12. "Forgiveness"

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De alguna forma, había aceptado el dolor. Sólo habían pasado dos días desde la cita y ya podía sonreír.

Naem llabama todo el tiempo. Cartas de "Lo siento", tarjetas, flores, chocolates, regaños, pero ¿visitas? JAMÁS.
Tal vez era porque si lo veía, habría altas probabilidades de que lo abofeteara... O por idiota. Me gustaba pensar que era un idiota.

Cuando Naem decidió ir a visitarme, yo estaba leyendo (gran momento, sí, claro).

-Hola, Ana, escucha, yo...

Estaba tan invadida por el enojo, la desesperación y las ganas de seguir leyendo, que ni siquiera lo dejé terminar una oración y, sin pensarlo, lo miré a los ojos y le dije seriamente:

-No quiero que digas nada. Te voy a dar una última oportunidad y más te vale que no lo arruines esta vez. Te veré mañana en la escuela y voy a pretender que el "incidente" con la perra de Luna nunca ocurrió, capisci?

Naem estaba atónito. Nunca antes me había visto tan seria.

-Sí, me parece. Gracias...

-Buenas tardes, Naem.

Estaba apunto de meterme a mi casa cuando él sostuvo mi brazo haciéndome retroceder.
Me miró a los ojos y casi susurró:

-Te amo, Ana.

Me besó.
Había pasado tanto tiempo sin besarlo. Sus labios eran suaves y sabían un poco a menta. La piel se me erizaba, tenía los cabellos de punta, mi corazón latía al máximo, mi estómago se revolvía.
¿QUÉ HACES, ANA? ¡DEJA DE PENSAR Y DISFRUTA!

Cerré los ojos. Tomé su cuello e incliné un poco mi cara. Él se inclinó al lado contrario y tomó mi cintura. Me acercó a su pecho. Semtía su calor invadiéndome.
Bajé mis manos por su espalda hasta su espalda baja. Traía una playera lo suficientemente pegada, pude sentir los hoyuelos en su espalda. Los acaricié y él soltó un leve suspiro. Acarició mi cintura. Subió sus manos poco a poco por mi espalda, me hizo erizarme. Le tomé la camiseta con fuerza y él sujetó mi cadera acercámdome cada vez más a él.
Los besos se tornaron más intensos, acarició mi nuca. Pasé mi boca lentamente por su oreja y bajé hasta su cuello, comencé a besarlo. Él suspiraba cada vez más fuerte. Casi gemía. Volvimos a besarnos y él me cargó, enrollé mis piernas en su cadera. Nuestra respiración era más agitada conforme aumentaba el movimiento. Me puso contra la pared. Jalé un poco su cabello hacia atrás. Él mordió mi labio y puso sus manos sobre mis piernas. Subía poco a poco, rozándome con sus dedos levemente. Comencé a respirar por la boca, no podía detenerme. Levanté su camiseta y toqué su abdomen bien definido. Era tan sexy...
Me recostó sobre el sillón, estaba sobre mí. Metió sus manos bajo mi blusa lentamente. Le quité su playera y bajé a su cinturón. Él me miró como retándome. Lo desabroché.
Llegó a mi sotén y lo desabrochó al mismo tiempo que yo su cinturón. Acarició mi abdomen y bajaba lento mientras me besaba el cuello. Mis gemidos eran cada vez más fuertes. Llegó hasta el botón de mi pantalón y lo desabrochó, bajó el cierre y tomó mi cadera. Volvió a besarme. Bajé su pantalón lo suficiente para sentir sus bóxers y un poco más. Me quitó la blusa y con ella el sostén. Tomó bruscamente mis senos en sus manos. Yo seguía gimiendo. Bajé sus bóxers y tomé su erección entre mis manos. Ahora los gemidos eran suyos.
Lo empujé hacia atrás e hice que se pusiera de pie. Le quité el pantalón y bajé por completo sus bóxers, poniéndome de rodillas frente a él. Mirándolo desde abajo, le practiqué sexo oral. Yo estaba un poco asustada porque jamás lo había hecho antes, pero parecía hacerlo bien, Naem no dejaba de gemir. Me sostuvo el cabello y empujó su cadera hacia enfrente y hacia atrás, cada vez más rápido. Me puse de pie y lo besé, él tenía sus manos en mi trasero y lo sujetaba con fuerza. Me recostó de nuevo en el sillón, pero esta vez él estaba de pie. Jaló mi pantalón con todo y mis bragas hacia abajo y me lo quitó. Colocó mis piernas en sus hombros y me acercó com fuerza hacia él. Comenzó a mover su lengua en mí. No paraba de gemir, se sentía tan bien...
Terminó y rotamos posiciones, él abajo y yo arriba. Sacó un condón de su bolsillo y me lo extendió.

-¿Quieres hacerlo, amada mía?

Sin hablar, lo tomé y lo abrí. Se lo coloqué suavemente para no lastimarlo. Era momento, era mi primera vez haciendo el amor.
Lo introduje lentamente en mí. Como dolía.

-Tómate tu tiempo, cariño, si sientes que es demasiado, sácalo. No quiero que te lastimes. Hasta que estés completamente lista yo esperaré.

-No, no, estoy bien. Quiero hacerlo -sonreí provocativa.

Lo metí completo después de quince minutos. Era grande y dolía demasiado.

Él se movía lentamente para no lastimarme, pero yo quería hacerlo más rápido, así que comencé a levantarme sobre su cadera. Rápido y con brusquedad. Tomó mi cadera y lo hizo más rápido. Puse mis manos en su pecho. Gemíamos. Estábamos tan excitados que no nos dimos cuenta que casi gritabamos. Cambiamos de posición, ahora yo abajo. Se sentía muy bien, pero algo estaba mal. Le sostuve los brazos insinuándole que se detuviese. Lo hizo. Me levanté y comencé a vestirme.

-¿Qué pasa? -me preguntó confundido.

-Pasa que ya no quiero que estés aquí. Será mejor que te vayas.

Recogí su ropa y se la di. Esperé a que se vistiera y le abrí la puerta. Se paró frente a mí muy confundido.

-Te quiero, cielo -le di un beso en la mejilla y lo empujé hacia afuera antes de que pudiera hablar.

Sentía ganas de orinar, así que fui al baño. Un tremendo ardor me invadió el vientre. Era lo que me ganaba por hacerlo...

Me senté a seguir leyendo, casi acababa el libro por cuarta vez. "Eleanor & Park", mi libro preferido.

¿Qué mejor forma de disculparse?

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