Dame

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Dame,

ese minuto de tu vida que nadie te reclama,

lo quiero para mí

y es bastante.


Dame,

esa sonrisa forjadora de acobardados ideales,

la necesito para mí

porque es bastante.


Dame también

el arcoíris que dibujas con la expresión de tu semblante

y el horizonte que se pierde

entre tus huellas, tan distantes

de mi sendero peligroso

o mi cautiva sed de amante.


Dame,

todo ese fuego reprimido

que a veces huye de tu carne.

Porque,

tanto deseo y tanto hechizo

para mí es bastante.


Prohibido olvidarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora