Capítulo VII: Paranoia

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Abro los ojos y estoy en una camilla de hospital, no sé que carajos hago aquí. No puedo moverme, es como si algo muy pesado se encontrase sobre mi cuerpo. Apenas y logro tomar aire y grito fuertemente, intentando que alguien logre escucharme, pero es inútil.

Entre intento e intentos logro sentir un fuerte espasmo que recorre mi columna vertebran y con fuerza me pongo en escuadra. Mis intentos por sentir plenamente el cuerpo son persistentes, hasta que por obra divina logro estar 100% sensitiva.

¿Pero que lugar tan raro es este? ¿Por qué nadie escucho uno solo de mis gritos?

Veo mis manos, pareciera que no fueran mías, no recuerdo haberme puesto este tono violeta en mis uñas. Odio el violeta.

Giro la cabeza y hay más camillas, pero, no son de hospital, ni siquiera estoy en uno, parece más una casa de huéspedes. Son camas similares a la que yo me encuentro. Me pongo de pie y camino a ver quien se encuentra conmigo, o mejor dicho, ¿Dónde me encuentro yo?

Doy un centenar de pasos para llegar a la otra cama, están un poco distanciadas las unas de las otras. Qué extraño.

-¡Alice!- Escucho decir a alguna voz detrás de mi. ¿Quién es Alice? La curiosidad es algo grave que todos tenemos y como es de costumbre volteo para ver quien es y es una chica de tez blanca y cabello rubio, veo un rostro de timidez y la miro fijamente a los ojos ya que me percate de que estaba sola.

-¿Qué haces de pie a esta hora de la madrugada? Despertarás a las demás y aparte si te llega a ver la bruja sabes que te castigará.- Esas palabras tan confusas salieron de sus labios.

-¿Te refieres a mi?- Contesté yo desorientada.

-¿A caso vez a alguien más de pie? Aparte de nosotras dos.

-Pero... Yo no me llamo Alice, soy Jamie... ¿Quién eres tú?

-Alice, ¿Qué pasa contigo? Primero toda la tarde actúas extraña y te alejas del grupo y ahora bromas con esto.

-En verdad, no comprendo... ¿Dónde es...- Un estruendo surge de una de las paredes y la chica se espanta. En verdad estoy confundida.

-Hey, es Carlota... Nos castigará... ¡Vuelve rápido a tu cama!

Sigo desorientada por la situación pero no quiero adivinar quien es Carlota y por que motivo nos castigará así que obedezco mientras la misma pregunta no sale de mi mente: ¿Qué está pasando?

Una voz rasposa se escucha desde el otro extremo del pasillo y sólo repite la misma frase una y otra vez: "durmiendo las quiero." Y después de 5 minutos la puerta se cierra.

Me pongo en escuadra sobre la cama y volteo a ver la cama de la chica misteriosa. Al parecer duerme por ahora.

Comienzo a merodear nuevamente y mientras paso junto a un espejo noto algo extraño y perturbador. Mi tinte de cabello, es rojizo ocaso. Tengo un maquillaje permanente. La desesperación me invade y grito de terror. Las lágrimas no se contienen. He despertado a las demás chicas, son al rededor de 20, todas muy distintas.

La puerta se vuelve a abrir y la voz suena.

-Alice, acompañame. De inmediato.- Suena molesta al parecer, todas las chicas en casi instantáneo pusieron nuevamente la cabeza sobre la almohada.

Me quedé inmóvil, y bruscamente la mujer de rostro viejo y pálido me toma por el cabello lastimándome. Lloro continuamente mientras me jalonea.
El cruel viaje termina cuando me encierra dentro de esta oscura habitación en donde nada se ve y sólo se perciben llantos femeninos de las paredes vecinas.

-¿MALDITA SEA, DONDE MIERDAS ESTOY?- Grito continuamente mientras mis lágrimas me inundan.

HisteriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora