Smile 4

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Despertarme me jodió un poco, no tenía ganas de nada, así sin más. De todos modos me levanté y me arreglé para ir al instituto.Cuando baje a desayunar me encontré con mi madre. Le di un beso en la mejilla.

-Buenos días, bonita.-Me dijo y me tendió mi taza de café.

-Buenos días.-Le respondí sonriente, intentaba olvidar aquel sueño.Unos 30 minutos después estaba caminando para ir al instituto.

Sentí unas manos en mis ojos, impidiéndome la visión.

-¿Quién soy?-Preguntó con su clásica voz de niño.

-Mmmm ¿un violador?.-Pregunté sabiendo exactamente su respuesta.

-!Exacto¡ Hola, bonita.-Saludó Emma, mi mejor amiga.Le di un beso en la mejilla.

-Hola, ¿Qué paso ayer?-Empezamos a caminar y ella me acariciaba la cabeza como se le hace a un gato, sabía que me fascinaba.

-Ayer fui raptada por alienígenas, pero hoy no.-Hizo una pausa con una gran sonrisa.-No tenía ganas de ir.

-Claro, tan típico de ti, pero haber si empiezas a venir.-Estábamos llegando al instituto y al llegar me acompañó a mi clase, estábamos en diferente clase.Y  sentí nuevamente la mirada de "ellos" intente calmarme porque parecía un buen día y no quería arruinarlo.

-¿Siempre te miran?-Emma no era estúpida así que no me sorprendió cuando noto las insistentes miradas  a las cuales ya me había acostumbrado.

-¿Eh?-Fue lo único que salió de mi boca.

-Esos chicos.-Dijo mirando detrás de mi ¿Chicos? Me di la vuelta y vi a Fred y Steve, cuando vieron que los miraba apartaron la vista.

-No tenía ni idea.-Dije  confundida. El timbre sonó y obligué a Emma ir a clases,dados unos minutos el profesor de matemáticas estaba abriendo la puerta y entré, me senté en el mismo lugar de siempre y cuando un chico diferente se sentó junto a mí recordé que ya no me sentaba sola, Matthew miró mi bolso en su ya supuesto asiento y luego me miró a mi.

-Lo siento..-Dije cabizbaja y en un susurro quité mi bolso y saqué mi cuaderno y un bolígrafo. El conteo de alumnos comenzó.

Cuando terminó de copiar las ecuaciones yo terminé con él, y empecé a hacerlas, la verdad es que me gustaban las matemáticas, pero no era muy buena en las ecuaciones.Alguien tiró un papel y cayó cerca de mi, me di vuelta y miré a los imbéciles que estaban detrás de mi, uno señaló el papel e hizo una señal de que lo abriese. No se porqué pero lo hice.

*¿Por qué estás sonriendo? Es raro en ti, bueno eres una "chica triste" ¿No? bueno de todos modos se te da bien esto de sonreír, tu sonrisa me encanta, lastima que no puedo decírtelo en persona. Eres esa clase de chica que se reiría en mi cara por decirte eso pero si lo escribo no hay problema mientras no sepas quien soy, claro.   

Att: Tú anónimo*

Fruncí el seño de inmediato, ¿Era una estúpida broma? Si,debía serlo, que imbéciles! Hice un bollo con el papel y me levante para arrojarlo al cubo de basura cuando me di vuelta para ir a mi asiento no noté ninguna mirada en particular.

*Al acabar la clase*

Salí de inmediato cuando oí el timbre, baje a la primera planta y busque a Emma, como no la vi fui a la cafetería y me compré un café, la cafetería normalmente estaba abarrotada de gente pero esa vez casi no había nadie.

-Dime que me buscaste.-Emma siempre me encontraba, de vez en cuando pensaba en la posibilidad de un chip rastreador en mi sangre.

-Lo hice pero no te encontré así que vine aquí.

-!woow! Que buena eres !Ahhg!  tengo examen de literatura.-Dijo metiéndose dos dedos en la boca para enfatizar  lo que dijo, rodee los ojos.

-No exageres, es fácil.

-Tu por que lees.

-Deberías leer tu también.-El recreo se nos pasó volando, y la conversación y mis vagos intentos de que Emma se sumerja en la literatura estaban por el borde del vaso.El timbre sonó, y debía volver a mi clase. Cuando llegué a la puerta del salón me ubiqué en una esquina tenía la boba curiosidad de saber que era eso del anónimo, sacudí la cabeza como quitando aquel sentimiento curioso de mi mente. La profesora de química llegó.

-Tomen sus cosas nos vamos al laboratorio.-Entramos todos un tanto apresurados y tomamos nuestras cosas.Subí las escaleras despacio, las odiaba eternamente y me cansaba rápido, en un escalón casi me caigo y alguien tomó de mi.

-Cuidado..-Dijo ese chico, que al parecer siempre estaba ahí. Matthew. Asentí para no decir nada y subí las escaleras pero con mas prisa. Al llegar  me senté en la misma mesa de siempre y miré por la ventana, aún se veía las hojas de otoño en aquel árbol cansado. Todos estábamos en nuestros asientos menos uno y no era el nuevo.













El arte de un suspiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora