Smile 1

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Recorrí las calles como una peregrina anónima, sin rostro, sin nombre. Observando todo a mi alrededor, con ojos hambrientos de algo nuevo. Al llegar al instituto subí los peldaños con pasos lentos y pesados.

Suspiré, como si en aquel suspiro expulsara todo lo que me reprimía de un grito odioso, pero la verdad era que siempre suspiraba con aquel propósito tan insólito, caminé y en mis oídos resonaba "Honeymoon-Lana Del Rey", cuando llegué a la puerta del salón me ubiqué junto a ella con la esperanza de pasar desapercibida pero así era siempre, llegaba y nadie lo notaba.Sonó el timbre y mis compañeros pronto se vieron ubicados cerca de mi y el familiar sentimiento de alguien mirándome lleno de asco y vergüenza ajena comenzó.Aún no lo comprendía, yo nunca había hecho nada y a veces creía que ese era el problema. La profesora de literatura abrió el salón.

Me senté en la segunda mesa junto al ventanal e hice lo de siempre; saqué mis cosas. Volví a suspirar, era de hacerlo a menudo, una forma de sacarme el peso muerto de los hombros.A veces sonreía, intentando que nadie notara cuan rota podría estar.

La profesora comenzó a pasar lista.

-¿Margo?-Preguntó con su característica voz dulce y delicada.

-Presente..-Dijo Margo, pude sentir la sonrisa pícara en su voz. La profesora siguió pasando lista hasta que un leve golpeteo en la puerta la silenció, miró la puerta como si intentase abrirla con su mente, hasta que al final, fue a abrirla. Un chico moreno y alto estaba en el umbral, parecía nervioso y evitaba las miradas curiosas de los alumnos. Se trataba de un nuevo alumno.

Miré el ventanal, iba a llover.

-Chicos...-Empezó sonriendo, amarrando al chico nuevo a aquel conocimiento estúpido.-El es Matthew, un nuevo compañero, trátenlo bien.

La profesora hizo un gesto, indicándole el asiento a Matthew, pero, el gesto no fue el problema, sino el lugar. Mi mesa era una de las pocas con asiento doble y me sentaba sola. ¡Genial!
Solo miré el ventanal como si aquel vidrio podría sacarme de ahí. Matthew tocó mi hombro y me sobresalté.El no sonreía y yo tampoco, dijo algo pero no lo oí así que me saque el audífono pero él solo miró el asiento junto a mi y supe de que se trataba, saqué mi bolso y él se sentó.











El arte de un suspiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora