Capítulo 5: Iniciación

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Su nueva habitación de juegos se encontraba justo al lado de la habitación adonde dormía, obstruida por cerradura cuando fuera que no la necesitara para garantizar todavía mayor privacidad. Christian tuvo que soltar la mano del joven que lo seguía justo por detrás para sacar la llave de su bolsillo y girarla. Pero se detuvo en contacto con el picaporte para volverse a él.

-No te preocupes. Lo que tengo aquí no son mi consola de juego.

Christian le sonrió como si fuera un viejo chiste, por el cual Jack sólo pudo sonreírle como si fuera bastante divertido comentario que hacer a pesar que apenas le había prestado atención a lo dicho. Más que nada deseaba que abriera la puerta de una buena vez y tener su primera experiencia oficial como el hijo de Christian Grey. Cuando el hombre finalmente lo hizo y lo condujo poniéndole una mano sobre la espalda, la habitación estaba en completa oscuridad.

Se escuchó un leve sonido de clickeo cuando Christian presionó el interruptor y unas luces se encendieron a lo largo de las paredes rojas. Su primera impresión fue de decepción. La manera en que los instrumentos y los accesorios estaban desplegados parecían más propia de una tienda de fetiches que la forma en que lo pondría alguien que estaba habituado a de verdad usarlos. No le daba ninguna esperanza el que el lugar en general diera la impresión de ser un útero representado para una obra. Si viera algo así en la habitación de cualquier otra persona habría asumido que sólo era un presumido exhibicionista o un entusiasta coleccionista, vainilla hasta la misma médula.

De no ser por la seguidilla de azotes que le habían caído encima dentro de la limusina esa habría sido la señal definitiva que necesitaba para saber que no tenía nada que hacer en esa mansión y empezar a planear su escape. Pero con el dolor todavía presente en su cuerpo, ahora tenía más confianza y deseo por descubrir la clase de cosas que Christian hacía con las personas que consideraba su propiedad, incluso si su cuarto dedicado a ese tratamiento no le causaba mucha esperanza.

Christian cerró la puerta a sus espaldas, giró la llave sobre la cerradura y comenzó a caminar hacia la cama, quitándose la chaqueta y camisa para ponerlas sobre un gancho de metal en la pared. Luego se volvió hacia él, caminando con lenta deliberación antes de tomarle el mentón y elevárselo para agarrar entre los dientes su labio inferior. La fuerte mordida y la consiguiente lamida sobre las marcas dejadas le causaron un leve gemido de placer. Pero ahora sabía mucho mejor que alzar los brazos para devolver el beso sin permiso.

Christian sonrió como si estuviera complacido con su auto-restricción y le liberó para comenzar a desvestirlo, besándole el cuello a medida que iba dejando al descubierto su piel pálida. En cuanto le fue desprendiendo la camisa de los hombros, Christian presionó los labios sobre el hueso duro que sobresalía en el mundo en que el final de su brazo se unía a su tronco y chupó con fruición. Era un extraño punto en el que concentrarse, se sentía extraño, pero si así era el guión de la escena entonces jugaría el papel sin inconveniente. Gimió largo y tendido, apartó la mirada con falsa modestia hasta que Christian dejó lo que hacía para seguir por su pecho y aplicarse a sus pezones como si esperara que algo saliera disparado.

No era un gran punto de estimulación para Jack, pero como le resultaba evidente que Christian Grey eran de los que preferían parejas bastantes vocales a lo que él les hacía, de manera tal que pudiera creerse que era mejor de lo que realmente era. Así que el muchacho sacó adelante sus habilidades de actuación para pronunciar los más altos sonidos de excitación sin que se le notaran exagerados. Había tenido su buena cantidad de práctica en el pasado para saber controlar su garganta y que no se notara la diferencia.

Fue un asunto diferente cuando Christian bajó desde su pecho hacia su ombligo y tuvo que morderse la lengua con especial fuerza para no estallar en carcajadas por las cosquillas. Luego de lo cual Christian se irguió sobre sus dos piernas para quitarle el cinturón y dejarlo caer al suelo con sus pantalones. El hombre le quitó los zapatos levantándole las piernas desde el tobillo, arrojándolo detrás de sí con movimientos rápidos. Jack se apoyó en la pared a su espalda para no caerse mientras su pantalón se le era arrancado como la costra de una herida infectada.

Sugar DaddyWhere stories live. Discover now