Pasaron dos semanas desde que Naem y yo terminamos. Desde entonces, todo había sido muy raro en la escuela. El verlo diario, pero ya sin siquiera dirigirnos una palabra, me parecía de lo más incómodo y triste. Él me hacía falta...
-Entonces, ¿ya no van a volver?- preguntó Perla mientras mordía una manzana. Pude ver como el jugo caía por su barbilla e iban a dar hasta el suelo.
-No lo sé. Llevábamos poco tiempo saliendo, creí que sería fácil terminar con él, pero lo extraño cada día más que el anterior... -suspiré.
-Mira, Rafael es un buen amigo mío y es mejor amigo de Naem, puedo decirle que hable con él y que nos cuente, ¿te parece?
-Claro...
-Pero ya no estés triste. Me deprimes. -dijo Perla con cara de asco.
-Es cierto, si sigues triste vas a comer helado y si comes mucho helado vas a terminar igual de gorda que Perla -atacó Mirna. Yo no pude evitar soltar una pequeña risa.
-¿A quién le dices gorda, cachetona cara de cerdo? -se defendió Perla.
-¡Ohhhh! No importa de que mundo vengas, eso debió doler. -intervine yo creando más conflicto.
-¡Tú cállate! -me gritaron las dos al mismo tiempo y comenzaron a hacerme cosquillas.
-Basta, chicas, si siguen así, me voy a terminar orinando en los pantalones. -dije mientras reía.
-Uy, gorda, deprimida y orinada... Definitivamente no serías un gran partido para los chicos. -Perla se burló.
-¿Y crees que alguien va a quererte a ti con esa cara tan fea que te cargas? -Mirna.
-Al menos no soy la grilla fea del salón, esa eres tú. -Perla.
-Dejen de pelear, aún están encima de mí y me están aplastando, par de vacas. -les dije con tono enojado, pero jugando. Habían decidido ponerse una sobre mis piernas y la otra sobre mi torso, agarrándome las manos para que no pudiera moverme mientras me hacían cosquillas.
-Vaca tú... -me dijo Mirna, luego miró a Perla- Bueno, pensándolo bien, estás más vaca tú, pobre Ana, tu trasero gordo le aplasta el tórax.
-Ja, que graciosa. -dijo Perla con sarcasmo.
-Tal vez no eres una vaca, pero sí estas aplastando mi tórax. -le dije fingiendo que me costaba respirar y enseguida se levantó.
-Oh, lo siento, ¿te encuentras bien? Cielos, en verdad lo lamento. -Perla sonaba asustada.
-¡Ay, como eres mensa! Te Está engañanado, torpe. - le dijo Mirna, al parecer me había descubierto.
-Ah, con que sí, ¿eh? -Perla arqueó la ceja mirándome.
-No, no basta. -cosquillas de nuevo.
Era increíble estar de nuevo con mis amigas.
ESTÁS LEYENDO
La Prueba.
RandomNo creas que al abrir tus piernas cierras un trato de amor. ¿O aún crees en cuentos de hadas?