Habit | Ziam

➤Capítulo 23.

"Es una en realidad, la razón por la que viniste al mundo, por la que naciste, se supone que todos tenemos una misión en la vida..."

Despierta.

Liam abre sus ojos, sus parpados sintiéndose cansados y pesados, siente que apenas puede respirar, está tan exhausto, sus huesos crujiendo apenas intenta acomodarse mejor en aquella mullida cama, hace una mueca mientras parpadea varias veces, sus pupilas acostumbrándose a la luz.

Y entonces lo nota, nota las paredes blanquecinas, la puerta de madera, ese horrible olor característico de los hospitales. Está en el hospital.

Liam se estremece, los vellos de su nuca erizándose, la culpa creciendo en su pecho cuando sus ojos fijan ambas muñecas lastimadas siendo rodeadas de vendas, pensando vagamente en lo que sucedió murmura:

"Debe ser una broma"

Su ritmo cardiaco comienza a subir como su pecho, la respiración entrecortada, se quita la sabana que cubre sus piernas con extremo cuidado, sintiendo la piel herida arder apenas hace esfuerzo, sus ojos se cierran con fuerza, él va a levantarse apenas cuando la puerta se abre, una enfermera que se le queda mirando, ella se acerca a pasos agigantados, su ojos azules abriéndose cada vez se acerca más, ella lo vuelve a cubrir con las mantas, sus delicadas manos comienzan a tocarlo, primero su frente, sus muñecas, inspeccionándolo, anotando ciertas cosas en un portapapeles. Liam se siente curioso.

"¿Dónde está mamá?" Su voz sale ronca, como si hubiera estado dormido durante un largo tiempo, comienza a preocuparse de tan solo pensarlo, ¿Y si ya pasó mucho tiempo desde aquello?

"Sala de espera, le llamaré en cuanto salga"

"Yo... uh..." Tartamudeando, carraspea, tratando de recuperar lo que su voz era antes.

"Trató de suicidarse anoche" La enfermera está tan cerca que lo asusta y lo coloca nervioso, podría inclinarse y sus frentes terminarías rozándose.

"¿Anoche?" Ella termina asintiendo mientras se aleja, sus zapatos haciendo sonidos sordos en el suelo cuando está marchándose.

"Agradezca que lo encontraron a tiempo, sino ahora no estuviera aquí, hablando conmigo"

La puerta se cierra y la habitación se queda en silencio.

Frío, cruel y terrorífico silencio.

***

Karen le está acariciando el cabello con gentileza y fuerza, casi como si su vida dependiera de ello, susurrándole cosas cerca de su rostro tanto como puede, Geoff también está cerca, tocando con suavidad su rodilla, mirando como sus manos siguen lastimadas posando en su estómago.

Y Liam tiene los ojos llenos de lágrimas, asintiendo a cada palabra que su madre le está diciendo, sintiendo el toque de su padre, la pesadez en su cuerpo, el dolor en sus muñecas, en su pecho, en su espalda, la culpabilidad no dejando de crecer a cada minuto que pasa, está ahí, cierto dolor que lo inunda hasta que parece no dejarlo respirar.

"Estarás bien, estaremos bien, ¿sí?, volverás con Marie, hablé con ella, está dispuesta a venir acá, Liam todo bien, ¿de acuerdo?, ¿Sí?"

Un nudo en su garganta permaneciendo desde que miró a su madre entrar, jadeando y llorando y pidiéndole perdón, él no pudo contenerse, volvió a quebrarse, como hace tiempo lo hizo.

Falló, volvió a fallarle.

Segundo intento mal, dos a cero.

Liam sigue vivo.

***

Está viendo un programa viejo en una televisión que cuelga de una de las paredes de la habitación, tomando un jugo de manzana en una charola posada en sus piernas, suspira cada vez que puede hacerlo, el programa es tan aburrido que está adormilándolo, un señor que habla entrecortadamente en la televisión, Liam va a decirle a su madre que la apague cuando se escucha a alguien gritando desde afuera, una voz que no llega a reconocer, piensa vagamente que la persona debe estar desecha, desesperada, Liam mira a su madre, un ceño fruncido, Karen se levanta del sofá donde está sentada para poder apretar la mano de su hijo, cuando la puerta se abre y revela el rostro de un chico con ojos rojos e hinchados, Zayn está mirándolo en el umbral de la puerta con un puchero en sus labios y la respiración jadeante.