Sam:
¡Estoy mucho mejor! Hace dos días comencé a ir a la psicóloga (que por cierto se llama Andrea) y me está haciendo muy bien. Hablamos de muchas cosas y ella me deja llorar tranquilamente. Cuando me desespero, es decir, cuando lloro demasiado, ella me da un vaso con agua y espera a que se me pase. ¡Es una gran persona! Digamos que la considero mi amiga. Por ahora voy dos días a la semana, pero probablemente, comience a ir tres.
Bueno, hasta ahí todo genial. Ahora el tema es Maxi, mi hermanastro del cual estoy enamorada (sí, teniendo “novio” estoy enamorada de otro) y su respectiva novia, Sharon. El sábado pasado vino a cenar a casa y se me hizo la simpática todo el tiempo: desde que entró hasta que se fue. ¿Puedes creerlo? ¡Qué chica más falsa! La detesto. (No es sólo por eso mi odio hacia ella…otro día te contaré porqué). En fin. A mi madre y a mi padrastro, Julián, les cayó bárbaro la chica. Es más: la describieron como una persona dulce, comprensiva, amorosa… ¡No sé qué tienen en la cabeza estos dos! Pero supongo que esos adjetivos, le van a durar muy poco, porque yo no pretendo quedarme con la boca cerrada, yo tengo que decirle a Maxi y a mi familia lo que sé de Sharon. Discúlpame Sam, tú no tienes la culpa de tener que estar... (¿Escuchando?, ¿leyendo?, no lo sé) cosas sobre ella. ¡ES ODIOSA! Bueno, basta, perdón.
Te contaré noticias más recientes: Diego, mi novio. Esto sucedió ayer, a la salida del colegio. Yo estaba caminando por la calle para ir a mi casa.
–Hola, linda. –Dijo. – ¿Cómo andas? –Me abrazó y me dio un beso en la mejilla.
–Hola, Diego. –Estaba muy feliz de verlo, pero mi cara no decía lo mismo, pues había desaprobado un examen bastante importante. – ¡Te extrañé mucho! No me has llamado, me tenías preocupada.
–Sí, lo sé y lo lamento mucho. Pero, para recompensarlo, –dijo mientras abría su bolso– tengo dos entradas para ir al cine mañana a la noche. ¿Qué te parece? Me han dicho que la película es muy buena. ¿Quieres venir?
– ¡Ay, sí, me encantaría! Pero…mañana…–dije pausadamente– ¿mañana no es jueves? Es día de semana, no creo que me dejen ir. –Me desilusioné mucho al pensarlo. Yo sí quería ir con Diego al cine.
–Oh…tienes razón. –A él también se lo vio triste luego de que yo respondí a su invitación. –Bueno, podemos ir el fin de semana si te parece bien…
No quería. Es decir, si quiero ir al cine con Diego, pero NO el fin de semana…
–Espera…–dije pensando– mis padres no tienen porqué enterarse, ¿cierto? –Hice una sonrisa…digamos que…media malévola.
Diego se asustó un poco, porque él creyó que mi idea era escaparme de casa. ¡Y SÍ! ¡TENÍA RAZÓN!
Por lo tanto, esta noche, saldré con él al cine. La función es a las once p.m., y mi familia suele acostarse a las diez y media p.m., así que tendré tiempo de prepararme y escapar. Creo que saldré por la ventana que tengo en mi cuarto. Esa ventana da a la calle de mi barrio, entonces… ¡tendré que saltar desde la ventana hasta la vereda! Wow, qué emocionante que será todo. ¡Estoy muy contenta, Sam! Espero que tú también lo estés.
¿Sabes algo? Desearía que fueras un ser humano, una persona como yo. Me encantaría que tú también me cuentes cosas sobre ti, me encantaría poder compartir lágrimas y sonrisas contigo, me encantaría invitarte a dormir a mi casa y quedarnos despiertas hasta la madrugada… ¿Por qué nadie es como tú? Que escuchan y no juzgan.
Julieta.