Hijo

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Hijo que no llegaste por la luz de la sangre.

Acaso merecido para aliviar mis huellas.

Después de la tormenta, creí verte en el parque

donde habré sepultado mi sonrisa deshecha.


Hijo cuyos pañales jamás pude cambiarte

por no tener las manos finas como la seda.

Luego del primer llanto, ciego quise acunarte

sin conocer el Ángel que te abraza y me niega.


Hijo que necesito al fin por declararme

vencedor en la vida, contra caras desiertas.

Armaste el laberinto con tus juegos de ingenio

y no sé si entendiste que mi alma está abierta.


Hijo que aún espero a pesar de mis años,

para mostrarte el túnel que aunque a veces me enferma,

es el hilo que llega por la puerta del cielo,

el que me resucita y renace en mi esperma.




Prohibido olvidarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora