Entonces, ¿cómo logra Holmes liberarse de los juicios instantáneos y preatencionales de su desván? ¿Cómo consigue disociar su mente de las influencias que recibe del entorno en cualquier momento dado? La clave reside en la conciencia, en la presencia. Y es que . Y Holmes ha convertido la etapa pasiva de absorber información como una esponja —en el sentido de que la esponja no decide qué absorbe ni cuánto— en un proceso activo, en la clase de observación tan propia de él que pronto examinaremos más a fondo. Ha hecho que este proceso activo sea el modo de funcionamiento habitual de su cerebro.
En el nivel más básico, Holmes es consciente —como ahora lo somos nosotros— del inicio de los procesos de pensamiento y de la importancia de prestar mucha atención a este inicio. Si el lector se fija en el nacimiento de sus impresiones sabrá de dónde proceden y, tarde o temprano, acabará por pillar a su mente antes de que se precipite a emitir un juicio (con independencia de que pueda ser acertado o no). Esto le permitirá fiarse mucho más de sus impresiones.
Holmes no da por sentado nada, ni una sola impresión. No deja que ningún estímulo que pueda atraer su mirada le dicte si algo va a entrar o no en su desván y cómo se activarán sus contenidos. Siempre está activo y alerta para que nada se cuele inadvertidamente en su impoluto espacio mental. Es verdad que una atención tan constante puede ser agotadora, pero el esfuerzo puede valer mucho la pena en situaciones importantes y, con el tiempo, veremos que es cada vez menor.
En esencia, lo único que hace falta es que nos hagamos las mismas preguntas que Holmes se suele plantear. ¿Hay algo superfluo en la cuestión que nos ocupa y que influya en mi juicio? (Casi siempre, la respuesta será sí.) De ser así, ¿cómo adapto mi percepción en consecuencia?
¿Qué ha influido en mi primera impresión? ¿Y hasta qué punto esa primera impresión ha influido en otras? No es que Holmes no sea vulnerable a estas influencias, pero es muy consciente de su poder. Así que cuando Watson juzga sin pensarlo a una mujer o una casa, Holmes corrige de inmediato esa impresión con un «sí, pero...». Su mensaje es muy sencillo: debemos tener siempre presente que una impresión solo es una impresión. Reflexionemos unos instantes sobre lo que la ha causado y lo que puede significar para nuestros objetivos. El cerebro actuará siguiendo ciertos hábitos tanto si queremos como si no. Eso no lo podemos cambiar. Pero lo que podemos cambiar es si damos por válido ese juicio inicial o si lo examinamos más a fondo. También deberemos tener siempre presente la potente combinación de mindfulness y motivación.
En otras palabras, seamos escépticos con nuestra mente y con nosotros mismos. Observemos activamente, más allá de la pasividad que nos es tan natural. ¿Ha sido algo el resultado de una conducta verdaderamente objetiva? (Antes de calificar de angelical a Mary, ¿la hemos visto hacer algo en lo que basar esta impresión?) ¿O se debe únicamente a una impresión subjetiva? (Es que parece muy guapa.)
Cuando estaba en la universidad ayudé a organizar congresos sobre un modelo global para Naciones Unidas. Cada año íbamos a una ciudad distinta e invitábamos a estudiantes de todas partes para que participaran en una simulación. Yo era presidenta de comisión: preparaba temas, organizaba debates y al final de los congresos daba premios a los estudiantes que, en mi opinión, lo habían hecho mejor. No parece muy complicado. Salvo lo de los premios.
El primer año me fijé en que los representantes de Oxford y Cambridge acababan con una cantidad de premios desproporcionada. ¿Eran aquellos estudiantes mucho mejores, u ocurría algo más? Sospeché que sería lo segundo. Después de todo, había representantes de las mejores universidades del mundo y aunque era indudable que los delegados de Oxford y Cambridge eran excepcionales no tenían por qué ser siempre los mejores. ¿Qué sucedía? ¿Acaso mis colegas que también daban premios no eran del todo imparciales?
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¿CÓMO PENSAR COMO SHERLOCK HOLMES?
Sachbücher¡Tú puedes ser Sherlock Holmes! "Una deliciosa visita a la ciencia de la memoria, la creatividad y el razonamiento, ilustrada con la ayuda del detective más famoso de la historia: Sherlock Holmes. El libro de Maria Konnikova es una guía atractiva y...