Capítulo V

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Mientras se dirigían al auto y saltaban de nuevo la cerca, la joven figura que seguía observando en sus pantallas cavilaba las posibilidades. Todo aquello había sido más extraño para él de lo que había imaginado. Ese Dios en el que obviamente no creía tampoco, era mejor guionista de lo que él había pensado, tantos años de espera y preparación no le sirvieron de nada. Absolutamente nada de lo que imaginó sucedió de la forma en la que pensó, esto iba a ser mucho más difícil de lo esperado. En su momento soñó tantas veces en cómo haría para manipular los sentimientos y pensamientos de ese par. Creía conocerlos a la perfección, sabía cuáles eran sus pensamientos y creyó que ese era poder suficiente para controlarlos, lo que nunca imaginó fue que no sería suficiente para manejar y encausar el sentimiento humano y mucho menos los sentimientos de esos dos.

Se sentía frustrado, por decir lo menos. La rabia y la ira le invadían, no creyó ni por un instante que las cosas se le saldrían de control y que no pudiera manejarlas. Se preguntaba una y otra vez -¿Qué diablos sucede con esos dos... qué les pasa?- Daba vueltas como león enjaulado en el pequeño espacio. -¿Cómo diablos había hecho aquél hombre para controlarlos de esa manera?- Poco a poco se fue percatando de una verdad que él mismo se negaba a ver, le faltaba vida, le faltaba experiencia de vida. Podía conocer el pensamiento humano pero distaba mucho de conocer su naturaleza, desconocía por completo la naturaleza humana. Le habían negado la posibilidad de vivir, se había enfocado en sobrevivir y eso le había impedido tener una vida normal... una vida, la que fuera. En ese momento, con todo el odio acumulado en sus entrañas entendió la magnitud de lo que le habían arrebatado. Se sintió inútil, incapaz de continuar con su plan pues le pareció que no tenía la fuerza, la experiencia, el conocimiento necesario para hacerlo. Dudó de todas sus capacidades -Eres únicamente un maldito fenómeno de circo, no eres más que una rata de laboratorio...- se repetía incansablemente mientas daba palmadas sobre su frente.

Trató de tranquilizarse, sacó uno de los cigarrillos del bolsillo de su saco y lo encendió; no le gustaba, no lo disfrutaba, pero le daba una falsa sensación de calma. Ese era uno más de los daños que esos malditos le habían causado, ni siquiera fue capaz de decidir si quería comenzar a fumar o si le agradaba. Simplemente una prueba más que lo había hecho dependiente de la nicotina. En su momento pensó que le podría ser útil, no tenía muy claro el por qué pero sentir algún parecido con ese maldito fumador que había arruinado su vida, le causaba cierto placer morboso.

Bocanada tras bocanada fue retomando la compostura -¿Cómo pretendes dirigir una organización de esa envergadura si no eres capaz de superar el primer obstáculo?- Nuevamente aspiro profundamente el humo del cigarrillo. -No salió del todo mal Gibson, hay cosas que puedes rescatar de esto- Se repetía mientras veía consumirse el cigarro entre sus dedos.

Había dejado crecer lo suficiente su cabello para tapar las cicatrices en su cráneo, lo que se negó a hacer fue operar sus ojos y despojarse de los lentes pues representaban un ancla a su humanidad y a su pasado. Ya no le quedaba nada, sólo ese leve recordatorio de que alguna vez fue humano. Antes de ser una rata de laboratorio fue un humano que veía caricaturas en su casa. No entendió cuando escuchó en los pensamientos de los pseudo científicos que lo destazaban, que le consideraran más humano que cualquiera. -No saben lo que es ser humano... no saben lo que es la humanidad, yo no lo sé.-

Tenía claro que su objetivo era uno y que no descansaría hasta conseguirlo, debía encontrar la forma. Él ahora tendría que convertirse en el titiritero si quería dejar de ser el títere. No tenía escapatoria, lo había intentado todo y la claridad de saber que nunca lo lograría lo llevó a la siguiente conclusión. Tendría que ser él el que manejara la organización y brindarles una nueva rata de laboratorio. Para esto los necesitaba a ellos, nunca le había quedado del todo claro cómo había hecho ese par para ponerse siempre en esa posición estratégica en la que casi todo dependía de ellos. En ocasiones pensaba que habían sido lo suficientemente inteligentes para que todo sucediera de esa manera, pero después dudaba y concluía que quizás simplemente eran un par de idiotas guiados por un cúmulo de circunstancias aleatorias que los puso siempre en esa posición.

Tienes que cerar el círculo para encontrar la verdad #PGP2017Donde viven las historias. Descúbrelo ahora