Capítulo 7: La decisión

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La sala de espera a esas horas estaba vacía. Christian al final había tenido que pagar una buena cantidad de dinero para que el doctor pudiera despejarles la agenda de manera que nadie los acompañara mientras realizaban esa pequeña tarea. Creía que iba a ser una cuestión de lo más sencilla, entrar, que se hiciera lo que necesitaba que se hiciera, e irse. Sin más testigos que un recepcionista al que podía pagar todavía más para que mantuviera la boca cerrada sobre lo que había visto en su lugar de trabajo en esas horas.

Pero el doctor todavía no había vuelto de su almuerzo, de modo que ellos igualmente tuvieron que esperar a pesar de ser las únicas personas presentes.

-¿De verdad es necesario esto? –preguntó Jack a su lado, todavía jugando en su celular último modelo en el asiento al lado de Christian-. ¿Para qué debíamos hacerlo? Lo olvidé.

-Control general –respondió Christian sin perder un segundo en vacilaciones. Esa era la única respuesta que iba a dar porque era la única respuesta que había. En lo que respectaba al mundo fuera de su propia cabeza al menos-. Sólo para ver que andemos bien en todos los sentidos posibles. Si quiero que me dures un largo tiempo lo lógico sería que garantizara tu salud, ¿no es así?

-¿Cómo colesterol y este tipo de cosas?

-Sí, ese tipo de cosas precisamente.

-Yo me siento bien, si eso sirve de algo.

Christian puso la mano en la parte trasera de su cuello, libre gracias a la alta coleta en la que mantenía sujeto su cabello negro (un personal suyo favorito), y le dio un ligero apretón.

-Me alegra saberlo, pero todavía quiero asegurarme. Era parte del contrato hacer esto cada cierto tiempo.

-¿En serio? –Jack parpadeó mientras esperaba que se cargara un nuevo nivel de su juego-. Un día de estos voy a tener que leerlo en serio. No porque haga falta, ya sabes, sino para saber de antemano.

-Habría sido lo recomendable –acordó Christian Grey, anotando para sí que si alguna vez el adolescente de verdad le pedía el contrato de vuelta tendría que agregar una nueva cláusula que convirtiera lo que acababa de decir en verdad.

Jack movió su cabeza hacia arriba y Christian se encontró acariciándole la nuca. No dijo nada y el joven tampoco mientras con el dedo de la otra mano apagaba la pantalla de su celular. Sólo ahí, relajándose bajo la suave presión de sus dedos. Christian pensó en que si el doctor tan poco inconveniente tenía en mantenerlos esperando incluso a pesar del dinero que le había enviado de antemano, entonces él también debería hacerlo esperar llevando al muchacho al baño para entretenerse con su cuerpo por una igualmente buena cantidad de tiempo.

No sería la primera que se lo hubiera follado en lugares públicos adonde podrían atraparlos. La idea infló sus venas en sus partes bajas con ardiente deseo. "Podría ser tu hijo", llegó como una molesta mosca una vez que extrañamente no venía de su polla recién despierta. Era una nueva voz y no le gustaban las cosas nuevas que no había previsto, de modo que era bastante incómodo que estuviera pasando eso ahora. Su erección seguía ahí pero ahora se le revolvía un poco el estómago como el caldero de una bruja. La electricidad entre sus cuerpos iba a volverlo loco. Christian alejó su mano para intentar controlar su deseo.

Jack lo miró con algo de sorpresa por el súbito movimiento, pero justo en ese momento llegó el doctor apresurando sus pasos por el pasillo. Christian lo fulminó con la mirada hasta que el hombre se detuvo en frente de ellos con la mano extendida.

-Discúlpeme, señor Grey, tuve que recoger a mi niño del colegio porque mi esposa tuvo una emergencia –explicó rápidamente entre profundas inspiraciones.

Sugar DaddyWhere stories live. Discover now