Corazones rotos

3 0 0
                                    

*Eric

Abrí los ojos de repente, me encontraba en mi cuarto, perfectamente tapado en mi cama, pero sin compañía. Io se había marchado de mi lado sin que me diese cuenta, se había despertado, no recuerdo lo que pasó después de que la hice mía en esta cama, no había sido necesario que se volatilizase como si de un sueño se tratase, aún era temprano y pensé que se quedaría hasta que tuviese que irse a trabajar....cierto, había quedado con el novio... No sé cómo fuí capaz de llegar tan lejos, me acaban de engañar y hago lo mismo que ese tipo... al menos no tengo un tatuaje que grite que me pertenece.

Me muevo para estirarme en el centro de mi cama  y noto la humedad en las sábanas, no  puedo evitar la sonrisa de idiota cuando recuerdo el motivo de semejante sensación en mi cama, ni siquiera con Verónica recuerdo que esto pasase, generalmente soy yo quien deja a la chica dormida y exhausta, pero ella aún tenía energía para regresar a casa a tiempo para ver a su chico...¿será capaz de continuar con él después de lo que hemos hecho? Espero que no... No me gustaría haber convertido a la doctora en una mujer como mi ex, porque me gusta como es ahora y si termina su relación.... Me encantará volver a invitarla a salir y ser más responsable, pero no era capaz de pensar... La necesitaba tanto que ahora que lo pienso me preocupa lo que estará pensando ella, quiero llamarla pero ya le he puesto su mundo patas arriba y no soy yo quien debe decidir por ella, aunque me guste, no estaba pensando en tener una relación con ella, no estaba pensando en absoluto.

Me gusta lo que ha pasado entre nosotros, pero no hay nada, ni siquiera estoy muy seguro de gustarle. Puede que el paseo le encantase y se divirtiese mucho, pero en ningún momento me insinuó que tuviese interés por mí, en realidad la forma en la que me despreciaba o me juzgaba era lo contrario a sentir atracción por mí, pero al pasar tiempo juntos... veo que no le desagrado y al pasar una noche juntos y qué noche... No recuerdo la cuando una mujer se había contenido tanto y al mismo tiempo había sentido con tanta intensidad.

Es domingo y mi plan era disfrutar hasta tarde en la cama con mi prometida y pasar el día relajado sin hacer nada en particular, hablar y planear para el futuro o escoger una fecha para la boda...  ese pensamiento me arruinó la paz con la que me había despertado así que me levanté para tomar algo y borrar las malas sensaciones de lo que me condujo a este momento. Al entrar al cuarto de baño observé que mi camisa nueva se encontraba en el bidé a remojo, mi ropa sucia se encontraba enrollada aun lado en el suelo, con las costuras a la vista y el contenido de los bolsillos en la encimera del baño, sujetando una nota.

Me tomé la libertad de tomar una ducha y algo de ropa prestada, la ropa de mujer no quise usarla porque es demasiado llamativa y la verdad no quiero tener nada que te haga compararme con ella. Me quedo con tu ropa hasta que tenga mi día libre y pueda lavarla para devolverla... te llamaré entonces. -gracias

Leí la nota una y otra vez, después de lavarme la cara y los dientes, entré en la cocina en mi recorrido por la casa mis ojos intentaron descubrir señales de su paso por mi hogar, pero ni en el costoso sofá que decora más de lo que lo uso indicaban que nada de lo que recuerdo había pasado. Había zumo fresco en mi nevera, un taperware con fruta cortada y en mi microondas un plato cubierto con la tapa protectora así que no podía adivinar lo que podría ser, al fin rompiendo el orden que ocultaba que ella había utilizado el espacio, otra nota reposaba sobre el cuarzo verde que mi decorador escogió para mi cocina. Bajo la cuchara de café, podía ver las alargadas letras de la doctora, con una caligrafía bastante legible comparada a la mía o de cualquier doctor que me atendiese.

