Capítulo XV

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En respuesta ella entreabrió los labios para poder respirar pues su agitación comenzaba a restarle capacidad para ello, él se acercó un poco más sin permitir que sus labios se rozaran aún pero haciéndole sentir el cálido fluir de su aliento, sus respiraciones agitadas chocaban entre sí, él reiteró -Necesito saberlo Scully.- Ella humedeció su labio inferior pues la agitación estaba resecándoselos, con voz profunda y rasposa contestó -...Okobogee.- Él se separó ligeramente en un claro gesto de cuestionamiento -¿Eh?- y ella sonrió con todo su rostro y rememorando el momento imitó el mismo gesto que él utilizó en aquel día -...bogee... Oko-bogee.- Él sonrió recordando aquel instante en el que ella contuvo la respiración al sentirlo acercarse. Ella no se quedaría como simple observadora del juego pero no sabía si quería formular la pregunta y escuchar su respuesta pues se sentía muy vulnerable como para perder la frágil seguridad de su corazón, finalmente con un ligero temblor en la voz la exteriorizó -¿Y tú...?- Su mirada era cada vez más penetrante y oscura, recorrió con su mano la orografía de la espalda de Mulder y terminó posándola en la base de su nuca, ahora no le presionaría pues quería que él fuera el que terminara lo que comenzó -Desde siempre... desde que estos labios me rebatieron con ciencia... tu mirada escéptica...- Cada vez menos distancia, ella podía sentir la humedad de su aliento más cerca del suyo -Tu cuerpo envuelto apenas por una bata de baño y temblando en mis brazos...- Posó sus labios sobre los de ella, había algo en aquél acercamiento muy distinto a todo lo vivido con anterioridad. Se dejaron sentir la calidez de la boca del otro, al principio solamente el roce de sus labios para después dejar que sus lenguas comenzaran un dulce y lento recorrido, ahora solamente querían disfrutar sin prisa o arrebato el sabor del otro. La lengua de Mulder rozó la de ella con calma, ella la sintió suave y tersa acariciando la suya, la lentitud acrecentaba la excitación pero no se apresuraron, si todo aquello quedara en ese beso sería suficiente para ambos; lento, pausado, profundo y cálido. Hoy tenían todo el tiempo del mundo.

La agitación comenzó a indicarles que aquello se estaba transformando en una dulce tortura, ella rodeaba ahora su cuello son sus dos brazos y a él le parecía kilométrica la distancia que le obligaban a mantener la posición de los suyos, así que deslizó uno por debajo de su cuello, el otro por debajo de su breve cintura y comenzó a incorporarla junto con él, recargó su espalda en el sillón logrando acomodarla sobre su regazo para que ella le rodeara con sus piernas, sus brazos la envolvían por completo y ella hacía lo mismo transformando aquél beso en el más profundo y pausado que se hubieran permitido. Todo aquello estaba lejos del deseo puramente sexual, era entrega traducida en cuerpo con necesidad de piel. Sus labios transitaban de lo profundo a lo superficial, mordiendo y succionando levemente en un juego que sabía a interminable, escuchando el acelerado ritmo de sus pulsos y el aire que se entrecortaba. Había tan poco espacio entre ambos que ninguno tenía libertad de maniobrar sobre el otro, pero él hizo el intento y deslizó sus manos por su espalda hasta sentir la brevedad de su cintura, la que era capaz de abarcar casi en su totalidad.

Mulder quería recorrer con su tacto la blanca piel que cubría su orografía, conectando cada punto marcado por un lunar y creía saber de memoria la ubicación de cada uno de ellos. Lentamente liberó la blusa fajada en su falda y así pudo iniciar con sus manos el recorrido de vuelta pero ahora transitando por la piel que se erizaba al contacto. La blusa ajustada que ella vestía limitaban su capacidad de movimiento pero estaba determinado a no perder el contacto con su boca, así que decidió que recorrería lo que estuviera al alcance.

Ella por su parte tenía decidido lo mismo pero su convicción no le impedía comenzar a actuar, desenredó sus brazos para que sus manos recientemente liberadas iniciaran un recorrido exploratorio comenzando por su cabello y jugando un poco con él, luego para deslizarlas rozando los músculos tensos del cuello para detenerse un poco a jugar ahí. Mulder no era el único que mantenía fijaciones secretas y ella reguardaba recelosamente un par por lo menos, le enloquecía sentir todos los fuertes músculos de Mulder y no solamente los de sus brazos, espalada o piernas, también estaban los de su cuello, su pecho y abdomen. Otra de sus profundas fijaciones eran sus exaltadas venas, la de sus antebrazos y manos, pero sobre todo las de su cuello, había llegado a sentir impulsos vampíricos por ellas y tenerlas ahora bajo el tacto de la yema de sus dedos la enloquecía, pero dejó eso para después pues le parecía una labor más propia para su boca que para sus manos así que continuó el recorrido descendente hasta encontrarse con la frustrante barrera de tela de la playera de Mulder, lo que le arrancó un pequeño gemido de indignación. Él no supo el motivo que originó aquel sonido que hizo eco en su garganta y recorrió todas su terminales nerviosas, ella sintió en su centro el resultante físico en la anatomía de Mulder de su pequeño gesto gutural y sonrió sobre sus labios. La playera no sería obstáculo para que ella continuara con su labor, así que decidió saltar esa parte y dirigirse a la cintura y ahí meter sus manos por debajo de la frustrante tela para poder sentir la piel que enmarcaba los trabajados músculos del abdomen, sólo para enfrentar la disyuntiva de proseguir hacia arriba o en sentido contrario.

Tienes que cerar el círculo para encontrar la verdad #PGP2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora