Capítulo 1

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Sam se encontraba en el instituto caminando por el césped, se iría a sentar donde siempre lo hacía. En aquel árbol lejos de los demás. Pero muy cerca para contemplarlo.

Se sentó apoyándose sobre el tronco enorme, sacó un libro y comenzó a leer. Pero una risa sonora interrumpió su lectura. Y ahí estaba él, con su cabello oscuro y la linda costumbre de tirar la cabeza hacia atrás cada vez que reía. Sam no sólo se sentaba en ese árbol porque tenía una vista hermosa hacia el cielo.

Tenía una vista hermosa, sí. Pero no era aquél cielo.

Daimon no era el típico chico popular, Sam amaba eso. Amaba su sencillez. Él tenía amigos, sí. Como cualquier persona, menos Sam. Eso no significaba que Sam no quisiera tener amigos, sólo que muchos no se acercaban a hablarle, ella siempre se ocupaba de hacer algo. Leer y escuchar música.

Hace varios meses a Sam no le importaba del todo que Daimon se fijara en ella, se convenció a si misma que jamás la miraría de esa forma que ella quería. Pensaba que no era de las chicas que él le gustaba. Era imperfecta. Pero por primera vez en varios meses, Sam deseó que él la mirara con los ojos que ella lo miraba.


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