Necesitaba energía, tienes el desayuno en el microondas en compensación y como no investigué demasiado en tu cocina los utensilios están en el lavaplatos. -que tengas un buen día, espero que te guste.

Puse en marcha el aparato y esperé un largo minuto a que mi sorpresa estuviese caliente, el zumo me hizo recuperar la sonrisa de nuevo, había usado naranjas, mandarinas, limones y pomelos, para hacer este cóctel de vitamina c, en las proporciones adecuadas para estar dulce sin azúcar. La campana me avisó de que mi plato estaba caliente y al descubrir su contenido, mi sonrisa se ensanchó más aún, una tortilla se encontraba dentro, el huevo parecía esponjoso, jamón queso y champiñones se encontraban perfectamente cocinados en su interior ¿Cómo había hecho para que todo el huevo se quede por fuera y no se vea el relleno hasta partirlo con el cubierto?

- oh que bueno, pero un poco de ketchup lo hará perfecto- tomé algo de pan de la despensa y saboreé cada bocado hasta no dejar nada, puse todo en el lavaplatos y lleno de energía busqué mi teléfono para llamar a la doctora. En estos momentos me importaba un comino que su novio estuviese ahí mirando su carita mientras veía mi nombre en la pantalla de su móvil, porque habrá guardado mi contacto no?

- Diga? - la voz de un tipo contestó al celular

-disculpe, llamaba a la doctora Rodriguez, me he confundido de número?-

- no, no se equivoca, ¿es algo de trabajo? ella está afuera y yo no quise dejar que la llamada se perdiera, soy su novio puedo darle recado, no tiene su número en la agenda- menos mal, no quiero ocasionarle demasiados problemas con este tipo tan maleducado de contestar teléfonos ajenos

- dígale que el abogado llamó para agradecerle y que se comunique cuando pueda-

-así sin nombres ni nada? de qué se conocen?-

- eso no tiene importancia, el viernes su abuelo nos presentó en una fiesta y ayer tuve suerte de que me ayudase, simplemente quería darle las gracias y ofrecerle una invitación por hacer que perdiese su tiempo de descanso y de estar con usted-

-no se preocupe ayer yo no podía verla y hoy ella ya estaba esperándome para nuestra cita, ah ya está aquí se la pongo, un momento...

- quien es? y porqué contestas a mis llamadas?- sonreí al escucharlo, pero no debía estar feliz porque le valla mal en su relación, no tengo derecho a meterme aunque en cierto modo soy algo más que daña su relación, pero ella se merece mis atenciones y mientras me lo permita estaré en su vida.

- es un abogado, no sé el nombre dice que le ayudaste ayer y que quiere agradecerte-

-está bien, pásamelo ya que está al teléfono pero tenemos que hablar, mi teléfono estaba en silencio y el bolso, así que no me digas que no aprovechaste mi ausencia para revolver mis cosas y sé que sólo contestaste por id del que llama... vamos entrégame el teléfono de una vez...

- nena, no es lo que piensas, peo pasamos tampoco tiempo juntos y...

- trae acá, Eric, no lo puedo atender, lo siento yo lo llamo cuando pueda-

-bonita, lamento llamar en mal momento, pero tenía que felicitarte por hacer que mis días se llenen de buenas sensaciones, gracias pequeña, muchas gracias-

- sea bienvenido, hasta pronto- cortó la comunicación en seco y desde luego preferiría seguir hablando con ella en lugar de dejarla enfrentarse a la discusión que se viene encima, pero ella puede sola y si ese bastardo la lastima... se le lleva la fregada! como dice mi amigo, por no va a encortar piedra lo bastante grande para meterse debajo y esconderse de los que apreciamos a la chica, porque es bien especial y ahora más que nunca estoy convencido que su abuelo la trajo a rastras a mi fiesta porque se da cuenta de que no es ninguna interesada y que va a lograr muchas cosas buenas si se rodea de las personas adecuadas y eso poco a poco irá pasando.


AmargadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora