Eric*
Tras una acalorada discusión con mi padrastro me encerré en el cuarto, a pesar de que aquel hombre derrochaba cada centavo que poseía en mi madre y hermanastras, era más que evidente que había otras normas para mí.
Las teorías de mi padrastro para tal comportamiento variaban de entre:
a) que tengo que hacerme un hombre
b) aprender lo injusto que es el mundo
...hasta que con tener un techo y tres comidas al día ya debería de agradecerle a Dios tanta fortuna
Claro que sus razones dependían de la cercanía de los oídos de mi madre o las nenas de la casa.
Lo único que no pudo conseguir es que me quedase interno en mi anterior escuela cuando se casaron, no pudo convencer a mi madre quien no veía diferencia entre sus hijas y yo, por supuesto mi madre no hace diferencias pero el dinero no lo gana ella.
Antes de que se conocieran, mi madre trabajaba sin descanso para pagar nuestras facturas, mi padre era un drogadicto, pero no lo supimos hasta que apareció muerto tras un tiroteo y mi madre supo a manos de la policía que además de consumir era un traficante y su trabajo como farmacéutico de una droguería del barrio no era más que una tapadera, con la falta de esos ingresos... nuestro mundo cambió y por suerte o por desgracia el señor Cornelius Roca (o más bien su chofer) arrolló a mi madre, que cruzaba apurada para recogerme de casa de mi vecina que me hacía de niñera porque estudiaba desde casa tras perder una mano jugando con petardos y no podía soportar las miradas de el resto del alumnado.
La razón de la discusión esa noche es que quería conseguir un trabajo, mi madre estaba en contra de tal idea puesto que mis "hermanas" eran mucho mayores y ninguna había tenido la necesidad a pesar de que todas abandonasen sus carreras para dedicarse de pleno a sus novios y el nivel de vida de la gente bien.
Ni muerto pediría un centavo a ese hombre con doble personalidad o a la boba de mi madre que desde su boda vive en su burbuja, los rasgos marcados de mi cara reflejan que Cornelius no es nada mío y el cambio de imagen de mi madre harían que se pareciese a cualquiera...todos ellos rubio platino y de ojos avellana, de estatura media y aspecto refinado.
Mis ojos grises, cabello castaño y gran porte llamaban la atención de todos, que siempre acaban diciendo algo que ponía de mal humor a la familia, pues allí por donde pasaba me aseguraba de dejar tan buena imagen de mí que ellos palidecían ante la comparación (tanto que muchas veces llegaban a casa invitaciones a eventos a los que el resto de mi flamante familia no tendría la oportunidad de disfrutar)...el presidente de su compañía siempre lo presionaba para que me incluyese en la plantilla, para que ocupase un buen puesto cuando me graduara (cosa que disgustaba a Cornelius), su jefe jamás hizo tal ofrecimiento a ninguna de sus niñas; a pesar de que una de ellas tuvo una sórdida relación con el hijo del presidente que acabó con un escándalo muy feo.
Nunca he sido de esos adolescentes que destruyen todo a su paso cuando se enfadan, supongo que se debe a mis circunstancias o puede que sea un tanto cínico, puesto que la discusión acabó con un castigo que me impedía salir a pedir empleo como lo haría cualquier hijo de vecino y por lo tanto decidí que debía encontrar un empleo que no requiriese mi presencia.
No sé en qué momento me quedé dormido pero la razón de mi inquietud me trajo de nuevo a la realidad.
Recodé que existe un mundo donde puedes ser lo que desees sin salir de la seguridad de tu cuarto, tomé la laptop heredada de Meredit, supongo que era preferible para ella tener una nueva en lugar de averiguar porque tras unos pocos años, abrir un simple documento de texto era una cuestión de paciencia.
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Amargado
RomanceÉl acaba de perder a su familia y su tristeza hace que su pareja lo abandone para comenzar una nueva relación con su némesis. Dueño de una herencia que nunca le ha llamado la atención, con una actitud despiadada y recta, decide que es el momento pa...