaba maravilloso, —exlacmó Diego— y ahora parece que no quisieras salir conmigo. Te he dicho, cuando te pedí salir, que no me ilusionaras ¡y lo haz echo!
Me largué a llorar. Nuevamente me sentía una mala persona. Claro, yo siempre digo "No me ilusionen" pero, al final, hago lo mismo. No sabía qué hacer, cómo reaccionar.
—Diego, siento que fui demasiado lejos. Me asusto con sólo pensar que mi madre puede enterarse. ¿Sabes lo que haría? Es capaz de mandarme a un colegio pupilo, —decía, mientras me secaba las lágrimas— es capaz de sacarme todo lo que amo, es capaz de...—Diego me interrumpió.
—Olvídalo. Y yo que creí que podría tener algo serio contigo.—Suspiró—¡Si no le habías dicho a tu familia que estábamos en algo!
Estaba harta de esa situación. Decidí largarlo todo.
—¿ESTÁBAMOS?—Dije levantando mi tono de voz—.¡Nunca hemos tenido nada, ingenuo! ¿No te habías dado cuenta? Lo nuestro fueron besos, abrazos, regalos y sólo dos salidas. Por eso no le dije nada a mi familia, —dije intentando tranquilizarme— ¿ahora entiendes?
—¡Eso quiere decir que lo nuestro no te importaba, que me usaste!—Fue él, el que gritó.
—Di lo que quieras, pero no quiero verte más. Tú no me gustas, lo siento. Creí que iba a funcionar, pero no. Es imposible olvidar a mi hermanastro.—Tomé la cara de Diego y lo miré a los ojos—. Eres demasiado para mí. No me mereces.
Él lloró. Juro que nunca había visto a un varón adolescente llorar. ¡Me dio mucha pena!
—¿Sabes que tienes razón? No te merezco.—Comentó sonriendo.—Yo soy una buena persona, tú jugaste con mis sentimientos, y eso lo hace una mala. Lo más feo de todo, es que yo te amaba.
Así es, Querido diario. ¡Diego dijo el verbo "amar" en pasado! Dios mío, todo fue muy difícil y con sólo recordarlo, me deprimo.
—No vuelvas a decir esa palabra,—dije yo bruscamente.—No sabes lo que es amar, eres muy jóven aún. Disfruta la vida, hazme ese favor.
Dicho eso, me retiré. Sin decir nada más. Luego, vino lo peor.
Podía entrar a mi casa por la ventana, pero era demasiado lío. Por lo tanto, ingresé por la puerta de entrada. ¡Y FUE LO MÁS TONTO QUE HICE EN EL AÑO! Mi madre estaba tomando un medicamento en la cocina, de espaldas a mí, pero claro, como yo soy nada disimulada, no pude hacer silencio. Ella se dio vuelta. Al verme bien vestida, maquillada, peinada y con lágrimas en los ojos, me gritó. Me dijo muchísimas cosas, pero lo que más me dolió fue esto: "¿Sabes por qué te escapas? Porque me odias. No sólo a mí, también a Maxi y a Julián (mi padrastro)." Cuando me dijo eso, para variar, comencé a llorar. Estuvimos gritando porque yo intentaba explicarle lo sucedido. ¡SEGURO QUE ELLA EN SU ADOLESCENCIA, TAMBIÉN HACÍA COSAS QUE NO DEBÍA! ¡¿POR QUÉ TODOS LOS PADRES SON IGUALES?! Cuando le dije a mi madre, gritando: "Me encantaría irme a vivir a Córdoba con mis abuelos", se despertó mi padrastro con su hijo. Intentaron arreglar las cosas, pero lo único que lograron fue un cachetazo de mi mamá. Así es. Ella me pegó en mi mejilla derecha, ahora tengo todo morado. Estoy castigada un mes, y Maxi está castigado dos semanas por haberme cubrido. Pobre...él no merecía el castigo.
Apenas se termine mi castigo, iré a Córdoba con mis abuelos un par de semanas. Me importa ABSOLUTAMENTE NADA la escuela. Yo quiero ser jugadora de hockey profesional cuando sea grande y la escuela no serviría de mucho, que digamos. Además, tengo mis propios ahorros y podría pagarme el pasaje para viajar. No necesito a mi madre, y mucho menos a su esposo y su hijo.
No he hablado con Diego. Él me llamó dos veces (ya han pasado tres días del "escape") pero yo le corté. No pienso hablar con aquel chico, se lo dije cuando discutimos y cuando me meto algo en la cabeza, no paro.
Con mis amigas puedo hablar por celular, pero no tengo ganas. Ahora sólo me dedico a escribir canciones y frases, a estudiar y a intentar hablar por Twitter con mis OTRAS amigas, las que sólo conozco por redes sociales. A veces...a veces siento que sólo ellas me entienden.
Sam, quiero seguir escribiendo, pero en dos días tengo examen y aún no estudié. ¡Gracias por ser la única persona de mi casa que me escucha y no me juzga! Cada día te quiero más.
Julieta.
PD: ¡MI MAMÁ ME PROHIBIÓ IR A LA PSICÓLOGA POR UNA SEMANA!